El WorldWatch
Institute de Washington, uno
de los centros de investigación
más importantes del mundo,
acaba de presentar su informe
anual, en esta ocasión
dedicado a la Cumbre Mundial
sobre Desarrollo Sostenible
a celebrar en Johannesburgo
el próximo mes de agosto.
El informe analiza lo ocurrido
en la última década
desde la Cumbre de la Tierra
de Río de Janeiro y alerta
de los escasos progresos obtenidos.
"No sólo no se han
resuelto los problemas sino
que muchos de ellos se han agravado",
explica Gary Gardner, Director
de Investigaciones del WorldWatch
Institute.
Cada año,
el WorldWatch Institute de Washington
elabora un informe sobre la
situación del mundo.
¿Cuál es la novedad
más importante del año
2002?
Es la primera
vez que el Instituto dedica
uno de sus informes a un evento
concreto. En este caso, a la
Cumbre de Desarrollo Sostenible
que se celebrará en Johannesburgo
durante los meses de agosto
y septiembre. En el Informe
se tratan muchos de los temas
que aparecerán en la
Cumbre: la agricultura
orgánica, el cambio climático,
la población, las sustancias
tóxicas... Sin embargo,
el mensaje esencial que tratamos
de transmitir es que hay que
poner en marcha medidas urgentes
para conseguir un desarrollo
sostenible. Durante la década
de los 90 hemos aprendido mucho
y hemos logrado definir los
retos para llegar a ese desarrollo,
sin embargo los logros han sido
muy pocos e, incluso, muchos
de los problemas se han agravado
durante estos años.
Habla de
problemas que no han mejorado
en absoluto. ¿Cuáles
son?
Uno de los
más graves es el cambio
climático. En este sentido,
en la Cumbre de Río de
Janeiro de 1992 se prometió
reducir las emisiones de gases
invernadero. La ONU declaraba
que era necesario reducir entre
un 60 y un 80% las emisiones
de dióxido de carbono.
Sin embargo, en los últimos
diez años, las emisiones
mundiales de este tipo de gases
han aumentado en un 9%. Se está
muy lejos de conseguir los objetivos
para poder estabilizar el clima.
La escasez de agua es otro de
los problemas que se agravan
cada día más.
Mil millones de personas no
tienen aún acceso al
agua potable y los acuíferos
están sobreexplotados.
Un 10% de la superficie de cereales
cultivada se mantiene gracias
a la sobreutilización
de los acuíferos. Así,
en 10 ó 20 años
no habrá acceso a esos
cultivos. El tema del agua se
agrava aún más
si nos damos cuenta de que muchos
de los grandes ríos están
dejando de llegar al mar por
la sobreexplotación del
agua dulce, como ha ocurrido
con el Río Grande (EE.UU)
o el Río Amarillo (China).
Sin duda, éste es uno
de los grandes retos para la
sociedad internacional. También
es alarmante la situación
de las especies. En los años
90 se ha producido la primera
extinción masiva desde
los dinosaurios hace 65 millones
de años.
Plantea
una visión muy pesimista
del futuro...
No del todo,
pues tenemos tendencias que
también nos mueven al
optimismo. Por ejemplo, hay
un aspecto positivo en estos
diez últimos años:
el progreso en el campo social.
Ha disminuido la mortalidad
por causa de enfermedades como
el sarampión (26%), la
diarrea (28%), la tuberculosis
(19%) y la neumonía (10%),
que son cuatro de las seis enfermedades
más contagiosas del mundo.
Pero este optimismo es limitado
pues el porcentaje de mortalidad
a causa del sida ha aumentado
un 800%. Esto ha provocado que
las buenas cifras anteriores
queden olvidadas. Todos los
beneficios logrados han quedado
aniquilados con el aumento del
sida.
La educación
es otro ámbito en el
que, según el Informe,
no se ha avanzado mucho.
En la década
pasada quedó claro que
la educación no sólo
es un derecho de los niños,
también de los adultos.
Una sociedad formada es una
sociedad que se preocupa por
la salud, por la estabilidad
de la población, por
los derechos... En la reunión
de la UNESCO en Tailandia (1992)
se abogó por el acceso
universal a la educación,
por la reducción del
analfabetismo en un 50% para
el año 2000 y la igualdad
educativa. Sin embargo, lo conseguido
ha sido poco. Aún una
de cada seis personas no sabe
leer y la reducción es
muy lenta. Pero la peor parte
es la de las mujeres, el analfabetismo
entre el sector femenino ha
aumentado.
Si la situación
es tan grave, ¿por qué
no se concreta un compromiso
real de empresas, gobiernos
y sociedad por superar estas
cifras?
