Hace casi
250 años Rousseau dio
a entender que cuando la humanidad
se alejó de su hábitat
natural, se convirtió
en un producto social. Marx
y Engels estudiaron el surgimiento
y evolución de las primitivas
sociedades como un proceso,
partiendo de la necesidad de
protegerse y sobrevivir. A la
vez el humano produce cultura
y es producido por ella como
ser social. Mas allá
de la discusión filosófica;
que si el humano es naturaleza,
todo lo proveniente de él
también lo es, convengamos
que este salto, gradual y no
lineal, ha motivado una nueva
adaptación al medio con
consecuencias dispares.
Algunos lo
considerarán avances
cualitativos, otros evolución
selectiva, y habrá -
de hecho lo hay - quienes cataloguen
a esta circunstancia, como un
avance contradictorio en sí
mismo. Sigmund Freud, en "El
malestar en la Cultura"
(1), analiza la contradicción
irresoluble entre la necesidad
de satisfacer los instintos
y la necesidad de la alianza
fraterna, necesidad de unirse
para la supervivencia del grupo
humano. De la mente humana,
su interrelación dialéctica
con el medio producto de una
construcción social,
surgieron los más increíbles
descubrimientos científicos
y desarrollos tecnológicos,
pero al mismo tiempo, la humanidad,
como especie única, no
pudo detener hasta hoy el ascenso
hacia la cúspide de su
propia autodestrucción.
Pero para
poder analizar esta situación,
debemos contextualizarla dentro
de un marco teórico y
haciendo pequeños recortes
de los procesos históricos.
Basados en esto y admitiendo
la teoría evolutiva,
los criterios de selección
se han visto atravesados por
la influencia de los procesos
sociales. La misma selección
natural, los ciclos vitales,
la concepción de tiempo
y espacio, vienen soportando
la presión directa e
indirecta de la actividad humana,
alterando la estructura biofísica
que la naturaleza ha ido adaptando
a lo largo del tiempo. Y no
tenemos temor en afirmar que
la selección artificial,
patrimonio exclusivo de la conducta
humana en el planeta, viene
teniendo mayor gravitación
que la selección natural.
En los últimos
200 años, con la aparición
del capitalismo, el criterio
de selectividad, ubicó
a los dueños de los medios
de producción, en la
cúspide de la escala
depredadora, a la que denominaremos
supra-especie, que no solo se
nutre de sus dominados: esto
es, las tres cuartas partes
de la población mundial,
sino decide por su propia lógica
de existencia, quienes sobreviven
y quienes no. Cuando hacemos
mención al término
depredador lo asociamos ex profeso
a una conducta perjudicial y
destructiva, a diferencia del
término predador, que
lo ubicamos dentro de la relación
evolutiva natural de algunas
especies con las que son predadas.
Por ello,
hablar de ecología obviando
este contexto, es divorciarse
del análisis dialéctico
de la realidad y llevar este
término al terreno de
la ideología dominante.
Nosotros sumamos la variable
social a la palabra ecología
y la profundizamos aún
más, para concluir que
toda ecología es social,
esto es: el análisis
dialéctico de los sistemas
políticos, culturales,
económicos y religiosos
que afectan al planeta, puesto
que la ciencia, aún cuando
se pretenda tendenciosamente
imprimirle un criterio de neutralidad,
está en manos de quienes
ostentan el poder, y esa administración,
obedece al criterio de selectividad
de la supra especie. La ciencia
y la tecnología en el
sistema capitalista están
al servicio de la acumulación
de capital y la máxima
ganancia. En un sistema no capitalista,
ambas podrían liberarse
de esta atadura y desarrollar
su potencial para beneficio
de la humanidad, proteger la
especie y su hábitat,
producir al menor costo en términos
de daño a los ecosistemas
y empezar a superar la brecha
entre lo natural y lo social.
En la naturaleza
las cosas sencillamente son.
No están atravesadas
por criterios ni juicios de
valor ni de moral, elementos
construidos socialmente como
herramienta de sometimiento
y dominación de la supra-especie
hacia sus congéneres.
Esto es fácilmente demostrable,
pues siguiendo la teoría
evolucionista y aceptando que
la tierra tiene una edad aproximada
de 4.500 millones de años,
la naturaleza ha construido
sus propios ciclos sin la presencia
humana que surge recién
en los últimos dos millones
de años. En la naturaleza
todavía no se ha podido
comprobar que los elefantes
hagan meditación trascendental
o que los monos asistan a misa
los domingos. En igual sentido,
la calificación monárquica
del rey león, es otra
maniobra de la clase dominante
para profundizar el pensamiento
mágico y dar como natural,
la necesidad de un sistema jerárquico
o de clases, donde se justifica
así la presencia mesiánica
de conductores y salvadores
para la manada humana. La obra
de Walt Disney, en este sentido,
ha operado eficazmente a través
de su obra en el pensamiento
de los niños.
