Las orcas que viven en las costas de Estados Unidos, por ejemplo, luchan para
poder comunicarse con el ruido generado por los barcos repletos de turistas que
buscan observarlas, según se recoge en un estudio elaborado por la Universidad
de Durham (Reino Unido) y el Whale Museum de Washington y publicado por la
revista ‘Nature’.
A medida que el número de los barcos de observación de
orcas ha ido aumentando en la última década -actualmente 72 barcos comerciales y
22 pequeñas embarcaciones privadas rodean a las ballenas cada día- la duración
de las llamadas de estos animales también se ha prolongado, en un esfuerzo por
imponerse sobre el ruido de los motores. Las llamadas tienen aproximadamente una
duración un 15% superior cuando el número de barcos es mayor.
Asimismo,
la revista británica ‘New Scientist’ informa de que la presencia de turistas en
los entornos naturales de especies como el oso polar, el pingüino, el delfín y
muchos tipos de aves, genera en los animales situaciones de nerviosismo que
empiezan a traducirse en dificultades crónicas para su reproducción.
El
impacto de la presencia humana en el entorno natural de los animales puede
parecer a priori leve o inexistente. Sin embargo, pequeñas alteraciones en los
animales -como la aceleración del ritmo cardiaco, modificación de los niveles
hormonales y alteración de los hábitos alimenticios- están haciendo temer por la
supervivencia a largo plazo de ciertas especies.
Un equipo de la
Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) ha observado a los delfines a lo largo
de la costa neozelandesa desde 1996 y ha comprobado que estos mamíferos marinos
alcanzan un estado de verdadero frenesí por la presencia de los barcos cargados
de turistas, reduciendo o casi eliminando sus momentos de reposo.
Por su
parte, investigadores de la Universidad canadiense de Manitoba han denunciado la
saturación del turismo fotográfico con los osos polares como protagonistas. La
presencia de turistas en los hábitat de los osos entre los meses de octubre y
noviembre genera un trastorno irreversible para el animal, ya que en esos meses
está obligado a un reposo casi total para preservar un excedente de grasa
corporal.
Otros ejemplos de las consecuencias indeseables del ecoturismo
los constituyen el menor peso de las crías de pingüino, y la consiguiente menor
posibilidad de supervivencia, en aquellas zonas con presencia de viajeros
-debido a que los padres desatienden la alimentación de su descendencia al ser
entretenidos por los turistas- y los problemas de reproducción que sufren
algunos tipos de faisanes en el Amazonas, donde se ha comprobado que sólo el 15%
de los nidos contienen una cría en las zonas visitadas por los turistas, frente
al 50% en las regiones totalmente protegidas.
Los científicos han
exigido a los operadores turísticos colaboración para prescindir de los
productos que no dispongan de un estudio veraz sobre las consecuencias de la
presencia humana para la fauna autóctona. “La salud y supervivencia de los
animales es prioritaria, porque sin ellos el ecoturismo no existiría”, recordó
uno de los investigadores de la Universidad de Auckland.
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Barijuli Escrito por Julieta el 2006-05-18 20:37:43 Hola, soy de Bariloche, Argentina. Gracias por toda la información dada. Va a ser bien utilizada y recomendado el sitio... besos |