De esa catarata comunicacional se infiere que los sectores del poder
económico, financiero e industrial mundial han encontrado la solución
al causante del cambio climático y anuncian la terminación de la
tiranía petrolera sobre la Tierra. De golpe, y como por arte de magia,
aquellos se han vuelto ambientalistas y abrazan las banderas de sus
tradicionales enemigos y la frase "desarrollo sustentable" no se les
cae de la boca, como si fuera un chicle que se puede estirar para todos
lados.
Ante el tremendo poder propagandístico unidireccional, que resalta que
el biodiesel es lo mejor que nos pudo haber ocurrido, uno –que algo
conoce del tema– queda como desorientado y alelado. Imagínese el
ciudadano común, frente a ello, casi que se sale de la vaina para
reclamar plantas de refinación de biocombustibles hasta en las plazas,
por no decir en las escuelas y hospitales. ¡¡La nueva revolución verde,
ha llegado!! y nos salvará a todos.
Decía mi abuelo: "cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía"
y cuánta razón tendría en desconfiar de estos anuncios fabulosos que
prometen una Argentina de progreso.
Si hoy el mundo –supongamos que tuviera capacidad para ello– decidiera
abandonar la quema de hidrocarburos y pasarse a los biocombustibles
para la obtención de energía, se necesitaría una cantidad de hectáreas
equivalente a varios planetas, donde plantar los vegetales para la
obtención del famoso combustible.
Dice el periodista británico George Monbiot: "Para mover nuestros
coches y autobuses (solamente) con biodiesel se requerirían 25,9
millones de hectáreas. Existen en el Reino Unido 5,7 millones de
hectáreas. Si esto sucediese en toda Europa, las consecuencias sobre el
suministro de alimentos serían desastrosas: pasaríamos de ser
excedentarios a ser deficitarios netos".
(1)
Según el Ing. Miguel Baltanás (Doctor, INTEC, Investigador Superior
–CONICET– y Profesor Titular D.E. – UNL): Para incorporar biodiesel en
un porcentaje de tan sólo el 2% "sería necesario emplear el 50% de la
producción mundial de aceites vegetales".
(2) De esto
podemos inferir que si el porcentaje fuera del 4% del total, deberíamos
usar todos los aceites vegetales que se producen en el mundo. ¿Con qué
haremos las papas fritas?
Usted también se estará preguntando: ¿en dónde vamos a producir
alimentos si tendremos que tapizar de soja y otros monocultivos hasta
los canteros de las casas? Creo que este es un negocio para unos pocos
a costa de muchos, más allá del maquillaje al que se lo quiera someter,
y frente a esto no hay posiciones políticas que valgan, ya sean de
derecha, izquierda o centro, todas por igual –salvo honrosas
excepciones– están cegadas por el brillo del oro.
¿Se acuerda de la famosa industria denominada "La Forestal", que en su
momento fue un boom similar al de la soja y que arrasó con miles de
hectáreas del monte y bosque nativo en una gran franja del país? Al
quebracho –o a su exterminio– también los corifeos de toda laya le
cantaron sus melodías que como cantos de sirenas llevaron al abismo a
miles de argentinos. Muy pocos se atrevieron a denunciar esa matriz de
explotación devastadora, entre ellos Gastón Gori en su célebre libro
"La Forestal", el que más allá de los homenajes que cada tanto se le
hacen, muy pocos funcionarios parecen haber leído y menos tener la
grandeza de imitar.
Cien años después todavía soportamos –y lo que es peor, pagamos– las
consecuencias de ese modelo de destrucción. El sistema productivo que
se nos anuncia como la panacea del crecimiento nacional es todavía más
agresivo y confirmará con mayor crudeza eso de que "las penas son de
nosotros, pero las vaquitas son ajenas", léase la soja.
Como bien se ha dicho: "…ha comenzado la etapa siguiente de la
colonización y el mundo industrializado apunta a los países del Tercer
Mundo, donde las empresas pueden apropiarse de grandes extensiones de
tierra y mano de obra barata y despreocuparse de los graves impactos
ambientales que acarrea el establecimiento de grandes plantaciones de
monocultivos, de las que se refinarán los biocombustibles, a expensas
de bosques y tierras aptas para el cultivo de alimentos".
(3)
En esa sintonía, la Comisión de la Unión Europea emitió en 2001 el
comunicado 547, el que sugiere el uso de biocombustibles para asegurar
la oferta de energía, importando biocombustibles de aquellos países con
ventajas competitivas en su producción y no comprometer de manera
considerable la actual superficie agrícola de la Comunidad, evitando la
suba en los precios domésticos de los granos destinados para
biocombustibles. A fines del año 2005 se declaró el apoyo a la
producción de biocombustibles en los países en desarrollo, con el mismo
fin.
Por ello, y en razón que "el costo de la materia prima del biodiesel
representa más del 85% del total, los lobbies del biodiesel han
convencido a los legisladores de cada país a dictar leyes que eximen de
impuestos (en el caso argentino el ITC) a la producción de biodiesel."
(4)
A través de esas reformas legislativas, producto del "convencimiento",
toda la comunidad debe subsidiar el negocio de unos pocos, frente a
ello el Ing. Baltanás pregunta: "¿En nombre de qué intereses deberíamos
subsidiarlo? ¿Transportamos en lugar de alimentar a la humanidad?".
(5)
En esta Provincia Invencible de Santa Fe, su legislatura "convencida y
más papista que el papa" ha sancionado una ley que va más allá de las
ventajas otorgadas por la Nación y ha ampliado los beneficios a los
"inversores" por años.
Entre ellos, mencionamos la exención o diferimiento de tributos
provinciales como ingresos brutos, impuesto de sellos, inmobiliario y
patente única de vehículos, durante 15 años para las empresas que se
radiquen en la provincia y desarrollen esta actividad.
