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Filo: |
Chordata |
Clase: |
Mammalia |
Orden |
Sirenia |
Familia: |
Trichechidae |
Status
UICN ver 3.1: |
Vulnerable |
Status
CITES: |
Apéndice
I |
Nombre científico:
Trichechus manatus latirostris, Trichechus
manatus manatus (Linnaeus, 1758)
Otros nombres vulgares:
Manatí de Florida, Manatí
de las Antillas
Descripción
general y características
Pueden llegar a medir
hasta más de tres metros y pueden
pesar una media de 500 a 600 kg. Las hembras
son más grandes que los machos. Sin
embargo, se han observado individuos que
miden hasta cuatro metros con un peso de
hasta 1.500 kilogramos.
Sus ojos son pequeños
y sus orejas carecen de pabellón
externo. Los huesos son extremadamente densos
y los huesos largos y costillas carecen
de cavidad para la médula. Su piel
esta finamente arrugada, con cinco centímetros
de espesor, cubierto generalmente por algas
y pequeños moluscos. La cabeza se
ensancha y se une sin cuello ni hombros.
Además su cuerpo
es fusiforme, de color gris a negro, con
una cola horizontalmente aplanada a modo
de pala y sin miembros posteriores. Los
miembros anteriores están modificados
en aletas en forma de remos y presentan
uñas a los extremos. Las aletas las
usan para nadar, coger alimento, o incluso
abrazar a otros manatíes. El hocico
es chato y los carnosos labios flexibles
están provistos de cerdas sensoriales.
Con respecto a su boca,
está adaptada para la vida herbívora.
No tienen dientes frontales, solo molares.
Además, como ocurre en otras especies,
al desgastarse un molar frontal se mueve
hacia delante, y una nueva pieza brota atrás.
Tienen un labio superior grande y partido.
Los lados derecho e izquierdo pueden moverse
de manera independiente para atrapar y mover
a la comida a su lugar. Detrás de
los labios hay unos parches llenos de bordes
que resquebrajan los alimentos en piezas
más pequeñas antes de que
los molares los muelan finalmente.
Con fuertes movimientos
hacia arriba y hacia abajo, utilizan la
cola para impulsarse por el agua. Generalmente
se mueven a unos 4,8 a 8 km/h, por lo que
ver nadar a los manatíes, es como
ver un ballet en cámara lenta, mientras
se retuercen y dan volteretas silenciosamente
en su hogar acuático.
Tienen una esperanza de
vida de unos 70 años.
Comportamiento
Los manatíes son
los únicos mamíferos marinos
exclusivamente herbívoros. Debido
a que las plantas tienen un bajo contenido
energético y a que estos son tan
grandes, los manatíes necesitan comer
nada menos que la décima parte de
su peso cada día para obtener la
energía necesaria. Es decir, necesitará
consumir unos 50 kg de plantas diariamente.
Por consiguiente su metabolismo es muy lento;
esto también repercute en que al
poder enfermar en zonas con temperaturas
bajas, donde les costaría mantener
la temperatura idónea, necesiten
vivir en aguas tropicales o subtropicales.
Consumen plantas y pastos sumergidos, flotantes
o emergentes de agua dulce, sin ser muy
selectivos al respecto. Aun así,
si puede ser, parece que prefieren consumir
la hierba de manatí (Syringodium
filiforme) y la hierba de tortuga (Thalassia
testudinum).
Al igual que el resto de mamíferos
marinos respiran aire fuera del agua, por
lo que suben a la superficie a tomar aire.
Cuando están descansando pueden subir
a tomar aire cada 20 minutos, mientras que
cuando están activos necesitan tomar
aire cada 3 o 5 minutos. Además,
necesitan renovar de manera muy eficaz el
aire de sus pulmones para tomar el máximo
de aire nuevo; así pues pueden llegar
a intercambiar el 90 % del aire de sus pulmones
cuando salen a respirar. Cuando se sumerge,
los dos orificios nasales, localizados un
poco más arriba de la boca, se cierran
herméticamente.
