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Mundo conversó con Lorna Haynes, titular de la Escuela de Ingeniería de
Sistemas de la Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela y
coordinadora de RAPAL-VE (Red de Acción en Alternativas a Agrotóxicos
de Venezuela) sobre los riesgos en el cultivo de transgénicos y algunos
de los "mitos" que circulan sobre este controvertido tema.
¿Qué es un alimento transgénico?
Los "transgénicos" u organismos modificados genéticamente (OMG) son
organismos nuevos creados en laboratorio, cuyas características se han
alterado mediante la inserción de genes de otras especies, lo cual les
aporta nuevas características heredables.
Los alimentos llamados "transgénicos" son alimentos en cuya elaboración
se ha usado algún transgénico. Puede ser el organismo en sí como en el
caso de los granos de maíz, o un alimento derivado de un transgénico,
como por ejemplo: la "carne" y el aceite de soya transgénica, los
cornflakes fabricados utilizando maíz transgénico, los productos
obtenidos de animales alimentados con productos transgénicos, entre
otros.
¿Podrían producirse de forma natural esas alteraciones genéticas que provocan los experimentos?
Se conoce de la transferencia de materia genética espontánea entre
micro-organismos como bacterias y virus. No se conoce de ninguna manera
natural en que, por ejemplo, genes humanos se insertan en el genoma del
arroz, ni genes de salmón en él de la papa, pero, a través de la
ingeniería genética, se puede transferir genes de cualquier especie a
cualquier otra especie.
¿Cómo influye un gen extraño en el resto del genoma?
No se sabe. Hay que recalcar que la ciencia genética está en su
infancia y no sabemos mucho de las consecuencias de la manipulación
genética.
De hecho, no se trata de introducir un solo gen: con el estado actual
de la tecnología, en adición al gen asociado a la característica que se
desea introducir, se introduce otros genes promotores y marcadores. No
se puede controlar ni predecir cuántas de estas combinaciones de genes
se insertarán, ni donde se ubicarán en los cromosomas, ni si serán
estables. Los genes interactúan. Dependiendo de donde "caigan" los
transgenes, podrían dar lugar al silenciamiento de otros genes, en cuyo
caso no se expresarían ciertas características normales del organismo,
o su expresión podría cambiar.
Los genes, que codifican proteínas, constituyen una parte pequeña de
nuestro ADN, aproximadamente el 4%. Hasta hace poco, la mayoría de los
científicos, de manera poco científica, descartaba como "ADN basura" el
resto del ADN (96%) pero a la luz de nuevos descubrimientos de
segmentos compartidos por muchas especies, se cree que cumplen
funciones vitales. Queda por ver que impactos genes foráneos pudiesen
ejercer sobre esas funciones.
¿Cuáles son los riesgos reales de contaminación genética?
Cuando los cultivos transgénicos polinizan los cultivos no
transgénicos, los "contaminan genéticamente" y sus semillas devienen
híbridas transgénicas. Es generalmente aceptado que es imposible
evitar la contaminación genética y, por tanto, cultivos transgénicos y
no-transgénicos no pueden co-existir. La contaminación genética de
cultivos es irreversible, imposible de controlar y significa que las
semillas de estos cultivos serán transgénicas y así se puede perder,
para siempre, la opción y el derecho a consumir alimentos libres de
transgénicos.
En México, centro de origen y diversidad del maíz, muchas variedades
tradicionales de maíz ya están contaminadas con maíz transgénico Bt. lo
que constituye una pérdida irreversible de este patrimonio de la
humanidad, fuente única para el desarrollo de nuevas variedades. En un
estudio piloto en los EE.UU. sobre muestras de cultivos supuestamente
no-transgénicos, se encontró contaminación genética en 50% de las
muestras de maíz y soya, y en 100% de las muestras de colza.
La contaminación genética, con genes de tolerancia a herbicidas, de
parientes silvestres y cultivos puede dar lugar a súper-malezas
difíciles de eliminar. Se está modificando cultivos genéticamente para
que produzcan fármacos (anticonceptivos, vacunas, hormonas, etc.) y
productos de interés industrial (aceites, etc.) No se puede descartar
el riesgo de que estos cultivos contaminen genéticamente los cultivos
destinados al consumo humano, o entren en la cadena alimenticia por
error o negligencia (como sucedió en el caso de maíz Starlink)
produciendo alimentos contaminados con fármacos u otras substancias de
uso industrial.
¿Cambiarán las propiedades nutritivas de los alimentos?
Según las empresas promotores de los transgénicos, los cultivos
transgénicos son "sustancialmente equivalentes" a los cultivos
no-transgénicos y afirman que su composición en términos de
carbohidratos, aceites y otras sustancias no difiere significativamente
entre los dos tipos de cultivos.
Pero a la hora de patentar estos cultivos, las empresas demuestran todo
lo contrario: que son esencialmente diferentes, requisito para obtener
la patente, y de hecho es así. Todos los cultivos transgénicos producen
nuevas proteínas que nunca han sido parte de la alimentación y que
pueden causar alergias y otras enfermedades. Además, debido a nuevas
interacciones entre genes, (la respuesta a su pregunta #3) se podría
alterar la producción de nutrientes y anti-nutrientes en la planta al
suprimir, reducir o aumentar la actividad de los respectivos genes
asociados.
