Exposición
realizada por Jorge Eduardo Rulli,
el 16 de setiembre de 2000, en el
Colegio Carlos Pellegrini de la ciudad
de Buenos Aires, como querellante
por la deuda ecológica, ante
el Tribunal Ético sobre la
deuda externa y las políticas
de ajuste neoliberal, en oportunidad
de darse apertura al Tribunal y constituirse
la fiscalía.
Señores miembros
del Honorable Tribunal Ético
:
Agradezco la oportunidad
de poder presentar ante este Tribunal
la gravísima situación
ecológica de nuestro país,
consecuencia de muchos años
de maltrato de la naturaleza, de abuso
de sus recursos naturales y en especial
de ignorancia, desidia y complicidades
por parte de nuestra dirigencia política.
Comenzaré
mi exposición preguntándome
¿qué es la deuda ecológica?
y me respondo: es la compensación
no cobrada, de transferencias de energías,
de recursos naturales y de pérdida
de capacidad de los ecosistemas causados
por una prolongada exportación
de granos y de materias primas. Se
nos han pagado las exportaciones pero
no se nos han pagado sus consecuencias.
La deuda ecológica
nos deja un paisaje devastado. Además
los pueblos se encuentran sin alternativas
de producción a los monocultivos
impuestos durante el largo proceso
de la dependencia. Los modelos de
desarrollo que se nos aplicaron justificaron,
posibilitaron y ahondaron estas relaciones
ya que no fueron pensados desde nuestras
necesidades. ¿Quién
dispuso que los pueblos tienen que
desarrollarse sino aquellos que manejan
el poder económico... ?
Una de las consecuencias
de la deuda ecológica es la
miseria de las poblaciones. Es imposible
que haya gente sana en un medio ambiente
enfermo. Lamentablemente todavía
en nuestros países se forma
a los profesionales de la salud para
medicar y tratar de curar al enfermo,
no para sanear al ambiente o relacionar
las enfermedades con la contaminación
ambiental.
En el transcurso
del siglo pasado nuestro país
perdió el 80% de sus bosques.
Para salvar lo que resta habría
que declararlo en emergencia forestal
y para ello seria necesario conmover
la indiferencia de los dirigentes.
Desde la llegada
de la revolución verde, que
arribo a estas playas con la Revolución
Libertadora, cerca de un tercio de
la superficie agrícola se ha
perdido o se encuentra gravemente
erosionada. En los últimos
años la incorporación
masiva de tecnologías de siembra
directa con uso intensivo de herbicidas
ha empeorado la situación de
los suelos agrícolas. La tierra
parece harina o ceniza, resulta evidente
la desaparición de la vida
del suelo y una gran masa de materia
orgánica producto de los sucesivos
barbechos tiene dificultades para
su humificación e incorporación
al suelo. La desaparición del
modelo de chacras mixtas que permitían
recuperar los potreros empobrecidos
por agricultura mediante la ganadería,
también está aportando
al creciente deterioro de las tierras.
Debido al abuso
de agrotóxicos agrícolas
y a los vertidos industriales todas
nuestras cuencas hidrográficas
se encuentran gravemente contaminadas.
Pese a ello es difícil remover
en las estructuras del Estado los
conceptos hidráulicos e ingenieriles
de tratamiento de las vías
fluviales. Se ve el río pero
no puede concebirse todavía
la idea de cuenca.
El mar territorial
argentino ha sido gravemente devastado
en su riqueza ictícola. La
corrupción oficial y la impunidad
de que gozaron durante 10 años
las flotas de pesqueros de altura
terminaron con la merluza a la vez
que dañaron gravemente la riqueza
de nuestro caladero. Cerca de 1000
buques llegaron a pescar simultáneamente
en el mar argentino, sin control y
sin medida, y sin que se conmoviera
la indiferencia de nuestros dirigentes
políticos.
El conurbano bonaerense
se encuentra amenazado por el colapso
ambiental. Se ha poblado sobre zonas
bajas, inundables, a veces cerca de
los ríos y deforestando los
bosques en galería que protegían
y absorbían las naturales crecidas
de los ríos. Estas prácticas
han conducido a una situación
perversa y sin retorno, el río
es una cloaca a donde van nuestros
efluentes y el ascenso del río
provoca inundaciones que es preciso
manejar hormigoneando el cauce y/o
con murallones.
El ascenso creciente
de la napa freática a la superficie
se presenta como un flagelo desde
Lomas de Zamora a Quilmes a lo largo
de casi todo el conurbano preanunciando
situaciones cada vez mas caóticas
e irresolubles. Se ha poblado en zonas
que eran basureros de residuos de
todo tipo, también químicos,
se ha poblado en torno a fabricas
y a incineradores que contaminan con
impunidad, se han dejado abiertas
cientos de cavas y tosqueras de donde
se saco el material para construir
las autopistas. Y la codicia de los
tosqueros hizo que perforaran la napa
y que se inundaran las cavas, y no
pasa día sin que nos enteremos
de que muere ahogado en ellas algún
niño del conurbano. Asimismo,
muchos municipios permitieron que
en esas tosqueras se arrojaran basuras
y tóxicos, contaminándose
irremediablemente las napas y el Puelche
de donde surge el agua que beben las
poblaciones.