En la naturaleza
no hay jerarquías sino
necesidades que tienen que ver
con lo instintivo y la perpetuación
de las especies. No es sino
a través del naturalismo
dialéctico el modo de
interpretarla. La vida transita
por las delicadas hebras de
una red, muchas veces invisible
y sujeta a vínculos tan
frágiles imposibles de
analizar bajo las variables
del tiempo humano. Expresiones
como abeja "reina",
cobran una fuerte carga ideológica,
dando así por sentada
la división de clases
dentro de la propia especie.
En realidad, la organización
interna, distribución
de tareas, etc. queda a cargo
de las abejas "obreras",
como en una verdadera democracia,
a través de la comunicación
por olores, siendo la única
función de la reina y
el zángano la reproducción.
Esta situación llevada
al plano humano, y afianzada
a través de generaciones
por los sistemas educativos
capitalistas, haría aparecer
como natural esta división,
cuando en realidad, las clases
sociales, la división
del trabajo, las fuerzas morales,
la tradición y el pensamiento
mágico reciclado en religiosidad,
son una construcción
social que culminan con el control
ideológico de la población,
violando aspectos fundamentales
de los derechos humanos y promoviendo
la explotación del hombre
por el hombre, negando en consecuencia
su a derecho la libertad.
El concepto
de especie superior, líder,
jefe, el más apto, son
valoraciones humanas y giros
idiomáticos que no se
pueden aplicar al funcionamiento
de la naturaleza. El uso del
lenguaje utilizado por la clase
dominante es una herramienta
que no podemos soslayar. La
supervivencia de las especies
depende del hábitat donde
se desarrollan y de la memoria
genética. Suponiendo
una lógica de razonamiento,
si es que la hay, a la naturaleza
solo le importa mantener las
especies y no un ejemplar. Por
consiguiente, la conformación
fisiológica de plantas
y animales están en permanente
peritaje, pues de esta relación
dialéctica, surgirán
aquellos ejemplares que se consolidarán
mediante la reproducción,
o morirán para que otros
vivan.
Avalando la
hipótesis Gaia (2), la
tierra es una unidad viviente
en si misma donde se dan complejas
interacciones que la sostienen.
La unicidad de cada especie
inmersa en la gran sopa de la
diversidad, permite el flujo
y reflujo de la energía
constante. No es casual, y fundamentalmente
en occidente, que la concepción
judeo-cristiana antropocéntrica,
eleve a los humanos al rango
de especie superior, mirando
a la naturaleza como depósito
de recursos a ser utilizados,
en lugar de un eslabón
en la cadena de la vida.
Y esto no
es azaroso. Nada dentro de las
sociedades es casualidad. Siempre
son procesos de acción
y reacción, de lucha
permanente que determina a la
postre, dos únicos bandos:
los dominados y los dominadores.
En oriente la casta religiosa
que instrumentó el sometimiento
de las masas con la ilusión
de un permanente reciclaje llamado
reencarnación. En Occidente
como bien dio a entender alguna
vez León Rozistchner,
la iglesia católica ha
contribuido en regar y abonar
el terreno donde el capitalismo
sienta sus bases. Y es tan así,
que no hay otra manera de explicar
el proceso de expoliación
y acumulación para la
obtención de la máxima
ganancia. Por ello, la cruz
y la espada son elementos indispensables
en el proceso de dominación.
El paraíso terrenal para
los ricos y el celestial para
los pobres.
La contaminación
: ¿Es política
o ambiental?
En 1972 se
realizó en Estocolmo,
la primera Reunión Mundial
sobre medio ambiente, la Conferencia
sobre Medio Humano. Allí
ya se advirtió que aún
deteniendo las emisiones de
monóxido de carbono por
completo, el efecto no podría
ser detenido en los próximos
100 años. La Organización
Panamericana de Salud en 1989,
con motivo del resurgimiento
del cólera en Perú,
diagnostico que el 90 % de las
enfermedades en América
Latina son producidas por la
pobreza, el hambre y la contaminación
ambiental. En junio de 1992
se llevó a cabo la Cumbre
de la Tierra, Eco Río
en Brasil. Asistieron representantes
oficiales de 179 países
así como de organizaciones
no gubernamentales y los resultados
se dieron a conocer en todo
el mundo por medio de la prensa.
"Ochocientos
millones de hambrientos, 1 200
millones de personas en pobreza
extrema, 854 millones de adultos
analfabetos y 2.400 millones
de personas sin saneamiento
básico, son una prueba.
Cuarenta millones de enfermos
o contagiados por el virus del
SIDA, dos millones de muertos
por tuberculosis y un millón
por malaria cada año,
son otra prueba. Once millones
de niños menores de 5
años morirán este
año por causas evitables,
lo que además de una
prueba adicional, es un crimen";
expresó el 3 de septiembre
de este año, el Ministro
de Relaciones Exteriores de
Cuba en la cumbre mundial sobre
desarrollo sostenible de Sudáfrica.
Ahora bien.
¿Quiénes contaminan?
