Como dijo aquel, en una primera aproximación toda especie está ya extinta. Y es que la extinción es algo irremediable, ocurre y ha ocurrido continuamente, lo malo es cuando, en lugar de tener una tasa de extinción baja y constante que es compensada con la creación de nuevas especies, súbitamente (desde el punto de vista del tiempo geológico) tenemos muchas extinciones.
A lo largo de la historia biológica de este planeta se han dado muchas extinciones, aunque sólo hay 5 grandes extinciones masivas. Hay multitud de teorías que tratan de explicar estos fenómenos de extinción masiva, y cada día hay más. Algunas de estas teorías las hemos visto ya en el pasado en NeoFronteras ahora vamos a ver algunas que han aparecido recientemente.
Los viejos Apalaches
La primera se refiere a la gran extinción del Ordovícico, hace 450 millones de años y que constituye la segunda gran extinción en magnitud. Según una nueva teoría la aparición de los Apalaches, cadena montañosa que está en lo que hoy es los EEUU, pudo dar lugar a una serie de acontecimientos en cadena que provocaron una glaciación y una extinción masiva.
Desde hace tiempo se sospechaba que la causa de esta extinción había sido una gran glaciación, pero se desconocía qué había provocado esta edad del hielo. Ahora SethYoung, de Indiana University, y sus colaboradores proponen que hubo dos factores que conspiraron para dar lugar a esa glaciación.
El primero sería una actividad volcánica inusualmente baja en ese momento, que habría enfriado la Tierra al haber menor aporte de gases de efecto invernadero. Las distintas capas de lava de la época así lo parecen confirmar.
El segundo factor sería un incremento de la erosión en las rocas de los Apalaches entre hace 462 y hace 454 millones de años. La pruebas sobre este punto vendrían dadas por el cambio entre las distintas proporciones de isótopos de estroncio en las rocas oceánicas de aquella época.
Según los autores estos factores combinados provocaron una caída en la concentración de dióxido de carbono, una disminución del efecto invernadero y, por tanto, una disminución de las temperaturas que dio lugar a la glaciación.
El cambio fue demasiado rápido como para que muchas especies tuvieran tiempo de adaptarse y se extinguieron. Curiosamente este asunto sobre el dióxido de carbono es justo lo opuesto de lo que está ocurriendo actualmente.
Nuevo cráter cretácico
Otra extinción para la cual se han propuesto muchas teorías es la del Cretácico, famosa porque eliminó a todos los dinosaurios. La Teoría más ampliamente aceptada al respecto es la del meteorito que impactó al lado de lo que hoy es Yucatán (y cuyo impronunciable nombre es mejor olvidar) y que supuestamente inyectó polvo y cenizas en la atmósfera, bloqueando la luz del sol, matando a las plantas y luego, por efecto dominó, a los demás seres vivos que se extinguieron sin remedio.
Sin embargo, recientes estudios ponen en duda esa teoría. El impacto parece poco importante como para provocar esos efecto e incluso su edad no se ajusta exactamente con la época en la que se dio esa extinción (hace 65 millones de años).
Ahora parecen haber encontrado otro cráter impacto que parece encajar mejor como causante de esta extinción.
Sankar Chatterjee de Texas Tech University y su equipo han estado estudiando la cuenca Shiva, una depresión sumergida al oeste de India y que se explota para extraer gas y petróleo. Algunos cráteres complejos están entre los más productivos en cuento a hidrocarburos se refiere (recordemos aquí la nueva teoría acerca del origen no fósil de parte de los hidrocarburos del subsuelo).
Si Chatterjee está en lo cierto, este cráter sería el mayor encontrado en nuestro planeta: unos 500 km de diámetro. El objeto que lo produjo tendría que tener unos 40 km de ancho. Sin embargo, el cráter de la península de Yucatán habría sido producido por un objeto de “solamente” 8 ó 10 km de tamaño.
En impacto Shiva es difícil de imaginar. Tuvo que vaporizar en el punto de colisión la corteza terrestre, dejando nada más que material del manto ultracaliente en su lugar. El impacto cambió incluso la tectónica terrestre de la zona sacando a las islas Seychelles de la placa indostánica y mandándolas hacia África. Probablemente también provocó las erupciones volcánicas de Deccan que también han sido relacionadas con esta extinción.
