El calentamiento que está experimentando el planeta Tierra,
consecuencia de la emisión de gases invernadero por la quema de
combustibles fósiles, está contribuyendo a la rápida fusión de los
hielos polares. Este fenómeno es particularmente evidente en el Ártico,
que se está calentando a un ritmo de 0,4 ºC por década, dos veces más
rápido que el resto del planeta. Resultados publicados en 2006 han
revelado grandes pérdidas de hielo en el planeta: la placa de hielo
antártico está perdiendo 152 km3 por año, equivalente a 0,4 milímetros
de aumento global anual del nivel del océano, con una pérdida de cerca
de 8.000 km2 en la Península Antártica durante los últimos 50 años,
coincidente con un calentamiento de cerca de 2 ºC en esta región.
La pérdida de la placa de hielo ártico se está acelerando, con tasas
recientes de pérdida de la extensión de hielo estacional hasta 18 veces
mayor que la experimentada en las últimas décadas, y la constatación de
una disminución sin precedentes de la extensión de hielo perenne que
han llevado a un mínimo histórico en la extensión invernal de hielo en
marzo de 2006.
La placa de Groenlandia
Durante el pasado mes de agosto se han observado grietas de centenares
de kilómetros de longitud en el núcleo de hielo hasta ahora permanente
del Ártico que hacen prever un aumento de las pérdidas de esta masa de
hielo. Por último, la pérdida de hielo de la placa de Groenlandia se ha
acelerado más de 5 veces hasta alcanzar 239 ± 23 km3 de hielo por año,
contribuyendo 0,6 mm adicionales al aumento del nivel del mar global al
año. Además, el desprendimiento de glaciares de Groenlandia se ha
duplicado en los últimos cinco años. La pérdida de la extensión de
hielo polar se está acelerando, y las predicciones más reciente estiman
un aumento de la tasa de calentamiento que, por ejemplo, en el Ártico
ascenderá a 1,2 ºC por década para alcanzar 3 ºC por década hacia
finales del siglo XXI.
Para esta fecha, los modelos climáticos predicen para el Ártico una
temperatura promedio superior a la actual en cerca de 10 ºC, tres a
cinco veces mayor que el calentamiento promedio del planeta en este
período. La aceleración de la fusión de hielo en el Ártico se
explicaría por el hecho de que la fusión de hielo, que refleja el 90%
de la radiación incidente, permite que la radiación penetre en el
océano, donde se absorbe, calentando el agua, lo que contribuye a que
se funda más rápidamente el hielo adyacente.
Las pérdidas de hielo tienen importantes consecuencias climáticas, ya
que además de contribuir al aumento del nivel del mar, con el aumento
asociado de riesgo de inundaciones y erosión costera, pueden inducir
fuertes cambios climáticos al alterar la redistribución de calor por
las corrientes oceánicas. Tiene también importantes implicaciones
geopolíticas, ya que permiten la explotación de los importantes
recursos biológicos y energéticos presentes en el lecho del Ártico, así
como nuevas rutas para el tráfico de mercancías entre Europa,
Norteamérica y Asia. Pero la pérdida de la superficie de hielo de los
océanos polares tiene también importantes impactos sobre los
ecosistemas.
La pérdida de hielo incrementa el área expuesta a la radiación
ultravioleta, cuyos niveles no están disminuyendo al ritmo esperado
tras la aplicación del Protocolo de Montreal. La exposición a la
radiación ultravioleta, particularmente intensa en la Península
Antártica, reduce en hasta diez veces la biomasa y producción del
plancton antártico, pudiendo también contribuir a reducir la
supervivencia de larvas de peces y otros organismos. La rápida pérdida
de hielo en el Ártico aumentará el impacto de la radiación ultravioleta
en ese ecosistema, generando cambios que podrían propagarse en un
efecto dominó en la cadena trófica.
Krill y desarrollo
En el océano Antártico, la abundancia de krill, que alimenta a
ballenas, pingüinos, focas, etc., se ha reducido a un 20% de los
valores presentes hace algunas décadas. Esta disminución, en parte
debida a la reducción del hielo del que depende el krill para su
reproducción, contrasta con el aumento esperado en respuesta a la
matanza de ballenas azules, que vieron reducida su población de 300.000
a 300 ejemplares en tan sólo treinta años. Resultados obtenidos
recientemente por investigadores españoles y alemanes apuntan a que las
ballenas azules podrían haber jugado un papel fundamental en movilizar
hierro, un elemento cuya disponibilidad limita la producción biológica
del Antártico.
La drástica disminución de ballenas podría haber conducido a una
disminución de la producción biológica, capaz de hacer disminuir el
secuestro de CO2 en el océano Sur y la abundancia de krill. Se podría
especular con que la fertilización de algunos enclaves de este océano
con hierro permitiría reactivar la producción biológica, potenciando
los stocks de krill, la recuperación de la población de ballenas y
restableciendo la capacidad del Océano Antártico para capturar CO2
atmosférico. La pérdida de hielo afecta directamente a multitud de
especies que, tanto en la Antártida como en el Ártico, dependen del
hielo como plataforma de descanso, cría y caza.
Promueve también la sustitución de especies polares por especies
boreales, favorecidas por el aumento de temperatura, y especies
invasoras, como las ratas, haciendo prever una importante crisis de
biodiversidad en la que las especies polares, particularmente las
árticas, podrían extinguirse o quedar relegadas a pequeños enclaves. En
el Ártico, la regresión del hielo hacia el Polo Norte desplaza la
cubierta de hielo desde las extensas y productivas plataformas someras
de los márgenes continentales, que mantienen una rica fauna ártica,
hacia las grandes profundidades de hasta 5.000 m de la cuenca central
del Ártico.
La acidez del océano
Tanto las especies árticas que habitan fondos someros como las que,
como la morsa, dependen de la presencia de hielo como plataforma para
el buceo en busca de alimento en esas plataformas someras, se
encuentran en serio peligro. A la par, el aumento de la concentración
de CO2 duplicará la acidez del océano en algunas décadas, lo que
afectará negativamente a las especies con esqueletos carbonatados.
Finalmente, la fusión de hielo supone la liberación al medio de grandes
cantidades de contaminantes depositados por la atmósfera y acumulados
en el hielo durante décadas. Estos contaminantes están penetrando
masivamente en la cadena trófica de la que también forma parte el
hombre. Los pueblos esquimales del Ártico presentan algunos de los
niveles más elevados de contaminantes del planeta, y sufren un castigo
derivado de actividades de sociedades a miles de kilómetros de
distancia, que amenazan su forma de vida, su cultura y su existencia y
que ellos han llegado a calificar de genocidio.
El último comentario se muestra en esta página, los anteriores
podrás leerlos en las páginas subsiguientes. Todos los comentarios
requieren de la aprobación del administrador.
No se publicarán consultas, las que sugerimos realizar a través del formulario de contacto.
Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios.
Por favor valídate o regístrate.