Entre ellos se comunican
mediante un coro de voces que suena como
rechinidos. Los sonidos que hacen pueden
se escuchados por el hombre.
Con respecto a sus hábitos,
son generalmente solitarios, aunque pueden
ser vistos en pares o en pequeños
grupos hasta de 13 individuos a la vez.
Estas agrupaciones sin embargo, la mayoría
de las veces son temporales. En algunas
zonas son más duraderas
Cuando una hembra puede
reproducirse se congregan varios machos
a su alrededor, formando una manada reproductora.
Tras la reproducción se volverán
a separar. Las madres y las crías
sí que mantienen contacto durante
un tiempo, comunicándose con sonidos.
Las crías se alimentan de la madre
durante casi un año, aunque permanecerán
juntos durante dos años. Las crías
de manatí al nacer pesan 30 kg y
ya miden 1,20 m.
Son lentos reproductivamente
hablando ya que alcanzan la madurez sexual
a los 10 años, y su periodo de gestación
dura un año, tras lo cual su cría
permanecerá junto a ella unos dos
años. Las hembras se reproducen cada
3 a 5 años.
Entre otras cosas, se
sabe que ayudan a mantener libre de vegetación
los canales de irrigación y de transporte,
por lo que es un añadido a la importancia
que pueda tener para el hombre esta especie.
Hábitat y distribución
geográfica
El manatí habita
en aguas tropicales y subtropicales. Se
distribuye por la Costa atlántica
y estuarios, desde el sureste de EE.UU.
y la costa este de América Central
hasta Brasil; Indias Occidentales (Bahamas,
Cuba, República Dominicana, Haití,
Jamaica, Puerto Rico, y anteriormente Islas
Vírgenes). Se le encuentra en aguas
poco profundas.
El manatí de las
indias occidentales a su vez se diferencia
en dos subespecies. El Estrecho de la Florida
por un lado y las temperaturas frías
del norte del Golfo de México por
el otro, se cree que han fomentado esta
diferenciación; se identifican con
base en las características osteológicas:
1. el manatí de
Florida (Trichechus manatus latirostris)
que habita en Florida y en el norte del
Golfo de México
2. el manatí de
las Antillas (Trichechus manatus manatus)
que se encuentra en las costas y los ríos
desde México hasta el noroeste de
Suramérica incluyendo el Gran Caribe.
Es la que se encuentra también en
Puerto Rico.
Como hábitat usan
ríos, estuarios y áreas costeras
movilizándose libremente entre áreas
de agua dulce, salobre y salada; sin embargo,
parecen requerir el acceso a agua dulce.
Necesitan además
que estas zonas cuenten con abundante vegetación
acuática para alimentarse, proximidad
a hondos canales para movilizarse y refugios
tranquilos para su protección.
En Suriname, los manatíes
habitan en pantanos semisumergidos y las
regiones de la sabana.
En Venezuela y Colombia
los hábitats disponibles aumentan
significativamente durante la época
lluviosa, permitiendo acceso a los tributarios
y lagunas. Durante la sequía, los
manatíes pueden ser atrapados en
cuerpos de aguas profundas. En Venezuela
los manatíes comparten hábitats
con las nutrias gigantes de río (Pteronura
brasiliensis) y nutrias de río (Lutra
longicaudis), los delfines de ríos
(Inia geoffrensis) y el caimán (Cayman
crocodilus) entre otros.
En México comparten
hábitats con las tortugas verdes
(Chelonia mydas), cocodrilos (Crocodilus
acutus), delfines (Tursiops truncatus) y
tiburones (Gicglymostoma cirratum). Las
rémoras (Eheneis neucrotoides), se
encuentran comúnmente adheridas a
los cuerpos de los manatíes.
En Panamá están
restringidos a dos áreas principales:
La Provincia de Bocas del Toro (específicamente
las áreas de Changuinola y Chiriquí
Grande), y en el sistema del Canal de Panamá,
(incluyendo el Lago Gatún y los ríos
asociados). Además en ocasiones se
les ve en Veraguas y Colón, en río
San San y más específicamente
en la laguna La Olla. La alta proporción
de crías observadas (15.7%), la gran
mayoría en el río San San,
indica que la reproducción está
tomando lugar en el área (Mou Sue
et al. 1990).
