Página 1 de 2 La
postura estadounidense ante el protocolo de Kyoto tiene ahora una
explicación: el presidente George W. Bush ha dejado que el gigante
ExxonMobil influencie la política de Estados Unidos con respecto al
tema del calentamiento global.
Ha quedado demostrado. Los Estados Unidos, país responsable por dos
terceras partes de las emanaciones tóxicas que están dando lugar al
llamado "efecto invernadero" y al calentamiento progresivo del planeta,
cuyos efectos estamos sintiendo todos en todo el mundo, no participa en
el protocolo de Kyoto debido a que el presidente George W. Bush ha
dejado que el gigante ExxonMobil influencie y determine la política de
ese país con respecto al tema del «calentamiento global».
Esto es como dejar las gallinas al cuidado de los zorros. La petrolera
Exxon, la más grande del mundo, es la compañía más lucrativa de los
Estados Unidos. La industria petrolera tendría que hacer billonarias
inversiones para adaptarse a las normas que pretenden imponerse en
Kyoto, que buscan una producción industrial más limpia y el uso
progresivo de técnicas alternativas de producción de energía, de manera
que se pueda disminuir el peligro creado por una de las más formidables
amenazas que haya conocido el mundo civilizado: el aumento global de
temperatura.
La información, que fue revelada por medios legales gracias a la tenaz
y persistente labor de Greenpeace (fue obtenida apelando a la Ley de
Libertad de Información), había sido negada varias veces a coro por la
Casa Blanca y la Exxon, pero finalmente quedó al descubierto a través
de varios documentos hechos públicos que la subsecretaria de Estado
para Asuntos Globales, Paula Dobriansky, le dirigió a la Exxon entre
2001 y 2004, agradeciéndole a la compañía petrolera por su «activo
envolvimiento» en la determinación de las políticas relativas al cambio
climático, y solicitando consejo acerca de cuáles son las políticas al
respecto que la Exxon encontraría aceptables.
El primer diario influyente en publicar esta información fue ‘The
Guardian’, de Inglaterra, hace una semana. Hasta el momento, ningún
medio de comunicación norteamericano la ha reproducido. No es que haya
muchas expectativas de que lo hagan. No es por falta de olfato
periodístico. Para entender el silencio corporativo en torno a esta
alarmante realidad lo mejor es hacer como dice el popular dicho
anglosajón: «follow the Money», que invita a seguirle el rastro al
dinero.
Otros apartes de los documentos obtenidos por Greenpeace sugieren que
la señora Dobriansky debía 'sondear' a varios ejecutivos de Exxon y de
otros grupos corporativos conocidos por su posición 'anti- Kyoto', en
cuanto a las posibles alternativas que se debían estudiar frente al
Protocolo para la reducción de emisiones de gases productores del
efecto invernadero.
En estos papeles, Dobriansky le confirma a la Global Climate Colation
(un complejo industrial integrado por firmas norteamericanas, que
representa a nivel mundial el principal grupo 'anti Kyoto') que «el
presidente de los Estados Unidos rechazó Kyoto en parte basándose en la
información proporcionada por ustedes». Esto pone en evidencia a Nick
Thomas, cabeza del departamento de Asuntos Públicos de la Exxon, quien
había declarado que: «pienso que podemos decir categóricamente que no
hemos hecho campaña con el gobierno de los Estados Unidos ni con ningún
otro gobierno para adoptar una determinada posición con respecto a
Kyoto». A la luz de los documentos obtenidos por Greenpeace, tal vez el
señor Thomas deba pensar esto en esto un poco más.
La postura de Exxon queda claramente establecida en los documentos
intercambiados entre Dobriansky y la compañía petrolera: "Exxon cree
que unirse a Kyoto sería injustificadamente drástico y prematuro".
La noticia se ha dado a conocer en el Reino Unido mientras en
Washington Tony Blair se entrevistaba con George W. Bush, precisamente
para discutir lo relativo al cambio de temperatura global. El director
ejecutivo de Greenpeace en Londres ha dicho al respecto: "El presidente
Bush le dice al primer ministro Tony Blair que él está preocupado por
el cambio climático pero estos documentos revelan la alarmante
realidad: que la política en esta Casa Blanca está siendo escrita por
la compañía petrolera más poderosa del mundo. La política frente al
cambio climático de esta administración representa una amenaza para la
humanidad".
