El
pasado agosto, un huracán de categoría 5 sacudió la pequeña isla de
Cuba con vientos de más de 250 km/h. Más de un millón y medio de
cubanos fueron evacuados a zonas alejadas del impacto directo. A pesar
de que el huracán destrozó más de 20.000 casas, no hubo ninguna víctima
mortal.
¿Cuál es el secreto del presidente cubano Fidel Castro? Según el Dr.
Nelson Valdés, catedrático de Sociología de la Universidad de Nuevo
México y especialista en Latinoamérica, "toda la defensa civil se halla
dentro de la comunidad. Toda la gente sabe con antelación adónde debe
dirigirse." "El líder cubano aparece en TV y se hace cargo del asunto,"
dice Valdés, lo que contrasta con la reacción de George W. Bush con
respecto al huracán Katrina. Un día después de que Katrina azotase la
costa del Golfo de México, Bush estaba jugando tranquilamente al golf.
Esperó tres días para aparecer públicamente en TV y cinco días para hacer una visita a la zona siniestrada.
En un mordaz artículo, el New York Times decía que "nada de la conducta
mostrada por el Presidente -que parecía tan tranquilo que hasta daba la
impresión de no inmutarse en absoluto - sugería que hubiese comprendido
la gravedad de la actual crisis por la que atraviesa el país." "La sola
idea de apiñar a cientos de personas en un estadio es inimaginable en
Cuba", dijo Valdés.
"Todos los refugios cuentan con personal médico en el vecindario. En
Cuba existen médicos de familia que son evacuados junto con sus propios
vecinos y que ya conocen, por ejemplo, quiénes necesitan insulina."
También evacuan a los animales junto con veterinarios e incluso ponen a
salvo sus televisores o frigoríficos, "de este modo la gente no se
niega a abandonar sus casas por miedo a que alguien les robe sus
pertenencias", observó Valdés.
Tras el paso del huracán Iván, el Secretariado Internacional para la
Reducción de Desastres de las Naciones Unidas citó a Cuba como modelo
de preparación frente a huracanes.
El director del Secretariado, Salvano Brinceno, dijo que "el modelo
cubano podría aplicarse fácilmente a otros países que posean
condiciones económicas similares e incluso a países con mayores
recursos que no logran proteger a su población como lo hace Cuba."
Nuestros gobiernos locales y federales tenían pleno conocimiento de que
existía el peligro de que los huracanes, que cada vez crecen más en
intensidad debido al calentamiento global, podrían devastar la ciudad
de Nueva Orleáns.
De este modo, en lugar de escuchar estas advertencias, Bush impidió que
los estados tomasen medidas de control contra el calentamiento global,
debilitando a la FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) y
recortó los presupuestos del cuerpo técnico de ingenieros del ejército
que construyen los diques de Nueva Orleáns en 71.2 millones de Dólares,
un 44% de reducción.
Bush ha enviado casi a la mitad de las tropas de la Guardia Nacional
para luchar en una innecesaria guerra en Iraq. Walter Maestri, jefe de
gestión de emergencias de Jefferson Paris en Nueva Orleáns, comentaba
hace un año: "parece que se han llevado el dinero para el presupuesto
del Presidente para reforzar la seguridad nacional y la guerra en Iraq."
En un artículo de Editor and Publisher aparecido el miércoles se decía
que el cuerpo técnico de ingenieros del ejército "nunca ocultó el hecho
de que las presiones de gasto originadas por la guerra en Iraq y la
seguridad nacional - que llegaron en el mismo momento que los recortes
de los impuestos federales - eran la razón de tantas tensiones y
provocaron un descenso en las labores de control de inundaciones y de
mantenimiento de los diques deteriorados".
"Esta tormenta era demasiado importante para la protección que
estábamos autorizados a proporcionar," comentó Alfred C. Naomi, un alto
cargo de gestión en el distrito de Nueva Orleáns. Al contrario que lo
que sucede en Cuba, cuyas medidas de seguridad nacional se centran
tanto en prevenir muertes en los desastres naturales así como
invasiones extranjeras, Bush ha fallado en cuanto a mantener a su gente
a salvo.
Paul Krugman escribía en el New York Times: "Nuestros líderes actuales,
simplemente no se toman en serio ciertas funciones esenciales del
Gobierno. Les encanta ir haciendo la guerra en cualquier parte pero no
les interesa aportar seguridad, rescatar a todas aquellas personas que
se encuentren necesitadas o gastarse dinero en medidas de prevención y
nunca, jamás están dispuestos a compartir el sacrificio."
Durante la campaña electoral de 2004, el candidato a la vicepresidencia
John Edwards habló sobre "las dos Américas". Resulta increíble cómo hay
gente que pueda disparar a los equipos de rescate.
Aún después de la paliza a Rodney King, de la que todas las
televisiones del país se hicieron eco, la gente pobre, desesperada y
hambrienta de Watts se apoderó de los vecindarios quemando y
destruyéndolo todo. La rabia que llevaba latente en su interior tantos
años por fin explotó. Eso es lo que sucede hoy en Nueva Orleáns y
nosotros, blancos la mayoría, gente privilegiada, pocas veces nos
fijamos en esa otra América. "Pienso a mucho en que todo tiene que ver
con la raza y la clase", comenta el Reverendo Calvin O. Butts III,
pastor de la Iglesia Baptista Abisinia de Harlem. "La mayoría de la
gente afectada es pobre. Gente de raza negra pobre."
El alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, arremetió de esta manera contra
el Gobierno la noche del jueves: "¿me está diciendo que, en un lugar
donde han muerto cientos de personas y donde otras miles morirán en los
próximos días, no podemos encontrar los medios para autorizar los
recursos que necesitamos? ¡Venga ya, tío!"
El Secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, alardeó de que
la FEMA y otras agencias federales han realizado "un estupendo trabajo"
dadas las circunstancias. "Se dedican a dar vueltas por ahí mientras la
gente se está muriendo", prosiguió Nagin. "¡Que muevan el culo y hagan
algo!"
Al preguntarle sobre los saqueos, el alcalde respondió que "exceptuando
ciertos desaprensivos, los saqueos eran el resultado de que la gente
está desesperada intentando buscar agua y comida para poder sobrevivir.
Nagin culpó de los actos de violencia y crímenes a los drogadictos que
se habían visto sin su dosis de droga y que recorrían la ciudad
buscando lo que les pudiera servir." Cuando el huracán Iván sacudió
Cuba, no se impuso ningún toque de queda, no se produjeron saqueos ni
violencia. Todos estaban en el mismo barco. Fidel Castro, quien comparó
sus medidas gubernamentales frente a huracanes y la permanente amenaza
de invasión por parte de los Estados Unidos, comentó que "hemos estado
durante 45 años preparándonos".
El jueves, la Asamblea Nacional cubana envió un mensaje de solidaridad
con las víctimas del huracán Katrina. Mencionaban que habían seguido
muy de cerca las noticias sobre los daños provocados por el huracán en
los estados de Louisiana, Mississippi y Alabama, y que dichas noticias
les causaron dolor y tristeza.
En el mensaje se mencionaba además que la peor parte se la habían
llevado los afroamericanos, los trabajadores latinos y las gentes más
pobres que todavía siguen esperando a ser rescatados y que buscan un
lugar seguro donde refugiarse tras haberse quedado sin nada. El mensaje
termina diciendo que el mundo entero debería tomar esta tragedia como
propia.
Traducción del inglés: Marta Veiga Bautista
Marjorie Cohn
Profesora y vice-presidente de la US Associacion nacional de juristas
Fuente: Red Voltaire
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