Muchos especialistas vaticinan una crisis e incluso contiendas armadas
como consecuencia de esta situación, teniendo en cuenta que el ser
humano necesita diariamente al menos cinco litros de agua para beber y
otros 25 para su higiene.
Así, mientras un francés emplea 150 litros y un estadounidense 425,
para los habitantes de las zonas áridas de Asia y del África
Subsahariana son accesibles cantidades ínfimas de este recurso o, en el
peor de los casos, un agua no apta para el consumo o ninguna.
A la par se distinguen cinco categorías de enfermedades de origen hídrico:
1) las enfermedades transmitidas por el agua (fiebre tifoidea, cólera, disentería, gastroenteritis y hepatitis infecciosa);
2) las infecciones vinculadas a la falta de higiene en la piel y los ojos (tracoma, sarna, lepra, conjuntivitis y úlceras);
3) las aquellas que se transmiten por contacto con el agua (esquistosomiasis y dracunculosis;
4) las afecciones transmitidas por insectos relacionados con el agua, como los mosquitos y los simúlidos; y
5) las infecciones causadas por el saneamiento insuficiente (anquilostomiasis).
Algunas consideraciones
La mayor parte de la superficie del Planeta está cubierta por agua, el
97,5 por ciento es salada y solo el 0,26 de la dulce es accesible,
porque el resto está congelada en los polos o sumergida a grandes
profundidades. Pese a ello y a la crisis que sufren millones de
personas en el orbe con el agua, el Banco Mundial promueve su
privatización con el argumento de que “debe tratarse como un producto
más del subsuelo que debe ser explotado por capitales privados”.
El valor creciente de este líquido -conocido también como el oro azul
del Planeta- y la preocupación por su cantidad y calidad de problemas
de acceso y denegación, entre otros aspectos, han dado origen al
concepto de geopolítica del recurso o hidropolítica. Dentro de este
marco, el agua se convierte en un recurso estratégico --como el
petróleo y algunos minerales--, por lo que su creciente escasez y valor
no harán sino intensificar (de seguro) el predominio de la
hidropolítica y la frecuencia de conflictos internacionales al
respecto.
Por otra parte, diversos países dependen fundamentalmente del caudal de
ríos procedentes de otras naciones. Botswana, Bulgaria, Camboya, Congo,
Egipto, Gambia, Hungría, Luxemburgo, Mauritania, los Países Bajos, la
República Árabe Siria, Rumania y el Sudán reciben más del 75 por ciento
de sus suministros totales de agua de ríos procedentes de países
vecinos.
Al mismo tiempo en las primeras civilizaciones antiguas de Asia, África
y América Latina tuvieron lugar los primeros esfuerzos cooperativos
para desarrollar la agricultura de regadío en los valles de ríos.
Gracias a las técnicas de riego, estas sociedades llegaron a controlar
y manipular las fuentes naturales de este líquido para mejorar la
producción agrícola, consiguiendo asegurarse, en muchos casos, un
suministro abundante de alimentos. Así nacieron las primeras aldeas
agrícolas, la división del trabajo y los excedentes económicos.
Actualmente, la agricultura sigue consumiendo la mayor parte del agua.
A nivel mundial, absorbe alrededor del 70 por ciento de su extracción
total y el restante 30 por ciento corresponde a usos domésticos e
industriales.
Los requisitos de cantidad y calidad del agua también difieren mucho
según el tipo de uso. Las necesidades netas de la agricultura son
especialmente grandes en relación con las de otros sectores, por
ejemplo, 15 000 m3 del preciado líquido bastan normalmente para regar
una hectárea de arroz. Esta misma cantidad permite cubrir las
necesidades de 100 tribus nómadas asiáticas o africanas, y 450 cabezas
de ganado durante tres años; o de cien hogares rurales conectados a un
sistema de distribución durante cuatro años; o de cien familias
europeas urbanas durante dos años; o de cien huéspedes de un hotel de
lujo durante 55 días.