También existen efectos específicos asociados a la característica
introducida. Hay que recordar que, en la producción comercial mundial
de transgénicos, predominan dos características: tolerancia a herbicida
(77%) y resistencia a plagas (15%) y 7% tienen ambas características.
En el primer caso se aumenta el uso de herbicida y lo aplica
directamente al cultivo a consumir. En el segundo, los transgénicos
son, en sí, plaguicidas, ya que son manipulados genéticamente para
producir toxinas insecticidas en toda la planta que luego se consumen
aunque no se ha demostrado su inocuidad a largo plazo.
¿Contamos con información suficiente para determinar los efectos de los transgénicos sobre el organismo humano?
No, porque casi no se está financiando, investigación independiente
sobre los posibles efectos a largo plazo y reportes de riesgos no
tienen adecuado seguimiento. Por ejemplo, los virus, bacterias y su
material genético constituyen las herramientas de la ingeniería
genética. Se ha demostrado que secuencias de ADN a veces pasan intactas
por el sistema digestivo y pueden ser asimiladas por bacterias del
intestino humano por lo que existe la posibilidad de transferencia
horizontal de los transgenes a estos virus y bacterias creando
microorganismos patógenos y nuevas enfermedades. Aunque se cree que
esta posibilidad sea remota, debe ser investigada.
No podemos desligar la salud del ambiente. Se ha descubierto impactos
que resaltan la necesidad de indagar más sobre los efectos
ecosistémicos de lanzar billones de organismos al ambiente. Por
ejemplo, el polen del maíz transgénico (Bt) es tóxico para ciertos
insectos benéficos y los exudados de sus raíces son tóxicos para
algunos microorganismos del suelo.
La presencia de toxinas Bt. en los cultivos inhibe la descomposición de
su materia orgánica que es un eslabón del ciclo planetario del carbono.
De esta manera, se pudiese desencadenar una serie de efectos en cascada
que afectan el equilibrio ecológico.
¿Cúal es su opinión sobre esos posibles efectos y en qué basa sus argumentos?
Considero que es inaceptable que los reguladores tomen decisiones
basándose en los resultados de estudios a corto plazo diseñados y
realizados por las mismas corporaciones que solicitan autorización para
producir y comercializar sus productos transgénicos.
Es responsabilidad de los Estados exigir y financiar estudios
independientes para investigar los impactos sobre la salud y el
ambiente a largo plazo. La Asociación Médica Británica, el Consejo
Nacional de Investigación de los Estados Unidos y otras prestigiosas
instituciones han señalado la necesidad de tales estudios. Mientras
tanto, la ética científica y la responsabilidad social nos obliga a
aplicar El Principio de Precaución y prohibir la liberación al ambiente
y uso de los transgénicos en la alimentación.
El Convenio sobre la Diversidad Biológica y El Protocolo de Cartagena,
suscritos por más de 150 países, reconoce los riesgos potenciales
inherentes a los organismos modificados genéticamente (transgénicos)
para la biodiversidad y para la salud así como sus impactos
socio-económicos y, en la ausencia de datos científicos, establecen que
se aplique el enfoque de precaución.
Norman Borlaug, padre de la revolución verde de los 50 y 60 es
partidario de estos alimentos como una alternativa a las necesidades
alimentarias del mundo y a la sobreexplotación de la ecología. Sin los
transgénicos, ¿podremos alimentar al mundo en el futuro sin quemar las
reservas naturales que nos quedan?
Con el respecto que se merece el Sr. Borlaug, no estoy de acuerdo porque su argumento se basa en dos mitos:
1) La falsa premisa de que el problema del hambre se resolverá con producir más alimentos.
Lo mismo se dijo para justificar la Revolución Verde, a través de lo
cual la productividad en la agricultura aumentó 4 veces pero con el uso
de 17 veces mas agroquímicos y fertilizantes. Sin embargo, el nivel de
pobreza subió del 40% al 80% y sabemos que mal nutrición y hambre
acompañan la pobreza
Entre 1940 y 1975 el contenido de nutrientes en los vegetales cayó en
hasta 75% consecuencia de este mismo modelo de producción agroquímica y
de desarrollar variedades sólo en función de las características
exigidas por la agricultura industrial. Actualmente, se produce más
alimentos del necesario para alimentar a todo el mundo pero, por
ejemplo, 40% del maíz producido se destina a alimento para animales,
así que no es simplemente una cuestión de producir más alimentos. Las
mismas corporaciones que utilizan estos argumentos "humanitarios" en su
propaganda, también lo saben.
2) El supuesto erróneo que la agricultura transgénica aumentará la productividad.
Estudios demuestran que los transgénicos no rinden más que los cultivos
naturales, pueden ser más contaminantes e introducen nuevos riesgos.
