La utilización del caracol en el ámbito mundial presenta una franca
expansión y los países con alto potencial consumidor no logran
abastecer la demanda interna. Es por ello que, desde diversas zonas del
mundo, se exportan principalmente hacia la Comunidad Europea caracoles
obtenidos en su mayoría a través de la recolección del medio natural.
La producción en cautiverio de Helix aspersa, una especie que abunda en
nuestra región y tiene un mercado definido principalmente en España, ha
sido impulsada en Francia, Italia y España a través de diferentes
tecnologías desarrolladas en institutos, universidades y el sector
privado; sin embargo, considerando el consumo proyectado y aún el
actual, la demanda sigue siendo insatisfecha.
Argentina exporta anualmente entre 30 y 40 toneladas de caracoles de
recolección. Este volumen es escaso comparado con la demanda del
producto por parte de los europeos durante el período diciembre-marzo,
es decir, cuando ellos no tienen oferta de las regiones cercanas. Los
frigoríficos y plantas procesadoras habilitados son los que
habitualmente realizan la exportación. Algunos de ellos poseen
capacidad ociosa y no se vinculan en forma dinámica con los
productores, y esto es así porque hay muy poco producto para ofrecer
por parte de los productores.
El molusco vivo se vende a 4 o 5 euros por kilo en Europa, para otros
productos con agregado de valor (conservas, congelados precocidos y
otras preparaciones especiales), habría que abrir canales de
comercialización poco explorados por exportadores nacionales.
Durante un foro del sector organizado por el Centro de Producciones
Alternativas de la FAUBA en 2004, que reunió a distintos actores de la
cadena helicícola se identificaron debilidades y potencialidades de la
actividad en el país.
Productores, industriales, funcionarios, exportadores, técnicos
especialistas y personas que actúan en la promoción del sector,
concluyeron que la información a nivel nacional es inapropiada; no
existen referentes a quienes consultar y el sistema helicícola adolece
de una falta de vinculación interna y externa ágil y dinámica.
Existe un desconocimiento general en aspectos como mortalidad de los
caracoles y el manejo de huerta; son insuficientes los estudios sobre
el costo operativo unitario y se presentan problemas de gestión
empresaria. También se consideraron excesivos los requerimientos del
Servicio Nacional de Sanidad Animal (SENASA) para habilitar plantas de
procesamiento y se señaló la necesidad de adecuación permanente de la
legislación.
Beneficios para aprovechar
En cuanto a las ventajas de la actividad, se destaca que los moluscos
viven en ambientes muy diversos, desde zonas ecuatoriales hasta
polares, a nivel del mar y sobre los 3000 metros de altura, en el agua
y sobre la tierra, en sectores soleados o con sombra y húmedos o
pantanosos. Esta capacidad de adaptación ha permitido que diversas
especies habiten en muchas partes del mundo. La carne de caracol posee
características organolépticas diferenciales, tiene bajo porcentaje en
tenor graso (0,8%), bajas calorías (70 Cal/100g), mayor presencia de
minerales (1,93%) que la carne bovina y aviar y un porcentaje proteico
(16%) similar a la del pescado. Cabe destacar que en las proteínas de
la carne de caracol están presentes casi la totalidad de los
aminoácidos necesarios para el hombre, en las proporciones requeridas
para la síntesis proteica.
Para poder maximizar el potencial de la helicicultura en la Argentina
es necesario realizar trabajos interdisciplinarios y sistematizar la
información obtenida por distintos actores, siendo imprescindible que
las instituciones asuman un rol activo en ese sentido. La integración
entre frigoríficos, plantas procesadoras, productores y recolectores,
podrían incrementar de modo considerable los volúmenes de exportación.
Sabemos que existe la posibilidad, desde zonas con características agro
ecológicas apropiadas, de acceder a un mercado propenso a adquirir
caracoles, ofreciendo productos de calidad por los que se puede obtener
un alto precio de venta.
Una carne con historia
Se presume que hace unos 20 mil años el hombre utiliza la carne de
diversos moluscos para alimentarse, tal como lo demuestran los restos
calcáreos encontrados en cavernas prehistóricas. Posteriormente, fueron
consumidos por los griegos, suceso descrito con detalles por
Aristóteles. Los romanos llegaron a engordar caracoles en recintos
cerrados, aplicando los principios fundamentales que rigen en la
producción actual y a través de conquistas a otras comunidades
difundieron este hábito de consumo. En la Europa Medieval, los criaban
en conventos y monasterios y eran consumidos en la época de cuaresma;
para este período, Francia se convirtió en uno de los principales
países en los que se desarrolló la helicicultura. Existen antecedentes
sobre los venecianos que utilizaron diversas especies de caracoles con
fines curativos.
Dra. Olga M. González
Cátedra de Producciones Animales Alternativas Fauba
Fuente: Boletín Agronomía Informa
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Consultas: Escrito por rcaro el 2006-10-10 10:31:34 1.- El precio de 4 ó 5 € por animal vivo pareciera muy bajo. En contraestacion debiera venderse a por lo menos a 7 €. 2.- La ventana es sólo de enero a marzo; ¿No debeería ser desde noviembe (que baja la temperatura) hasta abril? El articulo, si bien es genérico, es muy bueno. Saludos. |