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La
Gran Barrera de coral
australiana y otros
muchos arrecifes se
ven perjudicados por
el cambio climático |
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El mayor arrecife
de coral del mundo se encuentra
hoy amenazado. La Gran Barrera
de Coral australiana cubre una
superficie de cerca de 350.000
km.² que se extienden sobre
más de 2300 km. a lo
largo de las costas de Queensland.
Perfectamente visible desde
la Luna, este arrecife, Parque
Marítimo Nacional desde
1975 y Patrimonio de la Humanidad
desde 1981, alberga bajo sus
aguas uno de los sistemas más
frágiles y complejos
de la biodiversidad de la Tierra.
Pero la acción de las
estrellas de mar, el calentamiento
global del planeta, la pesca
indiscriminada y la contaminación,
están poniendo en peligro
el equilibrio ecológico
de este ecosistema.
Las estrellas
de mar "coronas de espinas"
están devastando los
arrecifes que invaden. Cuando
son adultas, estos equinodermos
pueden alcanzar los 80 centímetros
de diámetro y comer cada
día su equivalente en
coral duro. Además, sus
numerosos brazos (pueden tener
hasta 21) les permiten desplazarse
ágilmente para encontrar
nuevos arrecifes para devorar.
En la rápida
degradación de la Gran
Barrera, esta vez el turismo
parece ser más víctima
que culpable. Paradójico,
pero un estudio del Instituto
de Investigación CRC
Reef estima que el impacto directo
de los turistas sobre la buena
salud de los corales es "mínimo".
Es más, en "los
últimos 5 años,
el número de visitantes
se ha reducido un 15%",
según afirma Col McKenzie,
director de la Scuba Schools
International Australia (SSI),
debido principalmente a la escasez
de peces y a que los arrecifes
de coral se encuentren devastados
por las estrellas de mar.
El verdadero
problema es el recalentamiento
de las aguas. Thomas Goreau,
presidente de la Global Coral
Reef Alliance (GCRA), y portavoz
del Programa de la ONU para
el Medio Ambiente (PNUMA), afirma
que el principal factor subyacente
de todo este proceso es el cambio
climático. Cuando la
temperatura del agua sube por
encima de cierto grado, los
corales reaccionan volviéndose
blancos expulsando las algas
que les dan color y los alimentan.
Y si esa temperatura alta persiste,
el coral se debilita hasta morir.
Ya en los
años ochenta los científicos
comenzaron a observar que los
corales se blanqueaban, pero
fue en 1998, año considerado
el más cálido
del siglo, cuando el fenómeno
se acentuó aún
más. Los especialistas
afirman que durante al menos
cinco meses de ese año,
mares y océanos registraron
temperaturas más altas
de lo normal, lo que dañó
de un modo considerable los
arrecifes que rodean a las Seychelles,
la Isla Mauricio, las Maldivas
y Sri Lanka. Lo mismo parece
estar ocurriendo en gran parte
del Pacífico Sur, incluyendo
Tahití, las islas Cook,
Nueva Caledonia y Fidji. "El
90% de los corales de las Seychelles
y de algunas islas de Indonesia
están ya muertos",
afirma Goreau.
Desde el verano
austral 2001-2002 "nos
hemos dado cuenta, después
de sobrevolar 640 de los 2900
arrecifes que forman la Gran
Barrera y de habernos sumergido
en 27 sitios, que cerca del
95% de los corales del Parque
había emblanquecido",
comenta Paul Marshall, miembro
de la Australian Coral Reef
Society (ACRS).
También
la contaminación marina
o los huracanes dañan
los corales, pero sus efectos
son mínimos comparados
con los que produce el recalentamiento
del planeta. No pasa lo mismo
con la pesca. En lugares como
Malasia, Vietnam e Indonesia
la pesca excesiva ha destruido
casi totalmente los corales
de la zona. Muchas veces la
eliminación de estos
peces, que se alimentan principalmente
de algas, hace que éstas
crezcan desmesuradamente provocando
la exterminación de los
corales.
Otro factor
nefasto para los corales es
la pesca con explosivos que
se utiliza en África
Oriental o la pesca con cianuro,
que vuelve a los peces tropicales
más lentos y torpes,
lo que permite capturarlos con
mayor facilidad para alimentar
la gran demanda comercial de
peces de este tipo.
La situación
actual de los bosques submarinos
de coral es alarmante: en los
últimos 40 años
más de la cuarta parte
han sido destruidos por la actividad
humana. A este ritmo nuestra
generación será
testigo de la desaparición
de por lo menos el 57% de esas
formaciones.
Mientras
tanto, Australia no ratifica
el Protocolo de Kyoto. "Si
EE.UU., el mayor emisor de gases
contaminantes, no lo ratifica,
no tiene ningún sentido
que lo haga un país como
Australia que emite muchos menos",
señaló el Ministro
de Medio Ambiente de Australia,
Robert Hill. Pero si como está
previsto prosigue el calentamiento
del planeta, en un plazo de
30 a 50 años los arrecifes
coralinos habrán dejado
de existir. En ese momento será
demasiado tarde para ratificar
cualquier protocolo. "Se
trata de una especie de señal
-advierte Paul Marshall-. Y
la alerta ya ha sido dada".
Jacobo Quintanilla
Periodista
Agencia de Información
Solidaria
jacoboquintanilla@hotmail.com
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