¿De donde provienen las
mayores emisiones que lejos
de disminuir, han aumentado
un 9 por ciento, y en el país
más contaminador un 18
por ciento? ¿La ecología
se remitirá solamente
a analizar la interrelación
de las especies con su hábitat?
¿Qué espacio podremos
investigar si lo que está
en juego aquí es la totalidad
de la vida en el planeta? ¿La
pobreza genera contaminación
o los pobres son forzados a
contaminar?
Los propietarios
de los medios de producción
determinan, no sólo,
la distribución de la
riqueza, sino los sistemas políticos
que regulan, bajo la fachada
de la legalidad emanada del
Estado, la ideología
del capital. El concepto de
la propiedad privada no existe
en la naturaleza. Es una construcción
social que se inició
con la aparición del
Estado, la conformación
de una estructura familiar patriarcal
y el prisionero de guerra convertido
en esclavo. La historia que
viene ya la conocemos. O acaso
la frase de Rousseau de 1754
no sigue teniendo vigencia,
cuando señaló..
"El primero al que tras
haber cercado un terreno se
le ocurrió decir, esto
es mío y encontró
personas lo bastante simples
para creerle, fue el verdadero
fundador de la sociedad civil.
¡¡¡Cuántos
crímenes, guerras, asesinatos,
miserias, y horrores no habría
ahorrado al género humano
quien, arrancando las estacas
o rellenando la zanja, hubiera
gritado a sus semejantes: Guardaos
de escuchar a este impostor,
estáis perdidos si olvidáis
que los frutos son de todos
y que la tierra no es de nadie!!!
Algunos podrán
decir que los pueblos originarios
eran más ecológicos,
como los Incas, con cultivos
en terrazas o que en la antigüedad
la contaminación no era
tan grave como en los últimos
doscientos años. Pero
esta es una visión histórica
muy subjetiva. La misma que
el ambientalismo aborda sin
cuestionar en nada la grieta
profunda entre naturaleza y
sociedad; una postura emanada
de la jerarquía dominante,
sentenciando la naturaleza a
un rol pasivo y al humano -
mediante una especie de ingeniería
- sacando, insertando, reemplazando
y hasta alterando los ciclos
naturales; todo esto, amparado
en la frase que a tantos les
gusta utilizar como clisé:
desarrollo sustentable.
En realidad
no sería correcto aplicar
el término contaminación
en los albores de la humanidad,
cuando ésta vivía
de frente y no de espaldas a
la naturaleza. Los pueblos nómades
tiraban los desechos a lo largo
de su recorrido, pero al igual
que las manadas migrantes, no
podemos decir que sus heces
contaminaran el suelo. Por otra
parte, estas comunidades, aprovechaban
integralmente la naturaleza.
Todavía no se había
inventado la sentencia bíblica:
"Sed fecundos y multiplicaos
y henchid la tierra y sometedla;
mandad en los peces del mar
y en las aves de los cielos
y en todo animal que serpea
sobre la tierra." (Génesis
1.26). Su pensamiento mágico,
se circunscribía básicamente
a los fenómenos atmosféricos
y a la misma tierra que les
ofrecía sus frutos. Freud
analiza con detenimiento esta
situación en su libro
Tótem y Tabú.
(3)
Es con el
desarrollo del valor de cambio
en detrimento del valor de uso,
cuando un nuevo modo de producción
y acumulación, que tratando
a la naturaleza como renta y
no como un bien, comenzará
a generar productos y residuos
no degradables. Situación
agravada con el surgimiento
de la actividad hidrocarburífera,
hoy por hoy, la principal fuente
de emisión contaminante.
Baste recordar que las descargas
de dióxido de carbono
están influyendo categóricamente
en el calentamiento global del
planeta. Los ambientalistas
se preocupan solo por los vertidos
tóxicos de una fábrica
y son funcionales a los economicistas
de la supra-especie. Estos,
aparecen por los medios de difusión,
afirmando que, por ejemplo,
el PBI (Producto Bruto Interno),
creció una determinada
cantidad de puntos, dando a
entender que ese incremento
significa un salto cualitativo
para el conjunto de la población.
Que aumente los niveles de productividad
en un país, no determina
la equitativa distribución
de la riqueza.
El negocio
de la contaminación
Denunciar
únicamente el vertido
de desechos, es no querer ir
a la raíz del problema,
es una pantalla del real conflicto
en el proceso industrial-contaminador.
Para la Ecología Social,
el análisis transita
por otro andarivel, porque no
es lo mismo desarrollo que calidad
de vida. Los aspectos sociales,
económicos, laborales,
salud, educación, son
las variables para determinar
un correcto estudio de impacto
ambiental y determinar, lo más
aproximadamente posible, por
donde pasa el verdadero progreso.
¿De
quién es la fábrica?
¿Cuánto ganan
los obreros? ¿En qué
condiciones laborales y de salubridad
están trabajando? ¿Qué
tipo de industria y tecnología
es? ¿Obsoleta o de punta?
¿Qué marco de
protección legal la ampara?
¿Qué políticos
están en el medio? ¿Qué
beneficios otorga a la comunidad?
