La encontraron
hace trece años docentes de
la Universidad Nacional de Lomas de
Zamora en Santa Cruz. Y ahora quieren
reproducirla.
A fines del siglo
XIX, el estanciero inglés Sixto
Waldy quería desarrollar un
polo productivo en lo que hoy es Bahía
Onelli, provincia de Santa Cruz. Por
el camino del arreo que usaban los
indios tehuelches llevó unas
80 vacas que un gobernador de apellido
Moyano había mandado a buscar
a La Pampa. Eran parte del ganado
criollo, la raza que originalmente
pobló los campos de la Argentina.
En 1930, llegó la expropiación
y la zona próxima al Lago Argentino
quedó en manos de Parques Nacionales.
Waldy se fue. Pero,
según cuenta la historia, el
ganado quedó solo, subsistiendo
con temperaturas de hasta 20 grados
bajo cero y nunca nadie se acordó
de las vacas hasta 1988, cuando dos
profesores de Ciencias Agrarias de
la Universidad Nacional de Lomas de
Zamora comenzaron a hurgar sobre la
suerte de ese ganado criollo patagónico,
en estado puro, que se creía
extinguido por las cruzas con las
razas que trajeron los ingleses (Hereford
y Aberdeen Angus, entre otras).
Desde entonces,
la conservación de la especie
y la posibilidad de volver a generar
la raza en la zona pampeana se convirtió
en uno de los proyectos científicos
más importantes de la facultad.
Cuarenta personas (entre profesores,
no docentes y estudiantes) se dedican
a analizar la especie y determinar
técnicas de conservación
(lograron pastillas de semen congelado,
ovocitos y embriones).
Uno de los objetivos
es poder conservar en la Universidad
un banco de semen que permita la cruza
con otras razas. Sin embargo, la tarea
no es fácil. Para estudiarlos,
los profesores debieron darle una
naturaleza doméstica a los
animales que, por décadas,
no habían tenido contacto con
el hombre. También se internaron
por semanas en el Parque Los Glaciares,
el último refugio de estos
ejemplares patagónicos. Así
lograron traer a distintos campos
de la Universidad a un centenar de
vacas, a las que la Fundación
Vida Silvestre considera exóticas
pero la Universidad de Lomas subraya
que es ganado de "raza autóctona".
Nuestros análisis apuntan a
determinar que la especie fue llevada
allí hace más de 110
años. Queremos conservar genes
de una población en estado
puro y describir su valor productivo".
resumió Fernando Rumiano, vicedecano
de Ciencias Agrarias y profesor de
Genética Animal en la carrera
de Zooctenia.
La vaca criolla
patagónica ingresó por
primera vez en 1549 a la Argentina,
Fue el único recurso bovino
del país por 400 años.
Su pelaje tiene capas básicas
blancas, doradillas y negras. La aptitud
materna de la raza permite un destete
del ternero con un peso superior al
50 por ciento de su madre. Por otra
parte, su variabilídad genética
permite cruzas con mayor vigor híbrido
produciendo terneros media sangre
con mayor peso. Existe una variedad
lechera que supera los 6 litros diarios.
Esto hace posible la explotación
tambera en climas donde no pueden
llegar las razas tradicionales.
En la descripción
a la que apuntan en la Universidad
de Lomas tratarán de explicar
además la "plasticidad"
de la especie; como llegaron a modificar
su pelaje (de muy corto a muy largo)
y sobrevivir al clima muy frío
comiendo ramas o líquenes.
Los docentes Alejandro
Rodríguez y Rubén Martínez
fueron los encargados de introducirse
en el Parque Los Glaciares a buscar
los ejemplares. Y sumaron casi cien
ejemplares para su estudio. La mayoría
de ellos está hoy en un campo
de Chascomús. Los alumnos,
que viajan periódicamente hasta
allí, hacen las mediciones
y recolección de semen. Además
participan del diseño de un
programa de cruzamiento para mejorar
la producción. Y es allí
donde apuntan todos sus logros, según
explicaron: "Tenemos como meta
final mantener la diversidad genética
e la raza y mejorar la producción
argentina.
Una aventura
del conocimiento
Los docentes y
alumnos de la Universidad Nacional
de Lomas de Zamora no son los únicos
que se entusiasman con la posibilidad
de recuperar el ganado criollo pampeano
en su estado más puro.
El ingeniero Daniel
Musi, asesor de Genética Animal
de la Sociedad Rural Argentina, lo
comparte y va mucho más allá.
"El estudio
de las características productivas,
reproductoras y hasta la calidad de
su carne, pueden representar una oportunidad
para el mejoramiento de la producción
bovina", se entusiasma.
'Es una posibilidad
excelente no sólo para progresar
en los conocimientos de las poblaciones
de ganado que pobló la Pampa
y que fue la base del progreso de
nuestro país, sino - considera
para ver el impacto que puede tener
en algunos sistemas actuales de producción
nacional".
El especialista
aseguró que la raza criolla
tiene registros genealógicos
que son controlados por la Sociedad
Rural. Por eso los animales que integran
este rodeo experimental ya están
inscriptos desde su fundación
en las distintas etapas.
Desde ese punto
de vista se van produciendo todo los
atributos: de las otras razas utilizadas
en nuestro país y todos los
nacimiento que se van produciendo,
se inscriben en esos registros"
detalló. Por eso, justificó,
e un par dé años, la
presencia de los animales de la Universidad
Nacional de Lomas de Zamora en alguna
de las exposiciones rurales de Palermo.
Pero según
Musi, más allá de mostrarlas
en público, hay otros factores
a tener en cuenta en relación
con estos ejemplares. "En el
caso particular de nuestro país,
dijo, con una relación tan
estrecha con la ganadería"
tanto económica como históricamente,
la posibilidad de recuperar una parte
de esa genética fundadora,
representa una verdadera aventura
del conocimiento científico'.
Claudio Bertonatti,
de la Fundación Vida Silvestre,
sostiene que "hay que celebrar
el rescate de esos animales de un
ambiente que no era el suyo".
Y afirma que este ganado generó
un impacto ambiental en la zona patagónica
por su sola presencia física
que compite con el huemul o el guanaco.
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