"La gestión actual de los residuos en la ciudad de Rosario, cuya
disposición final es en los rellenos sanitarios que se encuentran fuera
de la ciudad, afecta la salud de las personas, contamina el aire, el
agua y el suelo y desperdicia recursos. El plan Basura Cero es nuestra
alternativa propuesta a este modelo insustentable". Así proponen el
Taller Ecologista, el Grupo Ecologista Génesis, Vecinos Autoconvocados
por el No a la Basura de Rosario y la Asociación Civil La Comuna,
cuatro organizaciones que forman una coalición impulsora a nivel local
del Plan Basura Cero y que denuncia los daños ambientales, el impacto
sobre la salud y el desperdicio de recursos que provoca la vigente
disposición final de los residuos rosarinos en rellenos sanitarios.
Todos ellos se hicieron presentes el pasado lunes en el Ciclo de
Ecología que lleva adelante el Taller Ecologista en el Centro Cultural
Bernardino Rivadavia desde hace 12 años, en donde se trató la propuesta
Basura Cero.
La coalición local Basura Cero es el capítulo rosarino de un movimiento
global que ya tuvo grandes logros en lugares como Nueva Zelanda,
Toronto, Seattle, India y Camberra, entre otros. Cecilia Allen es
coordinadora de Información y contacto en castellano de la Alianza
Global Anti-Incineración (GAIA), una alianza que está integrada por más
de 500 grupos en 70 países. "Es un movimiento que está cobrando fuerza
en la Argentina y no es menor que la ciudad de Buenos Aires y la ciudad
de Rosario sean dos de las vanguardias", destaca Allen. "Rosario
esconde su basura debajo de la alfombra", manifiesta Sergio Rinaldi del
Taller Ecologista. "Cuando decimos relleno sanitario lo estamos
piropeando, así que imaginense lo que es", expresa Sergio Rinaldi del
Taller Ecologista.
En la legislatura porteña se está debatiendo un proyecto de ley de
Basura Cero que ya fue aprobado por las cámaras de Ecología y de obras
Públicas, mientras espera la resolución de la de Presupuesto, y que
implica que para el año 2020 ya no haya disposición final de los
residuos aprovechables en la ciudad.
Si
bien Rosario ya no incinera sus residuos, el presidente de la Comisión
de medioambiente del Concejo municipal, Pablo Javkin, se encuentra
trabajando junto a organizaciones ecologistas para lograr la aprobación
de un proyecto que prohíbe la instalación de hornos incineradores en un
futuro. Porque se busca evitar tanto que se incinere en donde está
práctica contaminante se está llevando a cabo y evitar que esa práctica
se desarrolle en un futuro siempre posible.
Que Rosario ponga fecha de cierre a los basurales y que cambie el
sistema de gestión de residuos son las dos metas perseguidas. Si bien
las organizaciones reconocen que hubo "gestos" de parte del gobierno
municipal en torno a la problemática de la basura como el Plan Separe
que está vigente en algunos barrios de la ciudad y la iniciativa del
Programa de Reciclado de Residuos, sostienen que no se los puede
considerar más que paliativos a una situación insostenible e
insustentable.
La Secretaría de Servicios Públicos, a través de la Dirección General
de Política Ambiental, puso en marcha el Programa Separe que procura la
separación domiciliaria de los residuos reciclables. Para facilitar
esta tarea se propone la utilización de las "bolsas verdes" para los
residuos reciclables y la bolsa "común" para el resto de la basura. Las
bolsas verdes se entregan en los comercios adheridos al programa, en
los Centros Municipales de Distrito y a los alumnos de las escuelas de
la ciudad.
Por medio de la recolección informal de los residuos que desarrollan
los cartoneros se lleva a cabo la clasificación de los residuos por
materiales para su posterior comercialización. Para incentivar el
hábito de la separación de residuos se puso en marcha un servicio
diferenciado de recolección. Comenzó a circular en los distritos norte
y sur el denominado "Camión Verde" que recoge el material reciclable y
lo destina a las cooperativas de cirujas y entidades intermedias para
su clasificación y comercialización. Este es un servicio prestado por
las empresas concesionarias de residuos y funciona simultáneamente con
el servicio de recolección convencional.
