La ballenas, el elefantes,
el panda, el gorila, entre otras especies,
tienen la suerte de pertenecer
a nuestra selectiva lista de especies
privilegiadas y por lo tanto llegan
a tener un mínimo lugar en nuestras
agendas ocupadas. Las razones
por las cuales se les ha otorgado este
gran privilegio encuentran su explicación
solo en la mente humana: solo hay tiempo
para unos pocos...
La conservación de especies
ha sido en los últimos años,
tema de debate de gobiernos, instituciones,
personas y quien sabe quien más.
Hoy en día, quien no manifieste
preocupación por la conservación
del panda, del gorila, del elefante
e incluso de las ballenas, se encuentra
al margen de la moda de estos tiempos:
¿Cuantos de nosotros, realmente
entendemos lo que significa conservar?,
¿Cuantos de nosotros sabemos
qué es lo importante para las
especies, y no solo para las que,
como dije anteriormente, pertenecen
a nuestra privilegiada lista, sino
para las miles de especies que pasan
inadvertidas a nuestros ojos, pero
que merecen la misma o incluso más
atención?...
En la actualidad todos nos mostramos
de acuerdo en que hay que conservar
al panda: ¿y si su destino
final es la extinción?, si
realmente esta especie no ha podido
superar las barreras impuestas por
su propia naturaleza, ¿es correcto
lo que estamos haciendo?. ¿Estamos
ayudando o sólo metiendo las
narices donde no debiéramos?
El hombre, y no solo el hombre moderno,
ha provocado la reducción del
número de especies, tanto animales
como vegetales, en una carrera alocada
que aún no encuentra su fin,
ni su justificación: ¿Qué
estamos haciendo con respecto a esto?,
¿Qué hacen los gobiernos
e instituciones que tienen en su mano
el destino de miles de especies, incluso
la nuestra?. ¿Porqué
gastar millones en salvar una especie,
cuando podemos hacer mucho más
por todas? Estamos acostumbrados a
conservar lo que nos parece lindo,
simpático, pero
¿qué hay de las especies
feas, antipáticas,
dejamos que mueran?
Creo que el principal problema de
la conservación es que no
conservamos bien, no hacemos
lo beneficioso para la especie, sino
lo que a nosotros nos parece bueno
para ella y para nosotros: se invirtieron
millones en salvar a una ballena,
porque después de verla saltar
en una película hacia la libertad
no podíamos dejarla en un acuario;
nuestra sensibilidad no lo permitía,
sin embargo este animal esta muy lejos
de poder lograrlo, y no porque no
haya conocido la libertad sino porque
se la hemos quitado.. Y las especies
que aun siguen haciendo piruetas en
los acuarios de todo el mundo, acaso
¿no tienen el mismo derecho?
Como ya dije, solo hay tiempo para
unos pocos..
Hoy la conservación esta en
la mente de muchos, pero en el corazón
de muy pocos: ¿Cuántas
especies desaparecen diariamente sin
que hayan sido registradas por el
hombre?, ¿Cuántas especies
ven diezmado su territorio a causa
de la destrucción de su hábitat
por parte de la tala intensiva, uso
de las tierras para el cultivo, establecimiento
de construcciones humanas, entre otras
razones?. No sabemos el número
y quizás estemos muy lejos
de saberlo, sin embargo no nos detendremos,
no porque no seamos concientes del
daño que ocasionamos, sino
porque no nos conviene hacerlo: producir
más, vender más, globalizar
el mundo. Estas son las preocupaciones
de nuestra especie, no vemos más
allá de eso. Estamos encerrados
en una burbuja que nosotros mismos
creamos y que nos aleja cada día
más de la realidad.
Mónica Buono
moni_ro@ciudad.com.ar
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