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un hecho aceptado que el volumen del agua dulce que anualmente se
renueva mediante el ciclo hidrológico es más que suficiente para
abastecer las necesidades hídricas actuales y futuras de los habitantes
del planeta. Sin embargo, a pesar de esta abundancia aparente, puede
decirse que el futuro de la especie humana y de otras muchas que
pueblan la Tierra depende, inexorablemente, de que se mejore
sensiblemente la Gestión del Recurso Hídrico.
El notable incremento de la población mundial de las últimas décadas se
ha visto acompañado por un aumento en el consumo de agua por persona.
Esto ha producido un gran incremento de la demanda de agua, una persona
gasta 200 litros si se baña con bañera y 100 si se ducha, un grifo que
gotea en casa son 35.000 litros de agua al año, lo que combinado con
los desequilibrios en el suministro que producen las variaciones
temporales en las precipitaciones ha llevado a situaciones regionales
de escasez de agua que, cada vez con más frecuencia y gravedad,
aparecen en muchas zonas del Planeta.
Desde el punto de vista de la contaminación, el sector industrial es,
en muchos casos, la fuente más importante de contaminación, pese a no
ser el mayor consumidor de agua. Los desechos líquidos industriales,
por ejemplo, asociados a los procesos de producción de textiles y
papel, traen gran cantidad de contaminación orgánica. En general, la
industria y la agricultura llevan gran cantidad de contaminantes
químicos a las corrientes de agua. Cada vez está más claro que el agua
dulce es un recurso finito, vulnerable a la contaminación.
Los niveles del uso del agua son: el 73% para uso agrícola, 20% para la
industria y 7% para el uso doméstico. Siendo el riego el uso más
importante y tal vez el más deficiente porque se pierde hasta el 70%
del agua en el transporte. Es bien clara la necesidad de tener una
mayor eficiencia en el uso agrícola, pero también lo es en los sistemas
de agua doméstico ya que se presentan costos innecesarios y
significativos.
La información y la educación son claves para la creación de una nueva
cultura en el manejo del agua. Mientras la comunidad no entienda su rol
respecto al uso del agua, los proyectos que se emprendan hacia su
conservación tienden a no ser sostenibles y las inversiones de capital
económico y de trabajo se pueden perder.
En la actualidad, desde el punto de vista de la gestión del agua, los
problemas se relacionan con la ineficiencia, especialmente por las
decisiones en materia de política y tecnología. En los procesos de
desarrollo de los sistemas de abastecimiento de agua, se consideró
durante mucho años que la tecnología era la solución principal a los
problemas, y por consiguiente era necesario transferirla de manera
masiva, de los países industrializados hacia los países en vía de
desarrollo. Estas tecnologías implantadas, sin tener en cuenta las
condiciones locales, fracasaron y tuvieron consecuencias funestas para
la población y el ambiente. No funcionaron porque, al parecer,
olvidaron que el fin último de la tecnología era que la gente la usara,
que funcionara a través del tiempo y que el uso dado por las
comunidades, estaba determinado por su contexto sociocultural,
económico y ambiental.
Frente a esta situación, se ha venido trabajando en modelos de gestión
del agua y saneamiento básico, teniendo en cuenta la participación de
la comunidad, ya que se ha podido comprobar que la participación de la
comunidad en los proyectos de desarrollo da buenos resultados, cuando
la población afectada se involucra en los proyectos y se les permite
contribuir con sus conocimientos a la configuración de éstos, tornando
el trabajo más eficaz y productivo. Al mismo tiempo, se aumenta la
capacidad de los individuos para organizarse a fin de hallar soluciones
a los problemas que los aquejan.
Generar capacidad de gestión en las comunidades implica asumir los
proyectos relacionados con la problemática del agua, desde ópticas más
amplias, que consideren aspectos como:
♦ Trabajar participativamente en equipos interdisciplinarios
porque, conforme está estructurado el saber en el mundo moderno, cada
profesión es experta en un campo específico y por lo tanto solo el
trabajo interdisciplinario permite recuperar la visión de totalidad y
aproximarse a la solución de los problemas.
♦ Empezar por construir y fortalecer el concepto de comunidad para que el proyecto se maneje con criterios de solidaridad.
♦ Promover estrategias de trabajo que permitan la participación de
todos los usuarios del sistema en las decisiones y no solamente los
líderes.
♦ Trabajar con la comunidad desde su contexto sociocultural específico,
lo cual implica el reconocimiento y valoración del saber.
Pese a la urbanización creciente, gran parte del mundo en desarrollo
sigue siendo rural. Las comunidades rurales tienden a ser pobres y
sufren limitaciones para el desarrollo como resultado de la
infraestructura deficiente, las oportunidades de ingreso limitadas y la
falta de voz en el ámbito político. Un campo que no se gestione
adecuadamente puede ser una fuente de contaminación, ya que sedimentos
de los campos erosionados pueden obstruir los arroyos y represas; los
fertilizantes, pesticidas y desechos animales pueden ser arrastrados
hacia las aguas subterráneas o lavados hacia los arroyos, matando
plantas, peces y otros animales.
Se ha aprendido mucho sobre lo que funciona y lo que no funciona en los
proyectos rurales de abastecimiento de agua y saneamiento. El principio
de la metodología se basa en potenciar las capacidades, tanto de las
comunidades como de las instituciones, al reconocer que cada actor
tiene un conocimiento y que las soluciones se construyen con la
participación, tanto para problemas de orden técnico, como para abordar
creativamente los problemas de orden social y legal asociados con los
aspectos del agua y el saneamiento básico en las comunidades.
Considerar el acceso al agua como un derecho humano y social conlleva
la aplicación de reglas, deberes y obligaciones que muchos Estados y la
mayoría de las empresas privadas multinacionales no desean que sean
impuestos. Pero, ¿existe verdadera libertad y justicia sin reglas,
obligaciones y solidaridad respecto al derecho a la vida para todos?
Actualmente a nivel mundial, las políticas administrativas promueven la
descentralización de los recursos y de las decisiones y gestiones
públicas, al orden local. Y esto, no solo en el ámbito administrativo,
también en el ámbito de la educación, las comunidades deben ser
gestoras de sus propias iniciativas. De esta manera, es preciso
concienciar a la población de que el agua es un bien económico y
social, y el descuido de este recurso y su contaminación implican
grandes riesgos a nivel ambiental y en la salud integral. No preservar
el agua, implica la inversión de grandes cantidades de dinero en su
tratamiento y ese dinero finalmente sale de los propios bolsillos de
las comunidades.
Cristian Frers
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Cómo gestionar el agua dulce Escrito por Benito A. de la Morena el 2005-10-12 20:02:45 Me ha parecido un excelente mensaje que nos lleva a uno de los más importantes problemas del futuro del planeta: la distribución racional del agua". Hoy en día, un nativo del Africa Subsahariana, por ejemplo, precisa andar varios kilómetros para sacar de un pozo los diez litros de agua de los que beben su familia cada día. La misma cantidad de que gasta un niño de España sólo en lavarse los dientes cada noche. ¡Algo falla! Benito A. de la Morena (Huelva-España) | |