Actualmente Rosario genera 900 toneladas diarias de residuos sólidos
comunes, el equivalente al volumen de 180 camiones completos. El costo
de disposición y operación de los rellenos sanitarios es de $ 7 por
tonelada. En la ciudad de Rosario, los residuos sólidos urbanos se
componen en volumen, aproximadamente en un 50% por residuos orgánicos;
y un 50% restante, por inorgánicos no degradables en el corto plazo,
dentro de los cuales los plásticos representan un 60% del volumen total
y un 30% del peso global. Estos datos están incluidos en la
presentación del Programa de Reciclado de Residuos que desde la
Subsecretaría de Economía Solidaria, se viene desarrollando en Rosario.
El programa involucra a 34 emprendimientos que trabajan con desechos
orgánicos, con el objetivo de "darle un valor agregado a cada material
de deshecho, y transformarlo en un producto que pueda ser consumido en
el mercado local".
"El proyecto comenzó a funcionar el año pasado, y una de sus
particularidades es el hecho de que vincula lo ecológico y lo económico
con el desarrollo social", explica Claudio Rizzo, coordinador del
Programa . "Se trata de un espacio donde diferentes organizaciones
pueden aunar esfuerzos para la solución de un doble problema. Por un
lado, la necesidad de llevar adelante desarrollos eficaces que
funcionen como respuesta ante la gran cantidad de residuos
domiciliarios que genera la ciudad. Por otro lado, la posibilidad de
que las organizaciones populares tomen el control de ciertos ámbitos
donde pueden utilizar sus conocimientos", agrega.
Los trabajos que hoy se realizan involucran tanto a orgánicos e
inorgánicos. La propuesta incluye el reciclado de PET, polipropileno y
nailon. El PET se enfarda; el soplado y el polipropileno se usan, tras
ser lavados y molidos, para la fabricación de scrap y el nailon permite
muchos usos, inclusive la elaboración de caños de agua. Algunos
emprendimientos también realizan reciclado de vidrio, cartón, papel. Y
existe un proyecto de reciclado de fibras, para utilizar telas y
trapos.
El programa contempla la articulación con los cirujas y beneficia de
manera indirecta a casi 100 familias de recolectores urbanos de
residuos. Esto último se logra a través de la compra del producto de su
recolección a casi un 50% más de su valor que en el mercado privado,
intentando atenuar la situación de explotación de los cartoneros. En el
marco de este programa se realizó en abril pasado el Primer Encuentro
de Emprendedores de Reciclado de Residuos.
Alcides Ghiglioni del Grupo Ecologista Génesis destaca que, por
definición, para que haya basura se tienen que mezclar dos cosas, cosas
que pueden ser reutilizadas y cosas que no. Y todas esas cosas que
sirven, hoy por hoy, les son devueltas al basurero. "Basura implica el
manejo de nuestra economía y de nuestra comida", señala Ghiglioni.
Como ya señalamos, Rosario genera 900 toneladas diarias de residuos que
son enviados al relleno sanitario Resicom S.R.L. que comprende 7,5
hectáreas y se encuentra en la localidad de Ricardone, a 20 km de
nuestra ciudad. En Pérez hay un relleno similar que envía los residuos
al Arroyo Ludueña por medio de una bomba extractora. No es Rosario sino
las localidades aledañas a la ciudad las que padecen las consecuencias
del actual sistema de gestión de la basura. Una vecina de la localidad
de Pérez manifiesta: "nosotros conjuntamente con la localidad de
Ricardone somos también los vecinos más afectados. Contamos con un
basural que es simplemente un vaciadero, un basural a cielo abierto que
viene funcionando desde el año 1998 con un montón de irregularidades y
nadie se hace responsable de los controles. No sabemos qué cantidad de
basura entra diariamente, no sabemos qué tipo de basura, cuáles son los
grados tóxicos, nadie nos da ningún tipo de información".
Las organizaciones involucradas en la problemática de la basura no sólo
denuncian la contaminación que este sistema de gestión de residuos
provoca en el agua, el suelo y el aire, sino que además trabajan para
concientizar a la ciudadanía acerca de los recursos económicos que se
invierten para mantener este sistema: se estima que se pagan $ 30.000
por mes a la Comuna de Ricardone y $ 29 por cada tonelada a los dueños
del relleno sanitario.
