Con
los pies aferrados al piso,
todo lo que pasa en el aire
parece ajeno. La ciudad es un
enorme tapiz de asfalto y cemento,
pero la naturaleza resiste de
todos modos, se eleva a través
de los árboles y, cuando
llega a lo alto, encuentra el
espacio de los pájaros.
Sí, ellos están
en el aire y el aire está
en la ciudad. Es un enigma su
suspensión, el vuelo,
y verlos avanzar con sus alas
es siempre un asombro.
Al fin, también
comparten el lugar. Pero poco
sabemos de ellos, y conocerlos
es una manera más intensa
de disfrutar del esplendor natural.
Sólo
se trata de mirar. Abrir bien
los ojos, apuntarlos hacia un
manojo de plumas y detenerse
allí hasta reconocerlos.
Curiosidad y paciencia son las
condiciones que se necesitan
para avistar pájaros.
Para empezar,
tal vez basta con levantar la
vista. En la plaza Colón
se puede tropezar con halcones
peregrinos; en el zoológico
hay una especie de martín
pescador chico que no se encuentra
en otro lado; en el centro se
pueden ver jotes cabeza negra.Y
en la costa del Suquía.
Pero esto
es Córdoba, y ya en las
orillas de la ciudad la naturaleza
se expresa con soltura. Y cada
vez que las sombras se dispersan
con la luz del amanecer y vuelven
a reagruparse al caer la tarde,
estallan miles y miles de trinos.
En algunos lugares de la provincia,
donde los pájaros son
casi los amos del paisaje (como
en la laguna Mar Chiquita),
el canto se hace sentir en la
respiración y se vuelve
estandarte de la plenitud.
Mirar a los
pájaros anidar es descubrir
la esencia del cobijo. En silencio
y con constancia, asistir día
a día a la construcción
del nido, luego cuando llegan
los huevos y finalmente cuando
nacen los pichones es toda una
experiencia conmovedora.
Mirar a los
pájaros vivir es reafirmar
la diversidad. Sus colores,
sus maneras de volar y de moverse,
sus costumbres al momento de
anidar o de comer, sus tamaños
muestran todo un universo de
formas y modos.
Mirar a los
pájaros volar es celebrar
la libertad. Acaso no hay metáfora
más profunda, intensa
y certera que esa que los pájaros
trazan con su vuelo. Y está
dedicada a los hombres, para
que nunca olviden el sueño
de ser libres.
Hornero (Furnarius
rufus). Lo encontramos en toda
la provincia, a excepción
de la zona alta de las Sierras
Grandes. Habita en bosques,
praderas y ciudades. Mide unos
18 centímetros de largo.
Tiene la espalda parda, el vientre
grisáceo y la garganta
blanca. En 1927, fue declarado
pájaro nacional y en
el acervo popular está
íntimamente ligado a
la laboriosidad y el esfuerzo.
Carpintero
Campestre (Colaptes campestris).
Se lo encuentra en toda la provincia,
incluso en zonas urbanas. Mide
unos 28 centímetros de
largo y se lo reconoce por su
cara y pecho de color amarillo.
Utiliza los postes de luz para
excavar sus nidos, extendiendo
de esta manera su hábitat
a lugares sin árboles.
Esta escena es típica
de la primavera, porque se trata
de un cortejo entre macho y
hembra.
Chingolo (Zonotrichia
capensis). Se lo encuentra en
toda la provincia, incluyendo
las Altas Cumbres. Habita todos
los ambientes de la Argentina,
desde selvas y bosques, hielos
australes y salinas, hasta áreas
urbanas. Es uno de los pájaros
más conocidos del país.
Pirincho,
comúnmente conocida como
Urraca (Guira guira). Excepto
en las grandes alturas de las
sierras, es posible observarlo
en toda la provincia. Habita
en bosques, arboledas cultivadas
y áreas urbanas. Tiene
unos 36 cm de largo, espalda
estriada de negro con pintas
blancas, cola larga y copete
despeinado.
Chimango (Milvago
chimango). Habita en bosques,
pastizales, ambientes acuáticos
y áreas urbanas de toda
la provincia. Mide unos 37 cm
de largo, es pardo, más
claro en el abdomen y tiene
manchas blancas en las alas.
Es muy común verlo a
la vera de las rutas, porque
allí se alimenta de los
animales atropellados.
Curucucha
(Troglodytes aedon). Se la encuentra
en todos los terrenos, incluyendo
las altas cumbres. Habita en
selvas, bosques, pastizales
y áreas urbanas. Tiene
unos 10 cm. de largo y es de
color pardo acanelado, más
oscuro en la espalda. Es muy
conocida por su presencia en
patios y jardines buscando arañas
e insectos para alimentarse.
Nidifica en cualquier sitio,
incluso en espacios provistos
por el hombre, como en este
caso.
Fuente: La Voz
del Interior
|