Y nada más hay que ver la gente de la que se rodea 'la administración'
para trazar estas políticas. Dobriansky también ha acudido en busca del
consejo de Don Pearlman, uno de los personajes más influyentes a nivel
internacional en la postura 'anti Kyoto', quien ha trabajado como
asesor de los gobiernos de Arabia Saudita y Kuwait, y lo hace
actualmente para la Climate Coalition, descrita como una organización
cuyo esfuerzo principal se dirige a impedir o entorpecer los intentos
que se puedan hacer desde el gobierno norteamericano para reconocer y
enfrentar el problema que significa para la humanidad el cambio de
temperatura global.
Guerra semántica
Mientras tanto, los líderes de las ocho naciones más industrializadas,
el grupo G8, se prepara para la reunión del próximo mes en Gleneagles,
Escocia, especialmente para tratar la temática del calentamiento
global, donde, según Jennifer Morgan, experta en cambio climático de la
World Wildlife Fund (Fondo para la Vida Salvaje), se espera que se
produzca un 'choque de trenes'. Esto es
debido a que desde ya se prevé que la postura del presidente George W.
Bush será la de desestimar la gravedad y la de restarle importancia al
fenómeno del calentamiento progresivo del planeta. Los representantes
de la Casa Blanca han venido ejerciendo presión para que al texto del
comunicado que emitirán en conjunto los países del G8 se le supriman
varias afirmaciones cruciales. Una de las afirmaciones en disputa por
la Casa Blanca es la que dice que «nuestro mundo se está calentando»,
lo que sugiere que el presidente Bush aún no ha tomado en serio las
conclusiones que ya han sido de sobra aceptadas por la comunidad
científica en lo que tiene que ver con el aumento de temperatura, y
sencillamente no reconoce ni siquiera que exista un problema al
respecto.
Los Estados Unidos también ha objetado la parte del documento que
debería rezar: «existe evidencia innegable de que el clima está
cambiando, incluyendo el elevamiento en los niveles de los océanos y en
las temperaturas atmosféricas, el encogimiento de las capas de hielo
oceánica y de los glaciares y cambios en todos los ecosistemas. La
inercia del sistema climático indica que un mayor calentamiento es
inevitable».
La Casa Blanca quisiera que el documento se limite a admitir
simplemente que «el cambio climático es un problema a largo plazo que
tiene el potencial de afectar todas las partes del planeta».
El tema del Ártico
Mientras estas cuestiones semánticas se resuelven, un nuevo reporte
científico enciende las alarmas: el calentamiento global está causando
un aumento de temperatura más acelerado en el Ártico que en el resto
del planeta, y a un ritmo más rápido del que se había estimado.
"Los hallazgos contenidos en el reporte, titulado 'Impacto del
calentamiento en el Ártico' son un campanazo de alerta para los
encargados de trazar las políticas ambientales en los Estados Unidos,
país que hasta ahora ha elegido el camino de la inacción ante este
problema", dijo el ambientalista James Wang,
Las víctimas más inmediatas por esta situación son los osos polares y
otras especies condenadas a la desaparición debido a la progresiva
reducción de su hábitat natural, al igual que sucede con las focas y
varias especies de aves. Otra especie en peligro es la humana. Los
cuatro millones de personas que habitan en el Ártico están expuestos
ahora a un 30 por ciento más de rayos solares ultravioletas que en el
pasado, debido a que la recuperación de la deteriorada capa de ozono
atmosférica es considerablemente más lenta sobre los polos que sobre
otras regiones de la Tierra. Pero lo que suceda con los polos puede
tener consecuencias catastróficas para el resto del mundo. El
derretimiento de los cascos de hielo va aparejado a un inevitable
incremento en los niveles de las aguas oceánicas, lo que daría lugar a
la desaparición de muchas islas y de extensas áreas costeras de las
masas continentales.
"Si uno desea saber qué estará ocurriendo dentro de 25 a 30 años en el
resto del planeta, hay que mantener un ojo puesto en el Ártico", dijo
Robert Correll, uno de los científicos que lideró la investigación.
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Escrito por Invitado el 2007-05-13 00:22:16 Ojo!!! antes de que se jodan ellos van a joder a medio mundo. Principalmente a los países que como el nuestro tiene suelos aptos para la agricultura. ¿O la visita de Al Gore no está relacionada con esto? ¿Tendrán conciencia ecológica los dueños de nuestros suelos y nuestros gobernantes de turno? | |