Antes de la realización del evento, dijimos que era muy importante que
el mismo se efectuara en la capital cruceña, ya que si bien se reconoce
la existencia de pueblos o segmentos de pueblos indígenas aislados en
Bolivia (varios son los que consideran que el país es el tercero, detrás
de Brasil y de Perú, con mayor diversidad indígena aislada del
planeta), ésta problemática era casi invisible tanto en el ámbito
estatal como dentro de la esfera de las organizaciones que representan a los
movimientos sociales del país.
Por ello, tal vez el dato más importante a destacar haya sido la participación
protagónica en el evento de los representantes de la Confederación
de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), la organización de
primer nivel, que representa a todos los pueblos indígenas de la
Amazonía, Chaco y Oriente bolivianos, a la vez uno de los organizadores
del encuentro junto al Viceministerio de Tierras del Ministerio de Desarrollo
Rural del Gobierno de la República de Bolivia, el Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la organización no gubernamental
IWGIA.
La representación de la CIDOB estuvo encabezada por los compañeros
María Rosario Saravia Paredes, secretaria de comunicación de la
dirección nacional de la organización; Rolando Arteaga Montenegro,
presidente del Territorio Comunitario de Origen-TCO Tacana II; Consuelo Rivero
Santa Cruz, secretaria de salud de la Coordinadora Indígena de la Región
Amazónica de Bolivia (CIRABO) y Javier Fernández Tuno, presidente
de la Central Indígena de Pueblos Amazónicos de Pando (CIPOAP).
Los hermanos voluntariamente aislados
La participación de la CIDOB destacó la existencia en Bolivia
de pueblos indígenas hermanos voluntariamente aislados
que sufren el estrechamiento de sus territorios ante el avance de actividades
extractivistas sobre ellos y la disminución y contaminación
por agentes externos de los recursos naturales y ecosistemas aprovechados
por estos pueblos con fines de subsistencia. Esta desprotección
física y territorial está llevando a estos pueblos al riesgo
de extinción y desaparición física. A los mismos riesgos
están expuestos los pueblos indígenas en contacto inicial.
Con relación a la situación específica de Bolivia, la
CIDOB remarcó que coinciden con quienes consideran que en el país,
a excepción de los Toromonas del Norte Amazónico del Departamento
de La Paz, el conjunto de las poblaciones en aislamiento voluntario son grupos
o familias pertenecientes a pueblos indígenas minoritarios que
ya han establecido contacto intermitente o permanente con el resto de la sociedad
nacional. Esta situación hace referencia, por ejemplo, a grupos aislados
voluntariamente de miembros de los pueblos Mosetén, Chimán,
Pacahuara, Araona y Ayoreode que habitan en los departamentos de La Paz, Beni,
Pando y Santa Cruz.
La CIDOB destacó la ausencia de políticas públicas nacionales
con relación al tema, excepto la resolución administrativa
número 48/2006 del 15 de agosto de 2006 mediante la cual el gobierno
define un estatus especial de protección para el pueblo Toromona, lo
cual constituye un importante avance. La medida dictada por el gobierno
que encabeza el Presidente Constitucional Evo Morales Ayma es la primera en
la historia republicana del país.
¿Qué hacer?
Para defender la vida, los territorios y la integridad de los pueblos indígenas
aislados, a través de políticas públicas, estrategias
y acciones concretas en el marco de un acuerdo entre el gobierno y las organizaciones
indígenas, la CIDOB propuso como básico que se consideren las
características y condiciones específicas de estos pueblos.
A la vez, que se reconozcan y garanticen de manera oficial la integridad de
los territorios donde ellos habitan. Para ello, es preciso realizar estudios
a profundidad sobre estos pueblos, cuyos resultados retroalimenten la formulación
de políticas que siempre deberán tener como eje el respeto a
su derecho a mantener su aislamiento y su modo de vida ancestral.
La defensa de los derechos humanos específicos de los pueblos aislados
se encuentra sustentada con fuerza en la posición presentada en el
seminario cruceño por la CIDOB. Esta defensa incluye desde la gestión
del retiro de cualquier agente externo que se encuentre en la actualidad dentro
de los territorios de los aislados, así como establecer normas jurídicas
contundentes para prohibir ese acceso en el futuro, incluyendo actividades
de investigación, aventura, turismo, proselitismo religioso y proyectos
de desarrollo y/o de explotación de cualquier recurso natural.
Muy importante también es la posición de la CIDOB con relación
a las cuestionadas áreas protegidas de preservación de la naturaleza.
En torno a ello, la organización matriz de los indígenas de
las tierras bajas, considera que es preciso reconocer y respetar el
derecho prioritario de estos pueblos con respecto a las políticas nacionales
e internacionales de conservación de la biodiversidad y creación
de Áreas Naturales Protegidas.
Por una acción urgente
Tras la realización exitosa del seminario regional de Santa Cruz, ahora
el reto es la inclusión urgente en la agenda nacional, en la agenda
regional, en la agenda local y en la agenda del conjunto de los movimientos
sociales, la imperiosa necesidad de preservar la vida y los derechos humanos
de los pueblos indígenas aislados que habitan en el territorio boliviano.
Las acciones no pueden esperar ya que de su ejecución inmediata depende,
en muchos casos, la vida o la muerte de estos pueblos. Estas acciones deberán
privilegiar la demarcación territorial y las medidas de control correspondientes.
Las acciones que emerjan de este compromiso nacional por los pueblos indígenas
aislados de la Amazonía y el Gran Chaco servirán para reparar
el daño causado por un genocidio oculto y olvidado que ya tiene cinco
siglos de duración. Cicatrizar estas heridas históricas, dejando
a un lado omisiones escandalosas, sólo será posible si se trabaja
en la generación de una toma de conciencia entre toda la población,
conciencia que incluya el fortalecimiento de una cultura de respeto por la
vida y la dignidad de estos pueblos y, a la vez, su consideración como
la parte más frágil y más sensible del invalorable patrimonio
y diversidad étnica y cultural que atesora Bolivia.
La Paz, 28 de noviembre de 2006
Pablo Cingolani
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