El dinero, ¿se reinvierte
al círculo productivo
o sale fuera del municipio,
la provincia o el país?
¿Bajo qué normas
de calidad se han producido
los artículos, suponiendo
que sea dentro del rubro alimenticio?
¿Las del Ministerio de
Salud como en la Argentina,
que autoriza una lista de aditivos
prohibidos en muchos países
por su acción cancerígena,
mutagénica o teratogénica?
¿Es alimento adulterado
como en el caso del polvo de
ladrillo que lo usan como colorante
en lugar de pimentón?
¿Se le agrega bentonita
(mineral utilizado para sellar
las perforaciones petroleras),
para que se infle como algunos
alimentos balanceados para perros
y gatos? Y si de bebidas analcohólicas
hablamos, (mal llamadas jugos),
donde el 95 % del producido
en el país se endulza
con ciclamato y sacarina para
abaratar costos reemplazando
al azúcar, es decir:
producto dietético que
ingieren los niños. ¿Se
preguntaron cómo actúan
estos químicos en un
cuerpo en formación?
¿Cómo se transportan
los productos? ¿Cuánto
se pierde en el proceso de almacenamiento,
traslado y distribución
de los alimentos? ¿Quién
controla los transportes y sus
emisiones de monóxido?
Habría
mucho más para agregar
a esta lista de preguntas. Obviamente
que es ideológico y más
cómodo, "escandalizarse"
por los desechos tóxicos
de una fábrica. Pero
el círculo de la contaminación
es infinitamente más
amplio, donde las responsabilidades
y complicidades políticas-empresariales
se amalgaman. Por esta razón
observamos con espíritu
crítico, y mantenemos
distancia, con los aspectos
cosmetológicos de personas
o grupos dentro y fuera de la
Argentina, acomodados cada uno
en su pequeño espacio
de poder, haciendo creer que
se están ocupando por
un ambiente sano, cuando en
realidad, lo estructural no
se quiere modificar. Y para
esto, la confrontación
dialéctica con esa postura
es un sencillo ejemplo por todos
conocido: la matanza de focas
bebés. En tanto haya
una persona que quiera utilizar
un tapado de piel, habrá
una organización cazadora
dispuesto a suministrarlo.
A partir de
los años 60, comenzó
lo que se denominó la
Revolución Verde. Esto
es: la aplicación de
productos químicos intensivos,
en aras de lograr nuevas superficies
productivas y una profundización
de las áreas ya existentes
para aumentar esa fecundidad.
Uno de los cuatro más
importantes negocios a nivel
mundial, junto con la venta
de armas, el narcotráfico
y los medicamentos, lo configuran
los agroquímicos que
en su gran mayoría pertenecen
a los grupos multinacionales.
La Academia Nacional de Ciencias
de los Estados Unidos, tras
un análisis pormenorizado,
determinó que en la década
de los años 30, habían
en el planeta, unas siete especies
de insectos resistentes a estos
químicos (biocidas).
En los 80, la misma institución
observó que esa resistencia
había trepado a casi
450 especies. En suma, los biocidas
habían logrado el efecto
contrario: inmunizar a los insectos
provocando mutaciones que dieron
como resultado, nuevas generaciones
de insectos altamente resistentes
a estos productos.
Pero el dilema
va mucho más allá
y a su vez se transforma en
tragedia, puesto que los agroquímicos,
no solo han alterado los ecosistemas
eliminando especies predadoras
benéficas, sino que el
residuo resultante, es responsable
de la aparición de enfermedades
muy graves, como el cáncer,esterilidad,
depresión profunda y
deformaciones genéticas.
Y a esto, debemos sumarle el
efecto residual en el suelo,
el aire y el agua, como en los
mismos productos alimenticios
que consumimos. En síntesis.
Es prácticamente imposible
evitar de una u otra manera
la contaminación química,
pues si no estamos expuestos
directamente, ingerimos productos
que los contienen.
El cuerpo
humano "tolera" una
Ingesta Diaria Admisible (IDA).
Son parámetros internacionales
establecidos por la misma O.M.S.
Estas normas son aplicadas fundamentalmente
a los productos químicos
que se agregan a los alimentos
con el fin de preservarlos,
darles sabor, color, etc. Lo
que la O.M.S no ha estudiado
o no quiere analizar; ¿cual
es el efecto provocado por la
acumulación de distintos
agentes químicos que
un organismo ingiere a diario?.
La mayoría de estos productos
están prohibidos, discontinuados
o severamente restringidos en
los mismos países de
origen. En los últimos
años, la presión
de los organismos de defensa
de los consumidores ha logrado
esta situación, razón
por la cual, las multinacionales,
no solo no fabrican en sus propios
territorios estos químicos,
sino que utilizan a los países
dominados para su fabricación
, distribución y aplicación.
Lo paradójico se da cuando
los alimentos pretenden ingresar
al mercado mundial; son rechazados
bajo la consigna "residuo
cero", en los mismos estados
que los promueven.
