Los mares del mundo
están sufriendo numerosos problemas:
pesca ilegal, contaminación
o destrucción de hábitat
en islas oceánicas, entre otros.
Además, accidentes como el
ocurrido en las costas de Galicia
con el buque petrolero Prestige, que
destruyen riquezas naturales generadas
a través de millones de años
de evolución, nos advierten
sobre cómo las actividades
humanas que ayudan a mejorar nuestra
calidad de vida también pueden
comprometerla si en los procesos productivos
no se consideran variables ambientales
y de seguridad.
.
Nuestro mar argentino no escapa a
esta realidad y hoy tenemos en nuestras
aguas otra amenaza silenciosa y preocupante:
la captura accidental de aves marinas
debido a la pesca con palangre, un
método ampliamente difundido
que consiste en arrojar desde la borda
de los buques líneas de pesca
de varios kilómetros de largo
con miles de anzuelos encarnados.
.
En estos episodios de pesca, que involucran
tanto a empresas pesqueras habilitadas
como a otras de índole "pirata",
de las bandadas de miles de albatros,
petreles y otras aves marinas que
siguen a los barcos en procura de
los descartes, presas y carnadas y
de los intentos de captura de peces,
gran cantidad de ejemplares quedan
enganchados en los anzuelos, mueren
ahogados o luego de sufrir heridas.
.
Se considera que el número
de anzuelos calados por año
en el hemisferio sur es de entre 50
y 1000 millones y ciertas estimaciones
preliminares indicarían que
en nuestro sector oceánico
muere un ave marina por cada mil anzuelos
arrojados al mar.
.
Los albatros y petreles son aves especialmente
sensibles; crían en colonias,
forman parejas estables, tienen un
pichón en lapso que va de uno
a tres años y ambos adultos
asisten a la cría; por lo tanto,
la muerte de un miembro de la pareja
implica también la del pichón,
ya que el adulto sobreviviente no
logra proveerle suficiente alimento.
.
Los resultados globales de esta situación
son escalofriantes: la disminución
de las poblaciones ha llevado a que
cerca de 22 especies de aves marinas
en todo el mundo, 17 de ellas del
grupo de los albatros, estén
amenazados por dicha causa.
.
Para revertir este proceso, la organización
no gubernamental Aves Argentinas junto
a investigadores de distintas instituciones
oficiales y privadas, y con el apoyo
de entidades del exterior asociadas
a la red mundial BirdLife International,
están coordinando el proyecto
Aves Marinas, que intenta evitar la
extinción de albatros, petreles
y otras especies existentes en el
mar argentino a través de una
campaña de difusión,
gestión pública e investigación.
.
Sucede que ya hay soluciones implementadas
con éxito en otras latitudes:
el uso de líneas espantapájaros,
el calado de anzuelos en determinados
horarios, la descongelación
de las carnadas, el control del peso
de las plomadas o el lanzamiento de
las líneas de pesca por mecanismos
submarinos. Ello reduce los accidentes
y mejora las ganancias de las empresas,
ya que por cada ave enganchada también
se pierden carnadas y presas.
.
Pero al ser un problema global, ya
que estas aves se desplazan miles
de kilómetros en alta mar y
traspasan diversas jurisdicciones,
la solución sólo será
posible si existe un compromiso expreso
de las diversas naciones involucradas
en cada caso específico.
.
Por ello se ha redactado el Acuerdo
Internacional para la Conservación
de Albatros y Petreles, que necesita
ahora ser firmado y ratificado por
la totalidad de los países
intervinientes. Por lo pronto, los
gobiernos de España, Sudáfrica,
Australia, Brasil, Chile, Francia,
Nueva Zelanda, Perú e Inglaterra,
han entendido la magnitud de la amenaza,
suscripto el acuerdo y comenzado a
trabajar para buscar una solución.
Lamentablemente, la Argentina, que
se comprometió en distintos
foros a conservar la biodiversidad
en su jurisdicción para garantizar
su desarrollo sostenible, demora la
firma de este acuerdo e impide, de
hecho, su implementación. Es
vital que revea su actitud y se integre,
cuanto antes, a los intensos esfuerzos
que se hacen en pro de la conservación
del mar y de sus especies, que son
patrimonio de toda la humanidad.
Fuente: Diario La
Nación
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