Al parecer, las pruebas son dramáticas. El cráter, en su mayor parte sumergido en el agua y bajo los sedimentos marinos, tiene un borde que forma un círculo de 500 km de diámetro, con un pico en el centro de casi 5 km de alto conocido como Bombay High. El impacto parece que destruyó una capa de granito de casi 50 km de espesor. El borde emergido está subrayado todavía por aguas termales y fallas tectónicas activas.
El equipo de investigadores espera ir a India más tarde este año para examinar muestras obtenidas por perforación y así acumular más pruebas. Chatterjee dice que las rocas del fondo del cráter hablarán de las señales del impacto, sobre todo si encuentran rocas que fueron fundidas durante el evento, así como cuarzo fracturado o una abundancia anómala de iridio. La corteza terrestre es pobre en iridio, pero los asteroides son ricos en este elemento. A lo largo del globo se ha podido comprobar en los estratos una abundancia de este elemento justo en el momento en el que se produjo la extinción.
Algas asesinas
Pero quizás no fue un impacto meteorítico, ni un desastre climático, ni una actividad volcánica tremenda la que disparó la extinción de los dinosaurios y de otras criaturas en otras extinciones, quizás se debió simplemente a las algas.
Aquel que es aficionado a comer ostras o mejillones sabe que hay algas que son tóxicas. Allá donde hay agua seguro que hay algún alga que es tóxica. Naturalmente no estamos hablando de algas macroscópicas visibles fácilmente, y por tanto evitables, sino de algas microscópicas. Estas algas usualmente se dan en pequeñas concentraciones, pero un súbito calentamiento de las aguas o su fertilización con polvo o sedimentos procedentes de tierra firme pueden originar una gran proliferación de las mismas y matar miles de peces, envenenar moluscos o incluso intoxicar a los incautos humanos que se atrevan a comerlos.
James Castle y John Rodgers, de Clemson University, creen que lo mismo pudo pasar durante las cinco grandes extinciones masivas. Han encontrado restos fósiles de algas que formaron estromatolitos en muchos lugares del globo.
Castle dice que si se piensa con detenimiento, en las grandes extinciones masivas siempre hay preguntas sin contestar. Así por ejemplo, si un meteorito impacta, ¿qué causa exactamente la extinción?, ¿el cambio climático posterior?, ¿el polvo atmosférico que bloquea la luz solar? Según él es probable que ninguno de esos factores mate a todas esas especies por sí mismo.
Aunque no lo menciona, no está de más recordar que en esos eventos de extinción también sobreviven especies (a veces reiteradamente), aún siendo sensibles a ciertas supuestas consecuencias de un impacto. Plantas sin semillas duraderas o insectos de ciclo de vida corto han sobrevivido a alguna extinción.
Según estos autores si sucede algún desastre en tierra automáticamente se produce un aporte de nutrientes a las aguas. Entonces se produce una explosión de la población de algas y éstas liberan sustancias químicas irritantes o neurotóxicas. Además, las plantas pueden absorber esas sustancias a través de las raíces y envenenar a los animales herbívoros que se las coman.
Si la teoría es correcta respondería a muchas cuestiones acerca de cómo las especies desaparecieron en esos episodios de extinción masiva del pasado. De paso debemos preocuparnos por un mundo cada vez más cálido debido a nuestras emisiones y de cómo pueden las algas dañar los ecosistemas.
La proliferación de algas se ve favorecida por temperaturas más cálidas. Se acelera su metabolismo y su ritmo de reproducción, particularmente para las cianobacterias productoras de toxinas.
Castle añade que en EEUU las algas tóxicas parecen estar emigrando lentamente hacia el norte a través de lagos, charcas y líneas costeras. Su proliferación y el aumento de extensión de las zona afectada puede terminar resultando un problema para la vida salvaje, la pesca e incluso los humanos según invadan los embalses y pantanos.
Mira tú que si al final morimos todos envenenados por algas microscópicas. No dejaría de ser irónico que la especie más soberbia sobre la faz de la Tierra fuera eliminada por la más humilde de todas: una que ha estado aquí desde hace miles de millones de años, antes incluso de la aparición de la vida animal compleja. Si es así estaría reclamando lo que siempre le perteneció.
Puede que quizás nunca sepamos la causa o causas de las extinciones masivas del pasado. Ni siquiera sabemos por qué las extinciones masivas parecen producirse periódicamente. Por cierto, ya toca la siguiente, aunque ya sabemos la causa de la gran extinción masiva en este caso: nosotros, los únicos seres conocidos que podemos pensar y discutir acerca de las extinciones masivas.
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