A su vez en el área de Changuinola,
los manatíes se encuentran en tres
sitios principalmente: (a) río San
San, especialmente en su tramo inferior,
lejos de las poblaciones humanas y del tráfico
de embarcaciones; (b) las lagunas de Changuinola;
(c) la ensenada de Soropta, con praderas
marinas y protección de arrecifes
de corales.
En el área del
Lago Gatún y del Canal de Panamá,
se encuentran pequeños números
de manatíes, a raíz, al menos
en parte, de un proyecto de reubicación
en los primeros años de la década
de los 60 (MacLaren 1967).
Los manatíes en
Puerto Rico habitan cerca de la costa y
en áreas estuarias. Los conteos más
altos ocurren al este y al sur de las costas
de la isla. Estas áreas contienen
extensas praderas de hierbas marinas, aguas
relativamente calmadas y fuentes de agua
fresca provenientes principalmente de ríos.
Las praderas de Thallassia testudinum han
sido identificadas como la principal fuente
de alimento de estos mamíferos en
Puerto Rico.
Causas de disminución
Estos animales, con población
muy reducida actualmente y con hábitats
muy específicos, en Panamá
y en otros lugares donde habita se le relaciona
con los animales denominados "comida
de monte", ya que han sido utilizados
por las personas para alimentarse a pesar
de los problemas de reproducción
que tienen.
Actualmente hay otros
problemas también como son el intenso
desarrollo en las zonas costeras o los vehículos
acuáticos. El que los manatíes
no naden muy rápido debido a su peso
y tamaño los hace vulnerables ante
la dificultad de esquivar con rapidez una
embarcación a gran velocidad, por
lo que son atropellados, ya que las personas
tampoco alcanzan a verlos a tiempo en muchas
ocasiones.
La destrucción
de hábitats representa otro problema.
Las plantas marinas en los estuarios y otras
zonas se ven afectadas por la contaminación
proveniente de las escorrentías desde
tierras altas. Además, todo objeto
o edificación sobre el agua que cree
sombra e interfiera con la captación
de luz solar necesaria para el proceso de
fotosíntesis de las plantas marinas
también afectan estos ecosistemas.
Las redes de pesca también
ocasionan la muerte del manatí, pues
algunos pescadores continúan atrapándolo
para consumir o vender su carne ilegalmente.
En otras ocasiones las redes lo mantienen
atrapado bajo el agua y muere ahogado.
En Colombia el factor
principal de amenaza es la cacería
ilegal, ya que la especie ha sido sometida
a una intensa cacería desde hace
varios siglos y, a pesar de la protección
legal, la mortalidad por esta presión
sigue siendo preocupante. En los ríos
Sinú, Magdalena y San Jorge, los
manatíes representan una de las especies
de fauna silvestre cuya caza ocasional tiene
frecuencia (Millán 1996). Son perseguidos
por pescadores especialistas.
Además se puede
dar el caso, como ocurre en Bolívar
y en las ciénagas de Santander, de
que los animales queden atrapados en ciénagas
que se secan con fines de riego. En regiones
de la Orinoquia se presentan casos de mortalidad
en mallas, especialmente de crías
y juveniles (Castelblanco et al. 2001).
Medidas de conservación
Estos animales no tienen
muchos depredadores en su hábitat
natural debido a su gran tamaño.
Aun así, son de los mamíferos
marinos más amenazados. Esto además
significa que las personas constituyen la
mayor amenaza para estos animales. Los manatíes
son animales lentos y no agresivos, lo cual
los hace presa fácil de los cazadores.
Además son tentadores ya que sus
cuerpos proporcionan gran cantidad de carne,
de manera que un solo animal puede alimentar
a una familia por largo tiempo.
Debido a que están
amenazados, es necesario aumentar su número
en libertad y proteger sus hábitats.
Un problema añadido
intrínseco de la especie es que se
reproducen lentamente como ya se ha mencionado.