La mayoría de las naciones con problemas de escasez crónica de agua se
hallan en África del Norte, Medio Oriente y al sur del Sahara. Aquellas
que presentan un volumen menor a los 2.000 m3 por persona se encuentran
en una situación preocupante de escasez, “a la vez que enfrentarán
graves problemas en los años de sequía”, según informes de Naciones
Unidas.
Esa Organización reveló a medios de prensa que, a finales del decenio
de los noventa, la disponibilidad de agua descendió por debajo de 2.000
m3 por persona en más de 40 países, principalmente de regiones
empobrecidas con poco o ningún abasto de agua, y donde la acción de los
gobernantes jamás llega o se desconoce.
Este vital recurso ha sido también objeto de innumerables disputas e
incluso de guerras. Expertos vaticinan que ríos como el Nilo, el
Eufrates, el Ganges y el Mekong, podrían ser probables focos de
litigios, al igual que el futuro de las aguas del Jordán lo que
constituyen ejemplos de la complejidad de la hidropolítica.
Otro de los problemas vinculados con este tema es el cambio climático
que, según estudios recientes de la revista científica estadounidense
Science persistirá en el siglo XXI, a pesar de los esfuerzos actuales
para reducir las emisiones de gases responsables del efecto invernadero.
Una de las investigaciones divulgadas en Science vaticina que la
temperatura media global aumentará entre dos y seis grados centígrados
para el 2400.
”La fundición de los hielos haría aún más dramático el panorama para la
vida en la Tierra, debido a que el aumento del nivel de los mares
podría duplicarse... La pérdida de los hielos del Himalaya, por
ejemplo, causaría inundaciones, seguidas de sequías en las próximas
décadas, lo cual afectaría a millones de personas que viven en zonas
vulnerables al aumento del nivel de las aguas en la India, China y
Nepal”, planteó la publicación.
Hay que destacar que cada Estado y sus gobernantes son los principales
responsables de garantizar la seguridad alimentaria --pues la
producción de alimentos depende cada vez más del riego--, estrechamente
ligada a la seguridad hídrica. Entre el 30 y el 40 por ciento de los
alimentos del mundo procede del 16 por ciento del regadío total de
tierras cultivadas; alrededor de una quinta parte del valor total de la
producción acuícola de agua dulce; y las necesidades actuales de agua
potable para el ganado ascienden en total a 60 000 millones de litros
diarios (los pronósticos indican un aumento de 400 millones de litros
por año).
Expertos pronostican que, en el siglo actual, la seguridad alimentaria
estará íntimamente vinculada a los rendimientos del riego.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró la década
2005-2015 como Decenio Internacional para la Acción por el Agua, fuente
de vida, a partir de que “es un bien innegociable al constituir un
derecho humano, que no puede comprarse con el poder del dinero”.
Algo a tomar muy en cuenta pues el también llamado oro azul representa
un bien inapreciable sin el cual sería imposible la vida; solucionar
los problemas relacionados con él requiere de buena voluntad, justicia
y cordura, en especial, de los gobernantes de todas las naciones del
globo.
Astrid Barnet
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Inevitable conflito por el agua Escrito por Invitado el 2006-11-20 14:53:02 Es clara la intención del imperio de tomar por la fuerza la Amazonia, tras del preciado recurso azul, el Plan Colombia es la manera más hipócrita de hacer realidad sus intenciones, pues de allí arranca de forma sigilosa y maquiavélica el robo del agua. Lo hacen en función de un llamado control del negocio de narcóticos y lucha contra la insurgencia; tomemos en cuenta cuántos años tiene de implementado el plan y saquemos las conclusiones respectivas. Aún no resuelven nada, además de los gobiernos parásitos que de una u otra forma ayudan y favorecen la intromisión de agentes transnacionales por prebendas absurdas que se basan en lo material, vendiendo sus pueblos y dejándolo sin futuro alguno. Luchemos contra esta mentira de progreso, ideemos uno real de nuestros pueblos, que no destruya, sino que construya. Desde Venezuela se levanta una iniciativa, una esperanza, una batalla, pero de ideas, acompaña al movimiento bolivariano en este fin, que es de todos. |