Es que el
tema ambiental, es un buen negocio
para muchos. Así como
los presos son necesarios para
dar sentido a jueces, abogados,
policías, servicio penitenciario.
Los residuos, el reciclado,
estudios de impacto, las consultoras,
dejan pingues utilidades a sus
actores. La Ecología
Social no ingresa al negocio
de la conservación del
planeta.
Una economía
ecológica
La Argentina
tiene 37 millones de habitantes.
Una superficie de tierra donde
una sola provincia albergaría
a Italia. Suelo -en líneas
generales- no demasiado contaminado.
Mucha agua y energía.
Riquezas naturales renovables
y no renovables para envidia
del mundo. Que 15 millones estén
en la línea de pobreza,
que haya entre un 18 y 40 %
de desocupación y subocupación,
que 55 niños se mueran
diariamente por enfermedades
producidas por la pobreza, que
los viejos tengan una doble
muerte: la cronológica
y la social, que los jóvenes
incurran en la droga y el alcohol
por desesperanza y falta de
amor. Que miles de mujeres mueran
por abortos clandestinos y que
la deserción escolar
llegue al 50 %. ¿No les
parece que son cosas muy pesadas
para dejar de lado cuando algunos
se autotitulen ecológicos
porque despetrolaron un ave,
o plantaron un cartel denunciando
que tal empresa contamina? ¿Es
factible salvar las ballenas
colocando solamente una calcomanía
en los autos o aportando una
cuota a una institución
ambientalista?
Defino Ecología
Social, a una postura ética,
estética, filosófica,
política e ideológica
de contemplar y obrar en el
mundo con una dialéctica
holista. El ambientalismo critica
la contaminación ambiental,
la tala de los bosques, la matanza
de animales, etc., pero solo
se remite a fragmentar la realidad,
los efectos y no las causas
problemáticas. La ecología
biológica analiza únicamente
la interacción en los
ecosistemas. La Ecología
Social, da una vuelta más
de tuerca. Se introduce en los
sistemas sociales que imperan
en el planeta, y además
de analizar los componentes
ideológicos que lo regulan,
formula propuestas concretas
de cambio, donde la visión
parcial del mundo es desechada,
partiendo de la premisa que
la vida en el planeta, no es
una cuestión de jerarquías,
sino de redes, donde un eslabón
dañado, afecta a la globalidad.
En tal sentido
no dudamos en afirmar que hablar
de ecología a secas,
sin la variable social, es el
lenguaje de quienes viven de
su renta . De tal modo, es tendencioso
y falaz discutir sobre desarrollo
sustentable, en tanto la brecha
entre ricos y pobres se ha ensanchado
74 veces con relación
a los años 60. Más
que hablar de ecología,
debemos hablar de política.
Y lo hacemos desde la denuncia,
en el convencimiento que en
el modo de producción
y distribución capitalista,
en el marco de sus propias contradicciones,
no hay desarrollo sustentable
ni esperanza de sobrevida para
nadie.
A partir de
los años ochenta empiezan
a adquirir validez y vigencia
los postulados de formas alternativas
de desarrollo, que procuran
superar las limitaciones de
los modelos hasta entonces prevalecientes.
Estas formas alternativas de
desarrollo han ido adquiriendo
diferentes nombres y acepciones,
siendo una de las más
citadas las de Desarrollo a
Escala Humana (4) y la de Desarrollo
Integral. El postulado básico
del Desarrollo a Escala Humana
es que el desarrollo se refiere
a las personas y no a los objetos.
Tomemos algunos
pensamientos de Max Neef , autor
bien intencionado pero idealista
al fin, con el que no aceptar
este postulado nos conduce a
formularnos la siguiente pregunta
fundamental: "¿cómo
puede establecerse que un determinado
proceso de desarrollo es mejor
que otro?". Dentro del
paradigma tradicional, se tienen
indicadores tales como el Producto
Bruto de un país (PBI)
o de una región, que
es (caricaturizándolo
un poco) un indicador del crecimiento
cuantitativo de los objetos
producidos en ese país
o región. Necesitamos
ahora un indicador del crecimiento
cualitativo de las personas.
¿Cuál podría
ser?
Contestamos
a la pregunta en los siguientes
términos: "el mejor
proceso de desarrollo será
aquel que permita elevar más
la calidad de vida de las personas".
De inmediato se desprende la
pregunta siguiente: "¿qué
determina la calidad de vida
de las personas?". La calidad
de vida dependerá de
las posibilidades que tengan
las personas de satisfacer adecuadamente
sus necesidades humanas fundamentales.
Surge entonces la tercera pregunta:
"¿cuáles
son esas necesidades fundamentales,
y quién decide cuáles
son?".
"Se ha
creído, tradicionalmente,
que las necesidades humanas
tienden a ser infinitas; que
cambian constantemente, que
varían de una cultura
a otra y que son diferentes
en cada período histórico.
Nos parece que tales suposiciones
son incorrectas, ya que son
producto de un error conceptual.