Para que se
produzca ese compromiso es esencial
que se de un cambio en el modelo
de desarrollo, en los métodos
de producción y de consumo
y al mismo tiempo una transformación
de la conciencia social. Hay
una contradicción total
entre la política de
la Organización Mundial
de Comercio y la protección
del medio ambiente. Hay que
cambiar la idea de que los recursos
naturales son inagotables y
para ello es necesaria una educación
en valores solidarios y ecológicos.
En este sentido, la postura
europea es muy interesante.
Son muchos los proyectos que
se están poniendo en
marcha, sobre todo, en los países
nórdicos, como los programas
de reciclaje. Hay muy pocas
empresas que se den cuenta de
los problemas que acarrean sus
actividades pero algunas ya
están cambiando de mentalidad.
Por ejemplo, una petrolera estadounidense
ha demostrado que es posible
la reducción de los gases
de efecto invernadero sin que
tuviera costes que la llevaran
a la quiebra. Las transformaciones
no son sencillas, pero hay que
intentarlo.
¿Cómo
ve la postura de EEUU?
Hay muchos
sectores en mi país que
creen que se produciría
un desastre económico
si las leyes para cuidar el
medio ambiente fueran mucho
más duras. En Estados
Unidos todavía no hay
una conciencia ecológica.
La población y el gobierno
no se han dado cuenta de la
importancia que tiene la elaboración
de un plan de crecimiento sostenible.
¿Hay
alguna posibilidad de que la
Administración Bush en
los próximos años
suscriba los acuerdos de Kyoto?
Rotundamente
no. El presidente Bush no va
a cambiar su política
medioambiental. Las esperanzas
hay que encontrarlas en la política
más local ya que algunos
Estados, como California, sí
están tomando medidas,
para la reducción de
emisiones de dióxido
de carbono.
¿Teme,
de alguna manera, que Estados
Unidos pueda boicotear la cumbre
de Johanesburgo?
Parece ser
que en la agenda de Bush no
está prevista su visita
a Suráfrica. Esto es
un alivio. Además, Europa
está haciendo un buen
trabajo en este sentido y debe
mantener su posición
firme para que el resto de los
países la tomen de ejemplo.
Europa tiene que hacer frente
a Estados Unidos y encabezar
el liderazgo del mundo en la
defensa del medio ambiente y
el desarrollo sostenible.
¿Se
plantearán medidas prácticas
en Suráfrica?
Los temas
a tratar aún se están
discutiendo. No es probable
de que se plantee la firma de
nuevos tratados pues queda mucho
por hacer de lo acordado en
Río. Se intentará
llevar a la práctica
la famosa Agenda XXI, que salió
en Brasil.
Para el
caso particular de Latinoamérica,
¿cuáles son sus
mayores retos ambientales?
En mi opinión
tiene tres grandes desafíos:
reducción de la contaminación
-sobre todo en grandes ciudades
como México-, realizar
un plan para mejorar el aprovechamiento
del agua y poner fin a la deforestación
del Amazonas.
Muchos
expertos hablan del desastre
ecológico que podría
provocar el desarrollo de China
al modo occidental, ¿son
datos alarmistas o debemos estar
preocupados?
Hay que tener
mucho cuidado cuando se critica
los avances de los países
en vías de desarrollo.
Es cierto que algunos informes
explican que se necesitarían
tres planetas como el nuestro
si todo el mundo consumiera
al mismo ritmo que Estados Unidos.
Bien es cierto que según
diversas investigaciones del
WorldWatch para poder atender
las necesidades chinas de cereales
en un futuro, el stock de cereales
mundiales se acabaría
e, incluso, habría problemas
de desabastecimiento. No obstante,
no hay que ser alarmistas.
¿Cuál
debe ser el papel de las ONG
en todo este movimiento a favor
de un desarrollo sostenible?
Las ONG son
una nueva fuerza y una esperanza
para sensibilizar la conciencia
del mundo. El movimiento creado
por estas organizaciones no
tiene precedentes y ha sido
vital para conseguir determinados
objetivos. Por ejemplo, gracias
a ellas existe un tratado contra
las minas antipersonales, apoyado
por más de 600 organizaciones.
En la actualidad hay alrededor
de 2.400 ONG que piden ya formar
parte de los procesos de decisión
en temas de medio ambiente y
desarrollo. Una de las grandes
apuestas de Johanesburgo es
permitir que las ONG sean parte
del proceso oficial.
Ana Muñoz
y Marta Caravantes
Periodistas
Centro de Colaboraciones Solidarias
caravantes@tsai.es
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