Esto supone que el número de muertes
naturales y ocasionadas por el hombre es
mayor que el número de nacimientos.
Los manatíes figuran
en el Apéndice I del CITES y en consecuencia,
el comercio de cualquier producto derivado
del manatí está prohibido.
Además el Anexo
II del Protocolo de SPAW, incluye todas
las especies Sirenia como requiriendo protección
total bajo el artículo 11, el cual
prohíbe capturar, poseer, matar y
comercializar las especies, partes o productos
de las mismas.
Además otros convenios
internacionales pertinentes sirven para
proteger los manatíes y sus hábitats.
Por ejemplo, la Convención Ramsar
para la conservación de los humedales,
que entró en vigencia en 1975, promueve
la designación y gestión de
los humedales nacionales como importantes
hábitats para las especies, en particular
para las aves acuáticas. Once Estados
del Gran Caribe son Partes de la Convención
Ramsar. El Convenio recientemente adoptado,
sobre la Diversidad Biológica tiene
como sus objetivos la conservación
de la biodiversidad y el uso sustentable
de sus componentes. El Convenio entró
en vigencia en 1993 y ha sido suscrito por
veinticinco Estados del Gran Caribe y diez
de los Estados donde existe el manatí
han ratificado.
En Panamá, La ley
Decreto no. 23 de 1967 para la vida silvestre,
extiende protección a los manatíes
y prohibe su caza, y la de otras especies;
resolución no. -DIR-002-80 de 1980
del Ministerio de Desarrollo Agropecuario
(Dirección Nacional de Recursos Naturales
Renovables RENARE) que declara el manatí
como especie en peligro de extinción.
Sin embargo esta legislación no es
efectiva y necesita revisión. La
pesca con redes agalleras, está prohibida
en los ríos.
Al sur de Puerto Rico,
en Bahía de Jobos, hay una significativa
población de manatíes. Esta
zona se encuentra en gran parte en la Reserva
Nacional de Investigación Estuarina
de Bahía de Jobos. Aquí además
existe un Plan de Manejo de la Reserva de
Bahía de Jobos que limita la velocidad,
el paso de motoras acuáticas conocidas
como ´jet skies´ y la utilización
de redes de pesca.
En Colombia esta especie
se encuentra protegida por la Resolución
574 de 1969 (INDERENA) que establece una
veda completa de caza. Algunas corporaciones
autónomas regionales, entre las que
se destacan la CVS (Corporación Autónoma
de los Valles del Sinú y San Jorge),
la CRA (Corporación Autónoma
Regional de Centro de Antioquia), han realizado
esfuerzos en conjunto con el Ministerio
del Medio Ambiente Vivienda y Desarrollo
Territorial y grupos regionales para manejar
alrededor de 29 animales que se encuentran
cautivos (Millán 1999).
Estas y otras corporaciones o entidades
regionales como Cormagdalena, Cardique (Corporación
Autónoma Regional del Canal del Dique),
la CAS (Corporación Autónoma
Regional de Santander), la Fundación
Amigos del Manatí y la Fundación
Omacha han realizado campañas educativas
para estimular la conservación de
la especie. En la Ciénaga de Paredes
(Magdalena), se ha venido desarrollando
en conjunto con las comunidades en proceso
de control de cacería y monitoreo
de la población. Actualmente, el
Ministerio del Medio Ambiente y la Fundación
Omacha están desarrollando un Plan
de Acción para la conservación
de los manatíes en Colombia, con
el apoyo de las corporaciones autónomas
que tienen esta especie en su área
de jurisdicción (Trujillo et al.
2006).
En Costa Rica está
protegida y regulada por la Ley de Conservación
de la Vida Silvestre No. 7317, la Ley Orgánica
del Ambiente No. 7554 y el decreto No. 26435-MINAE.
En Cuba los trabajos de
conservación llevados a cabo por
las instituciones cubanas hacen que este
corpulento mamífero haya recuperado
sus poblaciones en algunos cayos al norte
de Pinar del Río, y en la Ciénaga
de Zapata.
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