El típico yerro que se
comete en los análisis
acerca de las necesidades humanas
es que no se explica la diferencia
esencial entre las que son propiamente
necesidades y los satisfactores
de ellas". "Es indispensable
hacer una distinción
entre ambos conceptos por motivos
tanto epistemológicos
como metodológicos. Las
necesidades humanas pueden dividirse
conforme a múltiples
criterios, y las ciencias humanas
ofrecen en este sentido una
vasta y variada literatura.
Nosotros combinaremos aquí
dos criterios posibles de división:
según categorías
existenciales y según
categorías axiológicas.
Esta combinación permite
reconocer, por una parte, las
necesidades de Ser, Tener, Hacer
y Estar; y, por la otra, las
necesidades de Subsistencia,
Protección, Afecto, Entendimiento,
Participación, Ocio,
Creación, Identidad y
Libertad.
Cualquier
necesidad humana fundamental
que no es adecuadamente satisfecha
revela una pobreza humana. El
concepto tradicional de pobreza
es muy limitado, ya que se refiere
exclusivamente a la situación
de aquellas personas que se
hallan por debajo de un determinado
nivel de ingreso. La noción
es estrictamente economicista.
Sugerimos no hablar de pobreza,
sino de pobrezas. Por ejemplo,
hay una pobreza de Protección
(debido a sistemas de salud
ineficientes, a la violencia,
la carrera armamentista), etc.
Pero las pobrezas no son sólo
pobrezas, son mucho más
que eso. Cada pobreza genera
patologías, altera la
salud, toda vez que rebasa,
por su intensidad o duración,
ciertos límites críticos.
Según la Organización
Mundial de la Salud (5), sería
el completo estado de bienestar,
físico, mental y social,
que permite al individuo relacionarse
con el medio. Así la
salud no es solo la ausencia
de afecciones y de enfermedades
como antiguamente se creía.
Hoy en día se intenta
que sea un derecho humano fundamental,
una meta social a alcanzar,
cuya responsabilidad debe ser
asumida por los individuos,
obligando a los políticos
a realizar una política
de promoción de la salud.
La definición
de salud de la O.M.S. es demasiado
teórica y estática.
O se posee salud o se carece
de ella. Por esto, hay quienes
definen a la salud de una forma
continua, graduándola
en muerte, perdida de salud,
zona recta, salud positiva y
óptimo de salud. Éste
último estado dependería
de las diferentes condiciones
del entorno del individuo y
siguiendo este análisis,
el objetivo que deberían
adoptar las distintas sociedades
sería la de permanecer
en la zona recta donde la salud
permite al individuo realizar
sus actividades según
su estado fisiológico
y participar de las actividades
propias de la comunidad".
Una ecología
de la mente
Estar sano
es ser feliz, (6) señalé
hace unos años ante representantes
de la O.M.S que visitaron mi
provincia. La salud ha quedado
bien demostrado que no se mide
por la ausencia de las enfermedades.
La salud es un perfecto ecosistema
en el que intervienen variables
bien definidas. Para nosotros
la medición de esas variables
se determinan por las condiciones
materiales de existencia, la
relación armoniosa del
sujeto para consigo mismo y
su vinculación con los
demás miembros de la
especie. El Dr. Enrique Pichón
Riviere, padre de la Psicología
Social sentenció: "El
sujeto es sano en tanto aprehende
la realidad en una perspectiva
integradora, y tiene capacidad
para transformar esa realidad,
transformándose a la
vez el mismo. El humano es un
ser de necesidades que sólo
se satisfacen socialmente, en
relaciones que lo determinan".(7)
Ninguna de
estas tres columnas puede faltar,
y su continua interacción
dialéctica, permite el
desarrollo sostenido de la humanidad,
a diferencia del resto de las
especies, donde no entran a
jugar las construcciones culturales
sino el instinto y la herencia
genética. Si cerramos
más el círculo
y lo remitimos a los estados
mentales, sería incongruente
colisionar con el enunciado
Pichoniano cuando afirma que
toda psicología es social.
Consecuentemente y en paralelo
con Murray Boochin, aseguramos
que toda ecología es
social. Enfatizamos, por consiguiente,
que la sociedad capitalista
promueve y profundiza la enfermedad
en el planeta.
Y no puede
ser de otra manera, toda vez
que si nos remitimos a la historia,
no hay evidencia que en las
primeras comunidades, la depresión,
por citar un emblema, haya estado
presente. Por otra parte, el
estrés, que es natural
en los animales como elemento
fundamental para el estado de
alerta, se ha convertido en
una de las graves dolencias
a escala mundial. Pero el estrés
y la depresión están
sujetos, indefectiblemente,
a las condiciones de vida que
rodean al sujeto. Existen en
la actualidad pequeñas
comunidades longevas en Eurasia
que consumen alcohol, grasas
saturadas, tabaco, etc., con
una tasa de mortalidad oscilando
en los 90 años (casi
un 20 % por encima de la media
promedio de los denominados
países del primer mundo),
en donde la contaminación
social burguesa no ha encontrado
posibilidad de ingreso. No puede
haber una medicina honesta hoy
en día que no atribuya
- fundamentalmente - a los estados
de ánimo, como al caldo
de cultivo para la mayoría
de las patologías existentes.
