Soy un pirata
bueno, dice en tierra, Paul
Watson, alto, grande, blanco,
el canadiense Paul Watson caza
cazadores, literalmente. Es
un ecologista que decidió
proteger el ambiente por mano
propia, aunque tenga que voltear
uno que otro barco en el intento.
Aquí,
en la Argentina, estuvo promoviendo,
en la Feria del Libro, El guerrero
de la Tierra, que el ensayista
David Morris escribió
después de una travesía
por alta mar a bordo de los
barcos de la Sociedad Conservacionista
Sea Shephard (Guardián
del Mar).
Watson
cree en la acción directa.
En embestir barcos balleneros.
En ir y cortar redes de arrastre,
esas que barren el fondo llevándose
todo con lo que se cruzan. Lo
que iban a pescar y otras especies,
como basura. Claro que los capitanes
de los pesqueros no lo reciben
con flores.
Su trabajo no empezó
ayer: a principios de los años
70 se unió al comité
No Hagan Olas, un grupo que
luego tomaría el nombre
de Greenpeace. En 1975, con
ellos, Watson se puso entre
una ballena y un arponero ruso
que le iba a disparar. Con ellos
les tiró pintura a. focas
bebé, para que sus pieles
no sirvieran a los cazadores
y las dejaran crecer.
En 1977, cuando volvieron de
una campaña contra cazadores
de focas, Greenpeace y Watson
se pelearon. Watson había
detenido a un cazador que blandía
su bastón sobre la cabeza
de una foca bebé. Cuando
el subió el bastón,
Watson gritó que se detuviera.
Cuando estaba cayendo, le dobló
el brazo y tiró el bastón
al mar. Cuando todo terminó,
lo llamó el consejo de
Greenpeace para que diera explicaciones.
No se pusieron de acuerdo.
- ¿No le teme a la
violencia?
- Muchas veces nos amenazaron,
nos dijeron que nos iban a sacar
a tiros. A mi no me importa.
Los humanos matamos gente para
proteger la propiedad. No creo
que sea tan raro arriesgar la
vida para proteger ballenas
y el medio ambiente. Me parece
noble.
- ¿Si tuviera que
matar a un cazador lo haría?
- No. No se protege una vida
quitando una vida.
- Pero a usted lo acusan
terrorista.
- Porque ataco la propiedad,
la propiedad que se usa para
la pesca ilegal, para la caza
de ballenas. Solamente enfrento
actividades ilegales, pero muchas
de esas actividades dan dinero,
así que mis actos se
consideran violentos porque
en nuestra cultura la
propiedad tiene más valor
que la vida. Yo creo que está
bien destruir la propiedad para
salvar vidas. Esta es una creencia
que comparto con Martin Luther
King que dijo que no es posible
cometer actos de violencia contra
algo que no está vivo.
- ¿Cree en la responsabilidad
individual frente al medio ambiente?-
- Sí, creo que lo único
que cambia las cosas es la reacción
del individuo. No podemos depender
de los gobiernos, ni de las
instituciones, ni de las grandes
organizaciones. Ellos son la
burocracia. Lo imposible puede
ser posible a través
de la pasión de los individuos.
- ¿Por qué
necesitamos animales marinos,
por qué tenemos que cuidar
a las ballenas?
- Yo no quiero vivir en un mundo
sin ballenas. Si no podemos
salvar a un animal tan inteligente
y tan hermoso como una ballena,
¿cómo podríamos
salvar a los peces, los océanos?
La ballena es el ícono
del océano, y sin los
océanos nosotros no podremos
sobrevivir.
- ¿Cómo y contra
quien actúa?
- Nos ocupamos de las actividades
ilegales, nada más. Tenemos
leyes que protegen el medio
ambiente, pero nadie las cumple.
La Argentina tiene leyes de
protección de la pesca,
pero hay pesca ilegal. Los gobiernos
tienen el poder de pararlos,
pero como no hay motivos económicos
para hacerlo, los dejan seguir.
Nosotros intervenimos y ponemos
a los gobiernos en un aprieto.
Muchos
pequeños grupos
- ¿Qué
necesita el movimiento ambientalista?.
- Organizaciones
pequeñas, pero miles.
No grandes organizaciones internacionales
como Greenpeace.
- ¿Por
qué?
- Hoy, Greenpeace
es una corporación internacional
de 300 millones de dólares
al año. No hacen mucho:
van al océano y se sacan
fotos, venden un producto que,
si lo comprás, te hace
sentir bien.
- ¿Cree
que Greenpeace alguna vez fue
útil y ya no lo es?
- Creo que
venden la imagen de lo que fueron
y ya no son. Se sacan fotos
con barcos pequeños al
lado de grandes buques, algo
que ya no hacemos porque no
es efectivo. No hacen nada salvo
eso, hablar con los gobiernos
y promover la fabricación
de heladeras alternativas. Hoy,
la preocupación de Greenpeace
es hacer dinero. Creamos Greenpeace
como un organismo de acción
directa, para golpear en la
cara. No para promover heladeras.
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