El
éxito del Protocolo de Kyoto sobre el cambio climático está en las
manos de los países o regiones que más emiten gases con efecto
invernadero. ¿Cuánto emiten? ¿Qué hacen al respecto? ¿Cuál es su
participación en el Protocolo?
Estados Unidos
Estados Unidos, el país más rico del mundo, es el que más emite -y por
un amplio margen- gases que contribuyen al efecto invernadero.
Cuando se firmó el Protocolo de Kyoto en 1997, Washington se
comprometió a reducir sus emisiones en un 6%. Pero poco después se
retiró y hoy en día sus emisiones de dióxido de carbono han aumentado
en un 15%, con respecto a los niveles de 1990.
Para que el protocolo entrara en vigor, debía ser ratificado por los
países industrializados causantes del 55% de las emisiones de estos
gases.
Sólo EE.UU. acumula el 36% de esas emisiones, lo que hizo que su
participación en Kyoto fuese vital para alcanzar la cifra requerida.
Pero en marzo de 2001, el presidente George W. Bush anunció que no ratificaría el protocolo.
Bush dio dos motivos para su decisión: perjudicaba la economía de su
país, y no se exigía a las naciones en vías de desarrollo que redujeran
sus emisiones.
Así que Bush optó por apoyar las reducciones de emisiones voluntarias
-en vez de imponer metas- a través del desarrollo de tecnologías
ecológicas.
Unión Europea
Todos los países miembros de la Unión Europea ratificaron el Protocolo de Kyoto en mayo de 2002.
Como uno de los firmantes más entusiastas del Protocolo, la UE hizo
presión para que Rusia, Japón y Canadá también lo ratificasen, a fin de
que el pacto pudiera entrar en vigor.
El bloque europeo aboga por que se implanten medidas rigurosas para el cumplimiento del protocolo.
Por ejemplo, quiere que se limiten los "mecanismos de flexibilidad",
que permitan a los países a cumplir con sus metas si pagan para que
otros mejoren sus condiciones.
La UE también se ha opuesto al uso de bosques y otros medios naturales para absorber la polución.
No obstante, a pesar de su firme postura en Kyoto, los países miembros están muy lejos de cumplir sus objetivos.
Se comprometieron a reducir en más de un 8% las emisiones de gas con
efecto invernadero para 2008-2012, pero para 2002, sólo habían
conseguido reducir un 2,9%.
Se cree que sólo cuatro países de la Unión Europea podrán cumplir sus objetivos para el final de la década.
China
China es el segundo más grande emisor de gases con efecto invernadero,
pero por ser un país en desarrollo, todavía no se le ha exigido que
reduzca sus emisiones.
Si se toma en cuenta que China tiene un quinto de la población mundial,
cualquier aumento en la emisión de gases eclipsaría cualquier esfuerzo
que hagan los países industrializados.
Un chino consume entre el 10 y 15% de la energía que consume un
ciudadano estadounidense, pero con una economía que crece a toda
velocidad, varios analistas esperan que para mediados de este siglo
estas cifras se equiparen.
Los combustibles fósiles juegan un papel muy importante, ya que China
es el mayor productor de carbón, por lo que el consumo de petróleo se
ha duplicado en los últimos 20 años.
En 2004, el país ha tenido que enfrentar cortes de energía debido a un
crecimiento galopante que sobrepasa la producción de electricidad.
El gobierno de China reconoció que el cambio climático podría devastar su sociedad y ratificó el Protocolo de Kyoto en 2002.
Dos años más tarde, Pekín anunció que para el año 2010, utilizarían un 10% de energía proveniente de recursos renovables.
Rusia
Rusia ratificó el protocolo 2004, después de dos años de debates y
negociaciones, lo que posibilitó que el 16 de febrero entre en vigor.
Cuando Rusia firmó el acuerdo en 1997, se comprometió a reducir las emisiones de gases.
Pero debido a que su economía ha caído drásticamente, las emisiones de
gas bajaron un 35%, mucho más de lo que se había comprometido.
Es por eso que Moscú se vería beneficiado al vender su cupo de
emisiones "no usadas" a los países en desarrollo que necesitan emitir
más gases de lo que estipula Kyoto.
Japón
Una de las más grandes potencias mundiales, Japón se considera el miembro líder de Kyoto.
En 1990 era responsable del 8,5% de las emisiones de gases
contaminantes y su apoyo al acuerdo es crítico ahora que EE.UU. no
está.
En un momento, Tokio se rehusó a ratificar el protocolo si Washington
no lo hacía también. Pero en 2002 decidió ratificarlo y se comprometió
a reducir las emisiones en un 6% de los niveles tomados en 1990.
No obstante, en el mismo año en que reafirmó su compromiso, Japón había
aumentado en un 11% las emisiones de gas que causan el efecto
invernadero.
Este país reconoce que su economía podría verse beneficiada por el
protocolo, debido a que las industrias japonesas captarían nuevos
mercados gracias a sus tecnologías ecológicas.
India
Los países en desarrollo como India no están obligados a reducir sus emisiones.
El problema está en que a medida que aumentan sus niveles de vida, también aumentan las emisiones de gases contaminantes.
Aún cuando este país sólo ha publicado sus datos en 1994, se estima que las emisiones aumentaron más de un 50% en los años 90.
India reconoció que la mayoría de su población se verá afectada por los
efectos del cambio climático y ratificó el protocolo en agosto de 2002.
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