No obstante, es imposible separar
de este contexto la materialidad
de las cosas que coadyuvan para
profundizar la crisis. Es oportuno
rescatar el diálogo entre
Pichón Riviere y Vicente
Zito Lema (8), cuando acuerdan
que no es lo mismo la familia
en un país industrializado
a uno dependiente. Si la familia
es la estructura social básica
y la enfermedad mental es una
crisis que se configura en ese
grupo, no es difícil
asociar a la desigualdad social
como desencadenante. Las relaciones
son dialécticas, están
en interacción con el
medio. Esto es ecología
social y ya Pichón daba
cuenta de esto.
La naturaleza
violada
El hambre,
las enfermedades evitables,
la riqueza acaparada en manos
de unos pocos, la impunidad
a que son sometidos millones
de seres en todo el mundo por
esta misma situación,
las condiciones de trabajo alienado,
vida aglomerada en las grandes
ciudades, falta de espacios
verdes, insuficiencia de tiempos
para el ocio y la recreación,
ausencia de posibilidades de
estudio y logros intelectuales
como creativos, son violaciones
sistemáticas de los derechos
humanos.
Pero en el
marco de los grandes atropellos,
hay especificidades vinculadas
estrechamente con el derecho
supremo a la vida y que la ecología
social la relaciona directamente
con las condiciones sociales
de existencia. Todos los habitantes
del planeta tenemos derecho
al consumo de agua no contaminada
y proveniente de servicios públicos
no privados. Este vital elemento
se ha transformado en resumideros
de desperdicios y vehículo
de enfermedades endémicas
causal de millones de muertes
en niños en tres cuartas
partes del mundo. Todos los
habitantes del planeta tenemos
derecho no solo a la alimentación,
sino que ésta, debe carecer
en su totalidad de agentes químicos
fabricados por los grandes laboratorios
transnacionales, que son responsables
de patologías diversas
que van desde una simple alergia
hasta el cáncer y las
deformaciones genéticas.
Todos los habitantes del planeta
tenemos derecho a respirar un
aire no polucionado por emisiones
tóxicas que depositan
en la atmósfera partículas
contaminantes que alteran y
perjudican los ciclos vitales
de la naturaleza como el calentamiento
global y la disminución
de la capa de ozono. Todos los
habitantes del planeta tenemos
derecho a un suelo no envenenado
por agroquímicos que
solo buscan expandir las fronteras
productivas en aras de la obtención
de la máxima ganancia
y la acumulación de poder
imperial.
Reformulamos
el histórico axioma biologista:
nacer, crecer, reproducirse
y morir, por.. "nacer de
madre y padre por elección
voluntaria, crecer en el ámbito
de un hogar feliz y una sociedad
igualitaria, reproducirse y
desarrollarse en el marco de
las posibilidades materiales
y afectivas que solo brinda
la justa distribución
de la riqueza y el ambiente
perdurable, y morir dignamente
rodeado por los afectos a entubado
en la cama triste y solitaria
de un hospital".
Lo actual
-esta agonía diaria -
determina una alteración
psico-física, por la
cual, estamos atravesados y
sujetos, promoviendo de este
modo, un círculo perverso
que nos remite a un estado primitivo
de animalidad y barbarie, donde
la constante es resistir para
no ser comidos; resistencia
que es patrimonio de unos pocos
que pueden elevarse por su propia
alienación, y comprender
el origen de la causa.
Hasta hace
unos años, el infarto
era patrimonio casi exclusivo
de los hombres. Las mujeres,
por su propia conformación
fisiológica tienen un
anti estresante natural: los
estrógenos. De un tiempo
atrás para adelante,
esto pareciera no alcanzar y
también son ellas las
víctimas de esta afección
como causa de mortalidad. En
Neuquén y supongo que
será mucho más
grave en el resto del país
dado que los salarios son considerablemente
menores, las maestras vienen
atravesando severas crisis mentales
por la tensión que conlleva
recibir la carga emocional de
una contención social
hacia los estudiantes; tarea
que no les es propia y que corresponde
al Estado asumirla .Un estudio
de este año realizado
por la Fundación para
la Cultura del maestro Mexicano
arroja información más
clarificante.
"La demora
en el planteo de las enfermedades
del trabajo docente, es porque
en su mayoría son de
salud mental: son más
difíciles de aceptar
tanto por el maestro como socialmente.
La resistencia descalifica al
enfermo y éste teme mostrarla
y demandar atención como
derecho. Las alteraciones neuróticas
y de la voz ocupan el primer
lugar. En este sentido Freud
señaló: "El
ser humano cae en la neurosis
por no soportar el grado de
frustración que le impone
la sociedad en aras de sus ideales
de cultura. El docente debe
canalizar su ansiedad y angustia
positivamente, de lo contrario
puede caer en diversas adicciones
como evasión y descarga
de tensión. La violencia
expresada en la actividad sexual,
social, política o deportiva,
ya sea como promotor o víctima,
es una forma de descarga observada
en docentes con conflictos vitales
y/o laborales. En salud mental
la fatiga residual se manifiesta
casi siempre en formas depresivas.
