Más de
cinco millones de niños y niñas
mueren cada año por enfermedades
relacionadas con el entorno. Las mayores
amenazas para la salud infantil se
encuentran precisamente en los lugares
que deberían ser más
seguros: los hogares, donde viven,
las escuelas, donde aprenden; y las
comunidades, donde juegan y se relacionan.
La vida de los niños
y las niñas en la mayor parte
del mundo no es un camino de rosas.
Muchos de ellos tienen que trabajar
para ayudar a sus familias, cuidan
de sus hermanos menores, abandonan
su escolarización a una edad
demasiado temprana como para asegurarles
un futuro, se alimentan de modo deficiente
-ya que los mejores bocados de sus
casas son para los adultos trabajadores-,
y duermen en cualquier sitio gracias
a su pequeño tamaño.
Nadie se interesa por su bienestar
físico o mental, y mucho menos
por la seguridad sanitaria de los
lugares que frecuentan.
La Organización
Mundial de la Salud, siguiendo la
línea de prevención
de los últimos tiempos, ha
dejado de lado este año las
enfermedades graves, infecciosas o
emergentes, para concentrarse en la
salud infantil. En concreto, en la
necesidad de crear un ambiente saludable
para los niños y las niñas
de todo el mundo. No olvidemos que
las mayores amenazas para la salud
infantil se encuentran precisamente
en los lugares que deberían
ser más seguros: los hogares,
donde viven; las escuelas, donde aprenden;
y las comunidades, donde juegan y
se relacionan. El Día Mundial
de Salud de este año, celebrado
el pasado 7 de abril, se ha centrado
en las consecuencias desproporcionadas
que tienen sobre los niños
el agua y aire contaminados, la falta
de saneamientos, los insectos que
transmiten enfermedades, los productos
químicos y el ruido. Más
de cinco millones de niños
mueren cada año por enfermedades
relacionadas con el entorno, que pueden
causar diarreas, enfermedades respiratorias,
malaria y lesiones causadas por accidentes.
Muchos millones más se ven
disminuidos por esas enfermedades,
o desarrollan problemas crónicos
relacionados con el medio ambiente,
desde alergias hasta discapacidad
mental o física.
El mundo cercano
de la mayor parte de los niños
es pequeño, se limita a su
hogar, su escuela, su calle, las zonas
de juego y los hogares de sus parientes
próximos. Sin embargo, esos
lugares pueden exponer a los niños,
desde temprana edad, a peligros relacionados
con el ambiente y los riesgos son
cada vez mayores. Durante siglos,
los niños han estado expuestos
a ciertos riesgos "básicos"
de su entorno: agua no apta para el
consumo, saneamiento deficiente, contaminación
del aire en interiores, insuficiente
higiene de los alimentos, vivienda
en malas condiciones y evacuación
inadecuada de los desechos. Los riesgos
más modernos son resultado
del uso indebido de sustancias químicas
peligrosas, la evacuación inadecuada
de desechos tóxicos, y otros
peligros ambientales como el ruido
y la contaminación industrial.
Las sustancias químicas peligrosas
utilizadas en los juguetes o en productos
de uso doméstico también
pueden ser perjudiciales para los
niños. Entre los riesgos ambientales
para la salud de aparición
más reciente se cuentan el
cambio climático, el agotamiento
de la capa de ozono, la contaminación
con contaminantes orgánicos
persistentes, sustancias químicas
y otros agentes, y las enfermedades
emergentes.
La creación
de un entorno saludable es una estrategia
de prevención poco costosa
y eficaz que, como la mayoría
de las medidas de prevención,
sólo exige conocimiento, cambios
en el comportamiento, educación,
respeto por la infancia y compromiso
político. Para abordar las
amenazas ambientales se requiere un
enfoque coordinado, y la participación
de diferentes sectores como salud,
educación, vivienda, energía,
agua y planificación. La participación
activa de los implicados, especialmente
de la familia de los niños,
es esencial. Los proyectos que fomentan
la participación promueven
el asociacionismo y refuerzan el sentido
de pertenencia a la comunidad y al
grupo. El trabajo de limpieza, realizado
por voluntarios y bien dirigido, la
información sobre las condiciones
de insalubridad y la apreciación
directa de las ventajas de la limpieza
llevan a las comunidades a desear
emprender acciones sanitarias con
importante repercusión social
y medioambiental, tanto sobre los
niños como sobre los adultos.
Arancha Desojo
Farmaceútica y experta en cooperación
sanitaria
Agencia de Información Solidaria
arancha@desojo.com |