En la localidad
de Claromecó, partido
de Tres Arroyos, se encuentra
una de las reservas de médanos,
bosques y playas más
importante de la provincia de
Buenos Aires.
Este maravilloso sitio de la
geografía plantea un
verdadero desafío a la
sustentabilidad y enfrenta a
los protagonistas con un dilema
sustancial, ya que su hermoso
paisaje navega a la deriva por
falta de legislación
adecuada y el cumplimiento de
la sancionada.
El estudio ambiental presentado
por un prestigioso profesional
dependiente de una institución
con trayectoria ha dado una
señal de alarma. El derecho
constitucional de los habitantes
de Claromecó de acceder
a la información sobre
los daños, es importante
y transcendental.
A pesar de la intensa lucha
de las organizaciones ecologistas
y de los investigadores de institutos,
los prestadores de servicios
(comerciantes) cuyo sustento
es el alquiler de elementos
(cuatriciclos - todoterrenos)
que la municipalidad no sabe
o no quiere reglamentar. Cada
temporada estival, fin de semana
largo u ocasión para
convocar personas que en su
afán de probar un poderío
o descargar su histeria (hoy
llamada adrenalina) acelera
el vehículo elegido cortando
médanos y dañando
todo a su paso.
Los médanos y las playas
están siendo destruidos,
y la reacción de muchos
claromequenses ante este intento
de devastar áreas protegidas
pueden ser un síntoma
premonitorio de lo que podría
pasar en otros sectores de la
localidad, asediados por problemas
económicos y con afán
de generar riquezas sin medir
las consecuencias que tendrían,
en el mediano y en el largo
plazo.
Es imprescindible
realizar un análisis
para saber quienes son los responsables
y quien va a ordenar este desconcierto.
Si Ud. esta pensando lo mismo
que yo. ¿Por qué
no se hace?
No se trata de impedir el progreso,
sino de permitir un desarrollo
equitativo y armónico
por medio de actividades que
no anulen la posibilidad de
generar otros emprendimientos
a menor escala, ambiental y
económicamente viables,
cuyos impactos no sean desproporcionados,
ni beneficien a pequeños
grupos en desmedro de las grandes
mayorías, lo que básicamente
constituye el principio de la
justicia ambiental.
Los tiempos han cambiado y el
turismo en algún aspecto
también, la gente busca
naturaleza, paz y seguridad.
Hoy Claromecó se debate
entre la desidia de algunos
habitantes que llegaron hacer
una diferencia a costa de la
destrucción y el turismo
ecológico. Quizás
ambas actividades puedan coexistir
si en el momento de analizar
una propuesta que afecta un
área de inmenso valor
natural, teniendo los vehículos
su sitio, y las autoridades
su lugar.
Luis Satini
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