La productividad no es "una característica" de una planta asociada a un
solo gen cuya inserción puede darle esta característica. Por tanto, no
es objeto de desarrollo por parte de las empresas, ya que su política
es concentrarse en rasgos que "son controlados por un solo gen pues es
lo que es económicamente factible ya que se pueden desarrollar en menos
tiempo" (Declaraciones de un directivo de Dupont en la reunión REDBIO,
Caracas, Venezuela dic. 2003)
Resolver el problema del hambre está sujeto a que la población no
aumente más allá de la capacidad de la producción sostenible para
alimentarla y requiere que se adopte un modelo de agricultura
sostenible de bajos insumos externos. Gran parte del problema es que el
sistema agroalimentario está en manos de unas pocas corporaciones
transnacionales que controlan el suministro de alimentos desde la
semilla hasta el producto. Por ejemplo: Monsanto produce 91% de las
semillas transgénicas y su socio Cargill procesa y comercializa la
mayor parte de la soya y los granos a nivel mundial; Syngenta, líder
mundial en agroquímicos, tercer productor mundial de semillas después
de Monsanto y Dupont, está asociada con Archer Daniels Midland, otro
líder mundial en procesar y comercializar productos agrícolas. El
interés y razón de ser de estas corporaciones no es precisamente
resolver problemas de hambre sino obtener ganancias fomentando el
modelo agroindustrial no-sostenible que es su fuente de lucro.
52 países del mundo tiene regulaciones específicas sobre esta
materia y en algunos casos, como en la Unión Europea, las normas son
bastantes estrictas (El Grupo Verde del Parlamento europeo ni siquiera
votó en contra del proyecto aprobado en 2001). ¿Por qué dicen ustedes
que no existe una regulación clara y estricta actualmente en ningún
país sobre los alimentos transgénicos?
En mi comunicación con BBC Mundo sobre comentarios de su especialista en genética
Vea la nota a la que se refiere la profesora Haynes, dije: "Ella se
refiere a normas estrictas cuando, en la mayoría de los países, no
existen normas ni tampoco infraestructura para implementarlas en caso
que las tuviesen."
No se trata solamente de "regulaciones específicas." Argentina tiene
regulaciones específicas y está ahogada con soya transgénica que cumple
con sus regulaciones. Brasil había prohibido transgénicos pero resultó
que la mayor parte de la cosecha de soya 2003 estaba contaminada de
soya transgénica. En cambio, la Unión Europea disfruta de uno de los
sistemas regulatorios más exigentes del mundo aunque tiene sus
defectos.
El objetivo de regular el uso de transgénicos debe ser prevenir riesgos
pero se requiere de un correspondiente sistema administrativo e
infra-estructura para garantizar su cumplimiento. La misma Unión
Europea, con todos sus recursos científicos, financieros, humanos y
tecnológicos impuso una moratoria durante 5 años precisamente porque se
consideró que no tenía regulaciones adecuadas, ni la infraestructura
necesaria para implementarlas.
Crear tal marco de bioseguridad constituye un enorme costo para los
países sub-desarrollados y significa desviar recursos de proyectos
nacionales urgentes. Dado las enormes inversiones requeridas, la falta
de conocimiento sobre el tema e intereses poderosos promoviendo los
OMG, se corre el riesgo de que se crea regulaciones débiles y
permisivas. Pero el problema de la contaminación genética no se
resuelve con regulaciones y cuando no se pueda prevenir los riesgos
asociados a una actividad, el Principio de Precaución nos obliga a
prohibirla.
En la cuestión del consumo de alimentos transgénicos, ¿no se trata a
fin de cuentas de una decisión personal de cada individuo que debe
dejarse al margen de discusiones científicas o políticas?
No creo. En primer lugar, para poder tomar decisiones, tiene que
existir opciones, pero la contaminación genética amenaza con eliminar
la opción de consumir alimentos no-transgénicos.
En segundo lugar, porque estas decisiones no son personales: afectan a
los demás ya que la producción de alimentos transgénicos tiene impactos
ambientales que perjudican los derechos colectivos de las actuales y
futuras generaciones. La alimentación tiene un contexto ecológico,
social, económico y político. Tenemos la obligación de asegurar que la
agricultura y la pesca sean sostenibles para garantizar la alimentación
de las generaciones futuras.
La agricultura "transgénica" no es sostenible. Es una receta para
consolidar, aún más, el control de las transnacionales sobre el sistema
agroalimentario, socavando así la soberanía y la seguridad alimentaria;
es también una receta para agudizar la crisis ambiental, aumentar la
erosión genética de cultivos, introducir nuevos riesgos para la salud y
engendrar impactos ecosistémicos impredecibles, todo lo cual perjudica
la sociedad actual y futura. Consumir transgénicos es contribuir a tal
situación. Por tanto, su discusión es relevante e importante para que
cada uno adquiera conciencia de las consecuencias de sus decisiones.
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¿Cómo evitar su propagación? Escrito por Invitado el 2005-07-10 16:13:06 El artículo es muy enriquecedor, ¿Cómo podemos evitar la agricultura transgénica? ¿Qué alimentos que consumimos lo contienen? Desde ya muy agradecida. P.V.L. | |