Comienza a abandonarse en su
arreglo personal y descuida
el cuidado de sus cosas, la
casa, la ropa. Se vuelve apático
y desinteresado, se aísla
y reduce su actividad social
y sexual. Solo desea descansar,
dormir y relajarse... y no lo
logra. A veces recurre a la
automedicación con antidepresivos
y/o ansiolíticos. Se
le agrega a la fatiga, la adicción
a los psicofármacos o
a otras drogas para llegar al
alivio por medio de la evasión.
En estas condiciones la producción
intelectual del docente es casi
nula y el cuadro depresivo se
combina a veces con excitación
y agresividad. Comienzan las
discusiones laborales y familiares
que incrementan su aislamiento.
Olvidos. Distracciones".
Me pregunto
si es necesario describir la
situación del resto de
los trabajadores y de los desocupados
como para que yo profundice
sobre el tema. Pero no es descabellado
adentrarnos en la asociación
directa que hay entre la materialidad
de las cosas y el estado de
bienestar psico-físico.
Y necesariamente debemos hablar
del perfecto equilibrio que
se da en un ecosistema.
Supongamos
que haya una finalidad. ¿Cuál
sería el fin último
en la vida de los seres humanos?
Algunos podrán decir
la perpetuidad. Yo agregaría
que perpetuidad sin placer es
vivir muriendo día a
día. El placer de vivir
justifica la existencia. Si
el pueblo disfrutara plenamente,
y el placer reinara en todo
lo cotidiano, no serían
necesarios dioses, ni el deseo
de perpetuidad, ni la contracción
al trabajo alienado. No es muy
difícil comprender entonces,
porque la iglesia católica
desde sus inicios, combate y
reprime al placer como instrumento
de control ideológico.
Pero si no
hay finalidad, sino intencionalidad,
no creo que conformarnos con
no sufrir sea suficiente. Este
planeta es hermoso. Basta mirarlo
desde el espacio exterior para
que nos conmueva su imagen azulada
vagando a través del
cosmos. Desde lo matemático,
su redondez configura una línea
de puntos infinita y permanente.
Átomos que danzan por
las fuerzas opuestas en forma
constante. No hay líneas
rectas, ni segmentos, ni nada
que obstaculice el proceso circular
desde el Big Bang(9) para adelante.
Hay belleza en una roca, en
el arroyo perdido en la montaña,
en la fragilidad dialéctica
de una mariposa que antes fue
gusano. Y se nos hace muy difícil
asociar lo bello y el placer
que ello conlleva, a solo resistir
la angustia y el dolor. Belleza
y placer deben, irremediablemente,
conducir a un estado de bienestar.
¿Amar produce a veces
sufrimiento? ¡¡¡Claro
que sí!!! Pero quien
quisiera la existencia sin esa
"neurosis" excitante
y vital. ¿Es lo mismo
padecer por amor que por hambre?.
Si el planeta
es hermoso, ¿no sería
un enorme desperdicio que las
inmensas fuerzas materiales
y espirituales desarrolladas
por la humanidad sigan en manos
de los depredadores capitalistas?
. Como dijeron hace más
de un siglo atrás Marx
y Engels: ".... de lo que
se trata no es de entender al
mundo sino de transformarlo".
(10)
Y en este
devenir, es posible que en el
sistema sin jerarquías
ni clases sociales, que irremediablemente
deberemos construir hacia el
logro de una sociedad justa
e igualitaria, podamos volver
a la naturaleza, sin desechar
la computadora o la televisión,
desde una tecnología
con rostro humano, para intentar
reconstruir la felicidad que
a lo mejor en tiempos remotos,
los humanos supimos tener.
Bibliografía:
(1) Sigmund Freud- Obras Completas
- Amorrortu - 1998;
(2) James Lovelock - Atlas Gaia
de la Gestión del Planeta
- Blume.1987;
(3) Sigmund Freud Obras Completas
- Ammorrotu - 1998;
(4) Manfred MAX-NEEF, M. et
al. (1986). Desarrollo a escala
humana;
(5) Una opción para el
futuro. Development- Dialogue,
Nº. especial; 9-93. O.M.S
- documentos varios;
(6) Antonio Miglianelli - Ecología
y Salud - Ministerio de Salud
de la Provincia del Neuquén
- 1991;
(7) Vicente Zito Lema: Conversaciones
con Enrique Pichón Riviere
- Ediciones 5 - 1998;
(8) Vicente Zito Lema: Conversaciones
con Enrique Pichón Riviere
- Ediciones 5 - 1998;
(9) Big Bang . teoría
científica acerca de
la creación del universo;
(10) Marx y Engels-Fuerbach
y el fin de la filosofía
clásica alemana - Moscú
- Edit. Progreso-1980
Fuente: Antonio
Miglianelli para
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