El Pingüino emperador (Aptenodytes forsteri), presente en la Antártida,
es el más grande de todos los pingüinos. Su nombre científico,
forsteri, le fue dado en 1844 en honor al naturalista alemán Johann
Reinhold Forster. Destacan como grandes nadadores, por su particular
forma de protegerse del frío, por su monogamia y el peculiar viaje que
realizan en busca de su lugar de cría.
Hábitat
Se lo puede encontrar por todo el Antártico. Sólo se le ve fuera de las
aguas antárticas en ocasiones (por ejemplo cuando un témpano se
desprende de la banquiza polar con una colonia de ellos encima).
Algunos llegan hasta América del Sur (Argentina y Chile), hasta Nueva
Zelanda y hasta otras islas oceánicas de los mares del Sur.
Descripción
Normalmente vive más de 20 años, aunque hay constancia de que se han
dado casos de llegar a los 40. De media, los adultos miden 1.1 metros
de altura y pesan 30 kilos. A principios del 2000, científicos de la
Base Antártica Marambio de la Argentina, localizaron una colonia de
1.70 metros de altura.
Su cabeza y alas son negras; el abdomen blanco; su pico es largo,
puntiagudo y ligeramente curvo en su extremo; las patas son parduzcas y
emplumadas hasta su mitad; presenta tonos dorados a los lados del
cuello.
El macho tiene un pliegue abdominal entre sus cortas patas que le sirve de bolsa para incubar el huevo y cuidar la cría.
Las crías están cubiertas por un espeso plumaje gris, más lanoso y
opaco que los adultos. Esta capa es vital en los primeros días.
Conducta
Principalmente se alimenta de krill, cefalópodos y peces pequeños. Para
encontrar comida, el pingüino emperador puede sumergirse de 150 a 250
metros en el Océano Antártico, incluso hay constancia de arriesgadas
sumersiones de 565 metros. Dentro del agua pueden contener la
respiración hasta 20 minutos. Su velocidad de nado es de 6 a 9 km. por
hora.
Para combatir el frío, estos pingüinos forman compactas agrupaciones
con un curioso relevo. Los que están más al exterior poco a poco van
adentrándose al centro del grupo, donde el calor mejor se conserva, y
al mismo tiempo los del interior pasan a los bordes de la agrupación,
donde sirven de barrera contra el frío y el viento. Fuera de la
formación las temperaturas alcanzan los 40º bajo cero, dentro puede ser
tan alta como 20º C.
En ocasiones las hembras que han perdido su cría, en un intento
desesperado, intentan apoderarse de uno ajeno, lo que es resistido por
la progenitora atacada que es ayudada por unas cuantas otras en defensa
del orden.
Reproducción y cría
Los pingüinos emperador recorren 90 km "tierra" adentro hasta el lugar
de cría, lugar de encuentro de cientos de ellos. Siguen exactamente el
mismo camino que sus antecesores para llegar hasta el territorio de
reproducción. El viaje comienza en marzo o abril (fines de verano
austral), con las extremas temperaturas de 40º bajo cero. Una vez en el
lugar de cría, buscan pareja (como otros pingüinos son monógamos para
dar más seguridad a la progenie), realizando exhibiciones, levantando
las alas o inclinándose. En mayo o junio (invierno austral) la hembra
pondrá un huevo de aproximadamente 450 gramos. Este es el momento en el
que la hembra pasa el huevo cuidadosamente con las patas al macho; si
el huevo tocara unos segundos el hielo sería mortal para él. Una vez el
macho tiene el huevo en su bolsa abdominal, la hembra inicia otro largo
viaje hacia el mar en busca de comida.
Los machos forman compactas agrupaciones en las que se turnan del
interior al exterior de la formación y viceversa. Así sobreviven al
frío y a los fuertes vientos de hasta 200 km/hora. La incubación dura
de 62 a 64 días. Si la cría nace antes del retorno de su madre, su
padre la alimentará con una sustancia lechosa que segrega una glándula
del esófago. Después de 2 meses, ella regresa y encontrará a su pareja
distinguiendo su llamada de la de cientos de pingüinos. Regurgitará la
comida y alimentará a la cría. Es entonces el turno del macho para ir
de nuevo a buscar comida al mar. Después de unas semanas regresará y
los dos cuidarán de la cría. Si este ciclo se interrumpe en algún punto
debido a la muerte de un progenitor la cría perece sin remedio.
Una vez sea independiente, formará pequeños grupos con las demás crías
imitando el comportamiento de los adultos. Es aquí cuando son
vulnerables a los ataques de aves de rapiña, por lo cual los adultos se
esmeran por mantenerlos en grupos. En diciembre, ya serán grandes y
comenzarán el viaje hacia el mar. Hasta los 5 años no se reproducirá.
Estas aves son monógamas, aunque cada año eligen una pareja diferente.
Preservación
No es una especie rara. En la tierra, sus colonias a menudo están
compuestas por cientos de miles de individuos, aunque en el pasado
sufrieron grandes masacres a manos de los seres humanos, que las han
matado por su grasa y por su piel. Por fortuna, la inaccesibilidad de
la región antártica ha contribuido a su preservación
Fuente: Wikipedia
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