Hoy será
celebrado el Día Mundial del
Turismo. Según ese acontecimiento,
durante la semana actual en todo el
mundo habrá jornadas sobre
un tema de particular interés
para nuestro país: "Ecoturismo,
clave del desarrollo sostenible".
El ecoturismo, frecuentemente
confundido con los deportes de riesgo,
consiste en visitas a las áreas
geográficas relativamente inalteradas,
con la finalidad de disfrutar y apreciar
sus atractivos naturales o culturales,
por medio de un proceso que promueve
la conservación, tiene bajo
impacto ambiental y propicia la participación
activa de las poblaciones locales
en los procesos de planificación
y en la distribución de sus
beneficios.
Los argentinos hallarán
aquí un motivo para reflexionar
acerca del valor de sus abundantes
recursos, y la necesidad de contar
con una política responsable
en la materia. Según la Organización
Mundial del Turismo, los ingresos
generados en los países en
desarrollo por la actividad turística
alcanzan un 42 por ciento del total
de los servicios y presentan un pronóstico
de crecimiento explosivo para los
próximos años, especialmente
el turismo en áreas de riquezas
naturales o culturales.
Nuestro país
posee evidentes ventajas comparativas
para convertirse en uno de los lugares
más atractivos del mundo en
términos de diversidad de paisajes
y áreas de interés natural
o cultural. Para que esa situación
se transforme en una herramienta clave
para el desarrollo sostenible, deberá
invertirse mucho esfuerzo en capacitación,
planificación y conservación
de nuestro patrimonio con el objetivo
fundamental de preservar su verdadera
esencia, su autenticidad.
El ecoturismo no
sólo tiene un papel significativo
en la lucha contra la pobreza, tal
como ha sido reconocido en la reciente
Cumbre del Desarrollo Sostenible,
efectuada en Johannesburgo, Sudáfrica.
Además, ofrece características
ideales para el desarrollo de la pequeña
y mediana empresa y brinda una oportunidad
a las comunidades rurales ubicadas
en lugares remotos, cuyo acceso a
las inversiones o fondos públicos
es limitado, pero que cuentan con
un paisaje inolvidable, una importante
diversidad biológica o una
cultura particular.
Las áreas
protegidas constituyen uno de los
pilares más fantásticos
de nuestro patrimonio natural y considerando
la situación económica
actual, nada indica que los escasos
recursos que reciben serán
incrementados en el futuro inmediato.
Es por eso que se debe promover una
adecuada capacitación en todo
lo relativo a la utilización
de los mecanismos económicos
y financieros que permitan que los
beneficios obtenidos por el cobro
de ingresos, concesiones, etc. sean
reinvertidos en las propias áreas
y no se pierdan en las ávidas
arcas de una burocracia desentendida
de la importancia de su conservación.
Es urgente iniciar
una estrategia de ecoturismo responsable
-independientemente de los procesos
políticos que tienen paralizado
a nuestro país-, y dejar atrás
la actitud improvisada que nada nos
reporta para poner en marcha una política
en la que participen todos los sectores
de nuestra sociedad.
Dicha actividad
debe contar con una planificación
adecuada que incentive la conservación
de nuestros atractivos, impida el
avance de iniciativas negativas factibles
de desvalorizar su entorno y promueva
la distribución equitativa
de los beneficios económicos,
sociales y culturales que ofrece.
Diario La Nación
27 de setiembre de 2002
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