A través del estudio de los fósiles, los científicos han podido comprobar cómo periódicamente y de forma natural se han ido extinguiendo especies animales y vegetales.

Aunque el ritmo de extinción es lento, se han dado casos en que resulta masivo, como ocurrió con los dinosaurios hace 65 millones de años, un hecho que pudo haber ocurrido a partir de la caída de un meteorito.

Ahora, sin embargo, ocurre que una sola especie, la humana, acelera la extinción de las otras y ello se debe a la forma en que explota los recursos naturales.

Su actuación no sólo afecta a los animales, como era usual históricamente, sino también a las plantas, base de la cadena alimenticia.

Todo ello como consecuencia de la superpoblación humana, la forma desproporcionada en que utiliza los recursos del planeta y sus hábitos de consumo excesivo.

El empleo indiscriminado de hidrocarburos en la industria y el transporte libera dióxido de carbono que recalienta al Planeta, cambia el clima y funde glaciales y hielos polares.

Se prevé que ese fenómeno podría provocar un aumento de temperatura de hasta cuatro grados centígrados, lo cual aumentará el nivel del mar en 1.40 metros para el año 2100 y, por supuesto, afectará en gran medida a los animales y plantes.

A través de la caza, ya sea deportiva o industrial, el hombre merma diversas especies de animales en busca de pieles, carnes y aceites, y ha exterminado desde felinos hasta ballenas.

Tigres, guepardos, leopardos, jaguares, onzas, ocelotes, rinocerontes, elefantes, gorilas y osos han sufrido también estas embestidas del hombre que cuenta con mejores armas y medios.

La caza de la ballena azul gigante (Balenoptera musculus), que precisó de veda, constituye un ejemplo histórico de exterminio pues su número disminuyó de 40 mil a 12 mil entre 1950 y 1965.

La deforestación es otra acción del hombre que provoca la pérdida de animales y plantas, los cuales quedan desprovistos de hábitat, guarida y alimentos.

Aunque esa práctica se justifica por la necesidad de obtener maderas, minerales y nuevas tierras para cultivos agrícolas y pastizales, reduce las poblaciones de plantas y animales.

Ello afecta la biodiversidad y el clima de una región y facilita la aniquilación de las especies, pues las hace más vulnerables a la sequía, las inundaciones e incendios.

Otra agresión indirecta del hombre es el envenenamiento del ambiente con sustancias tóxicas como residuos industriales, herbicidas, fertilizantes químicos e insecticidas.

Muchos de esos productos son arrastrados por las aguas a ríos y lagos; en algunos casos matan o aumentan la vegetación acuática y disminuyen el oxígeno necesario a los peces.

También algunas de esas sustancias son llevadas por los ríos al mar e intoxican algas y peces que luego a su vez son consumidos por otros animales y el propio hombre.

Expertos confirmaron que el plomo de las balas y el veneno usado contra depredadores como coyotes, lobos y pumas es la principal causa de muerte de carroñeros como los cóndores sudamericanos.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reportó que de 1600 a 1974 se extinguieron en ese país 16 especies de peces, dos de anfibios y reptiles, 10 de aves y 10 de mamíferos, así como 11 de plantas.

Actualmente esa nación latinoamericana tiene un listado que declara otras 41 especies extintas, 373 en peligro de extinción, 843 amenazadas y mil 327 sometidas a protección especial.

En Argentina son considerados animales en peligro de extinción el aguará guazú, el águila coronada, el cardenal amarillo, el chopi, el ciervo de los pantanos, el gato onza, los lechuzones de campo y orejudo, el lobito de río, el ñandú, el oso hormiguero, el tapir, el tatú carreta, el venado de la pampa y el yaguareté.

Brasil reportó en noviembre último 627 especies de animales amenazados de extinción, de ellos 69 mamíferos, 160 aves, 20 reptiles, 16 anfibios, 154 peces y 208 invertebrados.

Del total de especies en peligro, el 60 por ciento habita la deforestada Mata Atlántica, un 26,2 por ciento en la sabana del Cerrado, muy afectada por la sequía.

Sin embargo, sólo un 9,1 por ciento habita en la Amazonia y un 4,7 por ciento en el Pantanal, las dos regiones del país donde se han desarrollado mayores esfuerzos de preservación.

Según el ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, entre los factores que afectaron la fauna están la deforestación, los incendios, los agrotóxicos y el tráfico de animales.

En Venezuela hasta 1974 se habían extinguido 68 especies de mamíferos, 130 de aves y 28 de reptiles, de acuerdo con datos oficiales que hoy consideran a más de 300 en riesgo.

Entre ellas figuran el perro de aguas, el mono chucuto, los caimanes del Orinoco y de la costa, la tortuga arrau, la cotorra cabeza amarilla, el venado caramerudo de Margarita, el cardenalito, el manatí, el oso palmero, el jaguar, los cunaguaros, el armadillo gigante, el oso frontino y el galápago llanero.

La Unión Internacional para la Conservación de las Especies (IUCN) indica que actualmente se conocen unas 11 mil 167 en peligro de extinción, de las cuales 124 están englobadas en la categoría de "estado crítico".

En manos del hombre está buscar soluciones para proteger la biodiversidad y evitar una mayor extinción masiva, pues no debemos olvidar que también son seres vivos de nuestro Planeta.

Rolando de la Ribera
Fuente: Prensa Latina

El último comentario se muestra en esta página, los anteriores podrás leerlos en las páginas subsiguientes. Todos los comentarios requieren de la aprobación del administrador.
No se publicarán consultas, las que sugerimos realizar a través del formulario de contacto.

Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios.
Por favor valídate o regístrate.