Cuanto más creemos que conocemos a las criaturas del pasado, más nos damos cuenta en realidad que todavía hay muchas cosas que pueden sorprendernos y de las cuales podemos aprender algo nuego. En una época a la que usualmente asociamos con dinosaurios y un planeta Tierra virgen y salvaje, existió una mosca que posee una diferencia más que radical en comparación con las moscas de estos tiempos: Nada menos que un cuerno y tres ojos en su extremo. El ejemplar fue recientemente encontrado, y se pudo conservar gracias a estar atrapado en ámbar durante unos cien millones de años. Los expertos coinciden de que se trata de una familia jamás vista antes, y que probablemente se haya tratado de un capricho de la evolución.
Repulsivas e interesantes a la vez, las moscas han convivido con la raza humana durante muchísimo tiempo, pero hay que reconocer que ellas viven en este planeta desde mucho antes que el primer atisbo de humanidad apareciera. Durante ese enorme intervalo de tiempo debe de haber existido (y se deben haber extinguido) una impresionante cantidad de especies, lo que nos recuerda que sabemos mucho menos sobre especies antiguas de lo que imaginamos. Por eso es que nos encontramos ante una ocasión tan especial: El descubrimiento de una nueva especie. Podrá ser una mosca, pero definitivamente no se trata de una mosca común. El insecto posee un cuerno, el cual a su vez tiene en la parte superior tres ojos, que probablemente deben haberle servido como un sistema de detección temprana de depredadores.
La nueva especie fue anunciada por George Poinar Jr., profesor de zoología en la Universidad del Estado de Oregon. Según las propias palabras de Poinar, "jamas se ha descubierto un insecto con un cuerno así, y no existe ningún animal que posea un cuerno con ojos en su parte superior". La mosca fue encontrada en una mina de ámbar en el Valle de Hukawng, en Myanmar, y se estima que esta especie vivió en las selvas de dicho país entre 97 y 110 millones de años atrás, en pleno período Cretácico. Los expertos mencionan que ese período fue especialmente extraño en materia evolutiva, y que tanto el cuerno como los ojos pueden haberle dado a esta mosca una ventaja especial con flores pequeñas, pero a medida que las flores se hicieron más grandes perdieron utilidad, provocando la extinción de la mosca.
El nombre que Poinar le asignó a la mosca es Cascoplecia insolitis, que viene de "cascus" por "viejo", mientras que el "insolitis" ya habla por sí solo. El cuerno y los ojos no han sido lo único extraño descubierto en la mosca. Sus patas son muy largas, posee una antena con una forma muy rara, e incluso se le han visto algo similar a mandíbulas que le habrían permitido procesar partículas muy pequeñas de comida, más allá de que el polen encontrado en sus patas indica a esta sustancia como principal fuente de alimento. La "mosca unicornio" es una muestra de las tantas rarezas que existieron en tiempos pasados, pero Poinar menciona que sin lugar a dudas la Cascoplecia insolitis se convirtió en un callejón sin salida evolutivo, casi certificando su extinción. Ahora, si algo como esto pudo ser hallado en ámbar fosilizado, entonces imagínense todo lo que queda aún por descubrir.
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