Hay importantes antecedentes en el país que demuestran que decir no a
la incineración y no a la disposición final de los residuos es posible:
Avellaneda, Marcos Paz, Laguna Paiva, Zavalla, Zárate, Villa Nueva,
Crespo, Totoras, Esquel, Coronel Bogado, Granadero Baigorria, Villa
Constitución, Capitán Bermúdez, San Juan y la Ciudad de Buenos Aires.
"Me parece fundamental que no perdamos de vista que la municipalidad de
Rosario gasta plata en esto. O sea, la mejor inversión que encontró la
municipalidad de Rosario para tratar sus residuos es llevando su basura
a estos lugares, hay plata de pero medio y esa plata se podría usar
para otras cosas", resalta Allen.
Marta Leiner es vecina de Ibarlucea y poco tiempo atrás vivieron muy de
cerca la posibilidad de que se instalara un relleno sanitario en la
zona. Tras hacerle un escrache al propietario que iba a ceder su campo
para la instalación del basural lograron frenar la iniciativa. "Algo
que nos queda claro a mi y a los vecinos de Ibarlucea es que la acción
tiene que ser antes de la instalación de este tipo de rellenos porque
una vez instalados ya es muy difícil sacarlos", señala la vecina.
Ana y Héctor viven en un campo lindero con el relleno sanitario de
Ricardone. Hace ya mucho tiempo que se ven obligados a comprar el agua
que utilizan para su vida diaria porque la de la zona está contaminada.
Testigos y víctimas cotidianas del basural, su joven hijo enfermó de
hepatitis como consecuencia de los tóxicos que emana el relleno
sanitario y los casos similares pueden enumerarse hasta formar una
larga lista. Sobran los estudios que demuestran los impactos nocivos de
los rellenos sanitarios sobre la salud de las personas: entre ellos, la
incidencia de cáncer en la población cercana a los mismos, el impacto
en el peso y el tamaño de los recién nacidos, a lo que se agrega la
posibilidad de malformaciones y defectos en el corazón y el sistema
circulatorio de los niños.
Por otra parte, pero de forma muy ligada a este sistema, la
incineración de residuos -aún vigente en muchas localidades- libera al
medio ambiente contaminantes sumamente tóxicos que se dan en forma
gaseosa, líquida y sólida. Entre los contaminantes tóxicos emitidos por
los incineradores se encuentran dioxinas y furanos, metales pesados
como plomo, cadmio y mercurio, gases de efecto invernadero, gases
ácidos y partículas ultra finas. Rinaldi remata recordando que "se
viene el relleno sanitario metropolitano". ¿Dónde lo van a ubicar? es
un interrogante que hay que mantener en la mira.
Una propuesta factible y sustentable
Cero disposición final de los residuos y cero incineración son los ejes
de la propuesta. Pero ¿cómo llevar a cabo algo que parece tan difícil?
Fundamentalmente voluntad política y conciencia ciudadana de por medio,
se propone favorecer una sociedad de circulares donde todo sea
reutilizado con una inversión mínima.
La estrategia de Producción Limpia se basa en cuatro principios: el
principio precautorio, que llama a la precaución ante la incertidumbre
científica; el principio preventivo, que sostiene que es mejor prevenir
el daño que repararlo; el principio democrático, según en cual todas
las personas que pueden verse afectadas por una decisión tienen derecho
a participar en el proceso de toma de decisión; y el principio
holístico, que busca un enfoque que tome en cuenta todo el ciclo de
vida de los materiales y procesos para la toma de decisiones
ambientales.
La meta Basura Cero busca reducir drásticamente la generación de
residuos, tomando en consideración todo el ciclo de vida de los
materiales e interviniendo en cada etapa del diseño industrial de modo
tal de reducir la toxicidad y cantidad de materiales y alargar la vida
útil de los productos. El plan Basura Cero implica también recuperar
los materiales descartados a través de su reutilización, reparación,
reciclaje y compostaje.
El enfoque de Basura Cero utiliza la estrategia de extensión de la
responsabilidad del productor. Esta estrategia plantea que los
productores deben asumir la responsabilidad por los productos que
fabrican durante todo su ciclo de vida, incluyendo los impactos que
puedan presentar durante su fabricación, uso y disposición. La
extensión de la responsabilidad del productor incentiva a los
fabricantes a reducir la toxicidad y cantidad de materiales utilizados
para hacer los productos y a alargar la vida útil de los mismos.