El Día Mundial
del Medio Ambiente vuelve a presentarse
con un panorama poco alentador. "La
pobreza, las epidemias y la degradación
ambiental contribuyen a la inestabilidad
global", afirmó recientemente
en un informe el Worldwatch Institute,
de los Estados Unidos. "En 2002,
las lluvias en Kenya desplazaron a
más de 150.000 personas, mientras
800.000 chinos debieron soportar la
mayor sequía en más
de un siglo -afirma-. En las dos últimas
décadas, inundaciones y otros
desastres climáticos empujaron
a 10 millones de personas a emigrar
a la India".
Según el director ejecutivo
del Programa de Naciones Unidas para
el Medio Ambiente, "poco se podrá
lograr en términos de la conservación
del medio ambiente y de los recursos
naturales si miles de millones de
personas no tienen esperanza ni oportunidades".
Entre los problemas ambientales autóctonos,
Greenpeace Argentina incluye la instalación
de minas en Esquel, San Juan y Catamarca;
el vertido de sustancias tóxicas
al Riachuelo y a los ríos Luján
y de la Plata; los incineradores con
emisiones tóxicas en Bariloche
(Río Negro), Empalme Villa
Constitución (Santa Fe) y Zárate,
Morón, Marcos Paz, Dock Sud
y Tigre (Buenos Aires); las curtiembres
en Jáuregui (Buenos Aires),
Esperanza y Las Toscas (Santa Fe).
El relleno sanitario en Villa Dominico,
los polos petroquímicos bonaerenses
y el desmonte de 1400 hectáreas
de la Selva de Yungas, en Jujuy, se
suman a las preocupaciones de la organización
ambientalista.
Entre los logros de la Secretaría
de Ambiente y Desarrollo Sustentable
figura el Primer Inventario Nacional
de Bosques Nativos, el Sistema Nacional
de Evaluación Forestal y la
ampliación de la Base de Datos
sobre Productos Forestales No Madereros.
Pero para el defensor del Pueblo adjunto
para el Medio Ambiente, Antonio Brailovsky,
"falta gestión ambiental
de los organismos de gobierno y, sin
articulación, el cuidado del
medio ambiente no funciona".
El especialista en ecología
menciona, por ejemplo, la realización
de un estudio de contaminación
del aire en Dock Sud financiado por
Japón y en el que no se midieron
los hidrocarburos. "Eso se parece
a un simulacro de gestión",
señaló.
"La organización de controles
no siempre requiere de grandes inversiones.
Se podría corregir simplemente
pensando bien lo que se va a hacer",
agregó Brailovsky. Y dijo:
"El pasivo ambiental que deja
el Ceamse va a ser mucho más
difícil de solucionar que si
se hubiera pensado todo desde un comienzo".
Fuente: Diario La
Nación
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