Costa
Rica se ha convertido en el primer país en todo el mundo que prohíbe el
cautiverio de delfines y ballenas, además de nadar junto a ellos. El
Gobierno ha promulgado un decreto que reglamenta las actividades
relacionadas con cetáceos en Costa Rica con el fin de proteger la vida
de esos animales y fue publicado el pasado 28 de julio en el diario
oficial La Gaceta.
El reglamento no sólo prohíbe el cautiverio sino que establece
requisitos para empresas, instituciones o personas que realicen
cualquier actividad de observación, investigación y turismo relacionada
con cetáceos en aguas nacionales.
También regula la observación con vehículos aéreos, la cual fue limitada a fines científicos y de filmación.
"El reglamento prohíbe el cautiverio de manera tajante y esto es un
gran logro a nivel mundial, en razón de que se ha demostrado el daño
que causa el encierro permanente a estos animales", declaró hoy a EFE
la presidenta de la Fundación PROMAR, Priscilla Cubero.
La bióloga explicó que el cautiverio de ballenas y delfines es negativo
"independientemente si se les usa para espectáculos, terapia o
cualquier otro fin".
Costa Rica es el primer país del mundo en prohibir el cautiverio de
cetáceos bajo cualquier circunstancia que no sea ayudarlos a curarse si
se encuentran enfermos o heridos, con el fin "devolverlos a su medio
natural", añadió.
La Fundación PROMAR es una organización privada que trabaja por la conservación de los ecosistemas marinos de Costa Rica.
La entidad impulsó desde el año 2002 la aprobación del reglamento
debido a que en Costa Rica -donde el turismo es una de las principales
fuentes de divisas- ha proliferado la oferta de excursiones para
observar delfines y ballenas en aguas del Pacífico.
Según datos de la fundación, la observación de estos animales ha
crecido significativamente en Costa Rica desde 1998, cuando sólo había
tres opciones disponibles para esa práctica en ese año frente a las más
de 45 que existen en la actualidad.
"Este reglamento cobra una importancia enorme a nivel de este país pues
las actividades de observación de cetáceos silvestres tienen el
porcentaje de crecimiento más alto del mundo en los últimos siete años
(1.500 por ciento)", explicó Cubero.
Según la especialista, "en algunas áreas del país se ofrece cada vez
más la natación con estos animales, lo cual es una práctica que atenta
contra el buen manejo de la actividad y la conservación de las
poblaciones, y que además pone en riesgo a las personas".
El nuevo reglamento otorga base legal para contrarrestar esa práctica y
promover la conducción adecuada en torno a estos mamíferos en su medio
natural, explicó la presidenta de PROMAR.
La prohibición del cautiverio responde a los efectos negativos
demostrados que genera en los cetáceos, con una disminución en el
promedio de vida de más de un 70 por ciento en comparación con la vida
en libertad.
A juicio de Cubero, con la aprobación del nuevo reglamento, Costa Rica
está enviando una señal al mundo para entender "la importancia que los
cetáceos tienen para el equilibrio marino, para las economías y para
los seres humanos".
"Estos animales pertenecen al océano, no a piletas o encierros y su
valor radica en su libertad, no en entretenernos a nosotros", agregó la
bióloga.
Por su parte, Virginia Cajiao, directora del área legal de la Fundación
Mar Viva, otra entidad que trabaja en la conservación de los recursos
marinos, aseguró a EFE que su fundación "avala ciento por ciento el
reglamento".
"Es muy importante porque viene a regular la observación de delfines y
ballenas y es el primer país que prohíbe el cautiverio a nivel
internacional", añadió Cajiao.
En Costa Rica se dan 29 especies de cetáceos, lo que corresponde a un
35 por ciento del total conocido en el planeta, según cifras de PROMAR.
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