En un país
enfermo la gente no puede estar sana.
Uno de cada cuatro argentinos enferma
de cáncer. Y las causas deben
buscarse en la contaminación
ambiental y en los aditivos de los
alimentos industrializados que comemos,
también en la poca calidad
del agua potable y en la polución
del aire que respiramos.
Los argentinos estamos
sobremedicados porque es necesario
hacerles el negocio a los laboratorios
y multinacionales. Pese a todo la
guerra contra las enfermedades infecciosas
se pierde irremediablemente debido
a la desnutrición que causa
la pobreza y a la creciente resistencia
de las bacterias por abuso de antibióticos.
También, nuestros ancianos
del Pami están sobremedicados
porque se responde a las leyes del
mercado.
En Jauregui, partido
de Luján una curtiembre que
era de los Yoma ha contaminado la
napa y también el río
Luján. Hay serias evidencias
de que el agua potable en la zona
estaría contaminada. Como los
actuales dueños son una empresa
italiana, nuestras campañas
de denuncia nos llevaron a Roma. Allí
los dirigentes de las centrales obreras
y los senadores verdes nos explicaron
como estas empresas italianas realizaban
la parte sucia de la industria del
cuero que en Italia no esta permitida,
en países como Turquía
y Argentina donde las dirigencias
corruptas o permisivas lo permiten
En las Toscas provincia
de Santa Fe, las poblaciones presentan
cantidades de cromo varias veces superiores
a lo que algunas normativas consideran
tolerable. Se multiplican los casos
de leucemia y otras graves enfermedades.
La opinión publica se conmueve
por las fotos del niño de siete
años que sufrió la extirpación
de un riñón debido a
los altos niveles de cromo en su organismo.
Nos preguntamos qué hacen las
autoridades. El mismo diario nos responde
: Silvani sigue entregando millones
de dólares a los Yoma... premiando
a las curtiembres.
La televisión
muestra imágenes aterradoras
de los efectos de la contaminación
en Aristóbulo del Valle, un
pequeño pueblo de la provincia
de Misiones. Las consecuencias del
uso de agrotóxicos están
dando lugar a una generación
de monstruos y mutantes. Nos preguntamos
¿que piensan hacer las autoridades?.
Aquí cerca,
en la localidad de Munro numerosos
vecinos siguen tratamientos contra
la contaminación por thalio.
Todos viven cerca de la fabrica Atanor
que fabricaba raticidas y que manifiesta
que no tiene nada que ver con el problema
de los vecinos. El thalio fue prohibido
en nuestro país hace mas de
diez años, sin embargo algunos
de los enfermos de thalio no tienen
mas de nueve años.
En otro municipio
cercano, San Martín, el incendio
de la empresa Ceras Jhonson produjo
innumerable cantidad de afectados
entre los vecinos que aspiraron el
humo. Muchas de esas víctimas
inocentes tendrían benceno
en su sangre y estarían condenadas.
Nos rodean millares
y millares de víctimas invisibles
de un genocidio tenaz que se ensaña
con los mas pobres y con los mas débiles
y que aun carece de un Garzón
que logre transformarlos en los querellantes
de algún alto tribunal internacional.
Porque lo que se esta cometiendo,
amparado en la ignorancia y en la
lenidad es un crimen de lesa humanidad,
que se hace de innumerables vidas
menguadas en plena juventud, senilidades
tempranas, múltiples discapacidades,
tumores, abortos espontáneos,
sufrimientos y deformaciones que espantarían
al infierno del Dante. Y los políticos
que nos gobiernan han forjado ese
largo camino paso a paso, piedra a
piedra, con incontables zancadillas
y agachadas, connivencias, distracciones,
negociados, fechorías mil y
dobles discursos propios de la política
criolla,. Y ahora que se entreabren
las puertas del Apocalipsis aún
se niegan a reconocer sus responsabilidades.
Somos el segundo
país del mundo en producción
de alimentos de origen transgénico,
de hecho, todo lo que comemos tiene
componentes originados en la manipulación
genética de los cromosomas.
Es el negocio de las transnacionales
de las semillas que nos usaron de
país laboratorio, comenzaron
en el año 1987 cuando en la
localidad de Azul, provincia de Buenos
Aires, ensayaron una vacuna recombinante
en bovinos de leche sin informar a
las autoridades y estudiando sus consecuencias
sobre indefensos peones rurales a
los que se elegía por ser analfabetos
y por no estar vacunados, como verdaderos
conejillos de laboratorio.
Muchos biólogos de reconocimiento
internacional vinculan a la ingeniería
genética con el acelerado resurgimiento
de enfermedades infecciosas resistentes
a drogas y antibióticos. Se
sospecha que la transferencia de genes
mediante vectores tales como virus
y agentes infecciosos que son usados
en los laboratorios para producir
transgénicos, estaría
debilitando las barreras entre especies
y aumentando el potencial para que
se originen nuevos patógenos
virales y bacteriales y esparciendo
la resistencia a los antibióticos
y otras drogas. Patógenos no
relacionados aparecen ahora con genes
de idéntica virulencia y resistencia
a los antibióticos.
Las estadísticas
recientes son aterradoras. Las enfermedades
infecciosas fueron responsables de
un tercio de las 52 millones de muertes
en el mundo durante 1995. Tuberculosis
resistentes a drogas afectan a 10
millones de personas al año
en el mundo y 3 millones mueren. Por
lo menos 50 nuevos virus que atacan
a los seres humanos surgieron entre
1996 y 1998. Y las infecciones por
estearitia aumentaron en algunos países
hasta el 100%. El estafilococus ahora
se ha tornado invulnerable a todos
los antibióticos conocidos.
Estos datos irrefutables hace crecer
la preocupación en el mundo
en relación a la permanente
liberación de nuevos transgénicos.
También nosotros reclamamos
una moratoria y que se investiguen
las liberaciones de semillas genéticamente
modificadas que se realizaron a espaldas
de la opinión pública.
Apelamos al derecho precautorio y
a los derechos del consumidor, para
que se rotulen los alimentos genéticamente
modificados y podamos optar por no
comprarlos.
La deuda ecológica
se nos manifiesta asimismo en la erosión
genética de nuestros patrimonios
Fitogenéticos como consecuencia
de prolongadas prácticas de
monocultivos. Se han extraviado numerosas
variedades y largos trabajos de selección
genética por parte del estado
argentino han quedado gracias al patentamiento
de semillas en manos de las transnacionales.
También
se manifiesta la deuda en la pérdida
de la diversidad biológica.
No podría ser de otra manera
en un país donde la siembra
directa y el cultivo de soja con intensa
aplicación de herbicidas, registra
cerca de 8 millones de hectáreas
de monocultivos y con abundancia de
suelos fuertemente impactados en su
estructura y microbiología.
El modelo de exportación de
insumos es un modelo de sobreproducción
que posibilita transitoriamente pagar
los altos servicios de la deuda externa.
Pero ese modelo es también
un modelo de concentración
y de exclusión que arrasa con
las economías regionales, sacrifica
a los pequeños productores
y provoca la emigración de
las poblaciones rurales a los cinturones
de pobreza suburbana. De esa manera,
mientras el desarraigo afecta la identidad
y la autoestima de los trasplantados
por la crisis, el modelo de sobreproducción
muestra su contrapartida en el hambre
y en la desnutrición de una
parte importante de la población.
Lo que venimos
a denunciar subyace en el animo extendido
de las víctimas de este modelo:
los productores rurales. Si bien todavía
se impone lamentablemente, el pensamiento
de que es posible seguir huyendo hacia
adelante, lo cual significa endeudarse
más, aumentar la escala, disminuir
los costos de producción y
afirmar tal como se dice, que es imposible
cambiar de caballo en medio de la
corriente. Todo lo contrario, nosotros
estamos convencidos de que se trata
de una carrera hacia el abismo donde
todos perderemos y que se requiere
el coraje de cambiar hoy, sin demora.
Es necesario retomar la historia de
nuestras producciones agrícolas
brutalmente interrumpida por la Revolución
Verde hace unos 40 años atrás
y que se continua hoy en la llamada
Revolución Biotecnológica.
La base de este país han sido
siempre las producciones del campo,
pero sobre todo nos han reconocido
por la calidad de las carnes y de
los granos. Alguna vez, en la postguerra,
fuimos capaces de impulsar un pequeño
Plan Marshall para la Europa hambrienta
y destruida. Hoy nuestras exportaciones
son fundamentalmente forraje para
sus animales e incluso ese modesto
renglón lo estamos arriesgando
debido a nuestros granos transgénicos
y al abuso de agrotóxicos,
de anabólicos y de balanceados
con harina animal que en su momento
fueron el origen de la vaca loca.
Si la crisis de
este país ha llegado a un punto
tal en que se viene generalizando
la idea de refundarlo desde los orígenes,
estableciendo un nuevo convenio social,
un nuevo marco jurídico e institucional,
y una renegociación profunda
con los organismos internacionales
de crédito, no puede estar
ausente el conocimiento y la defensa
de la deuda ecológica. Es el
único terreno en el que somos
legítimamente acreedores de
los países ricos y es una losa
cada vez más pesada, aún
más pesada que la deuda financiera,
que nos impide toda posibilidad de
tener un porvenir.
Jorge Eduardo Rulli
Setiembre de 2000
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