Por el artículo 8, se autoriza al Ejecutivo a entregar a las empresas,
en comodato sin cargo o locar a precio promocional, bienes del dominio
público (¿entregarán las plazas?) o privado del Estado provincial,
construir infraestructura básica para acondicionamiento de áreas y a
firmar convenios con entidades financieras para conceder créditos con
tasas de interés en condiciones preferencial. Todo esto lo pagamos
nosotros
El artículo 11 de la norma crea un cargo de 0,20 pesos ajustables
conforme a la variación del precio de la tarifa eléctrica de la Empresa
Provincial de la Energía (EPE), por usuario del sistema eléctrico
provincial, para la promoción y la financiación de estos proyectos. Qué
tal, por si fuera poco parió la abuela.
Justo es decir que: "Aunque el proyecto fue aprobado en Diputados con
el voto de todo el arco político –justicialismo, socialismo,
cavallerismo y un grupo de radicales–, el radical Santiago Mascheroni
fue el más duro al oponerse en forma total a las distintas sanciones y
cargó contra distintos aspectos de la norma.
(6)
Si estas iniciativas son tan buen negocio para el país, ¿por qué nos
tenemos que hacer cargo de pagar la cuenta del banquete que comen otros?
Mentiras que matan
No tengo dudas que en relación al tema habrá escuchado consignas
tentadoras y atrayentes como: "el biodiesel beneficiará a nuestros
productores y las economías regionales"; "mitigará los efectos del
cambio climático"; "mejorará las condiciones del ambiente"; o "con la
utilización de biocombustibles se estaría contribuyendo a un desarrollo
sustentable del ambiente, a disminuir gradualmente la dependencia de
los combustibles fósiles y a mejorar la rentabilidad del sector
agropecuario y agroindustrial de la provincia, con posibles incidencias
en el crecimiento de la economía regional" (senadora socialista
Patricia Sandoz).
(7)
Si creyó esta propaganda interesada, lamento desilusionarlo, pero se equivocó de cabo a rabo.
Veamos algunas de estas concluyentes afirmaciones:
• Beneficiará a nuestros productores: Sinceramente no se como, ya que
es poco probable que se venda en el país, ya que como dice Jorge
Kaloustian presidente de la empresa Oil Fox (productora de biodiesel),
"como en el mercado interno la venta de este producto por el precio de
la soja vienen en alza, no hace competitivo al aceite con el gasoil,
por lo tanto las oportunidades están en la exportación".
(8)
• Contribuye al desarrollo sustentable del ambiente: "En gran parte de
las regiones extra pampeanas, donde avanza la frontera agrícola por la
sojización, no sólo crece la desocupación, y aumentan los demandantes
de planes sociales, sino que se produce la contaminación por
agroquímicos de vastas regiones, la degradación ambiental y la
apropiación de tierras y agua, con la consecuente inhibición de otras
actividades agropecuarias y la desarticulación de los modos de vida de
las poblaciones rurales".
(9)
• Mitiga el cambio climático: "La combustión de biodiesel produce más
óxidos de nitrógeno, los que en la atmósfera producen un efecto
invernadero 24 veces superior al de dióxido de carbono" .
(10)
"Cuando incorporamos toda la cadena de producción de biocombustibles
(producción de fertilizante para el cultivo, labores agrícolas,
transporte, cosecha, almacenamiento, etc.), puede ocurrir que la
demanda energética sea importante y así gastar más energía que la
producida, y/o emitir mayor cantidad de CO2 y NOx a la atmósfera. En el
mediano plazo esto es inviable, y no serían recomendables los
biocombustibles."
(11)
Entiendo que estas consideraciones son nada más que algunas de las
contracaras de las monedas del modelo que se anuncia y que además de la
soja, su aceite o el biodiesel que se exporta, se llevan el agua y los
nutrientes de nuestro suelo y nos dejan la contaminación, la
desertificación, la aniquilación de biodiversidad y la pérdida de salud
y de calidad de vida de nuestros compatriotas. Lo que se dice un
negocio redondo.
No es casual que en la reciente 12ª Conferencia de las Partes del
Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,
reunidas en Nairobi entre el 6 y el 17 de noviembre de 2006, distintas
organizaciones y movimientos de agricultores pidieron suspender
inmediatamente todos los subsidios y otras formas de apoyo desigual a
la importación y exportación de biocombustibles.
Expresando que "No hay nada verde ni sustentable en el biocombustible.
En lugar de destruir las tierras y el sustento de comunidades locales y
Pueblos del Sur mediante otra forma más de colonialismo, exhortamos a
los países del Norte a reconocer su responsabilidad en la destrucción
del sistema climático del planeta, reducir su consumo de energía hasta
alcanzar niveles sustentables, pagar la deuda climática que han
ocasionado al no haber hecho lo anterior hasta el momento y aumentar
sustancialmente la inversión en energía solar y en energía eólica
sustentable".
(12)
Frente a esta producción injusta y la inacción estatal, es necesario
que toda la ciudadanía se mantenga atenta e informada en defensa de las
actuales y futuras generaciones, y tal vez así quizás podamos salvarnos
del desastre.
Por último, ¿se acuerda de la historia o leyenda del famoso caballo de
Troya por el cual el tan preciado regalo resultó la causa de la
destrucción de la ciudad? El biodiesel, como el caballo de Troya, puede
conducir a igual resultado. Por ello tengamos cuidado, que no nos pase
lo mismo.
Notas:
(1) "Los biocombustibles no resuelven sino que agravan el cambio
climático", en Revista del Sur, N° 168 Nov/Diciembre 2006, pág. 20.
(2) Baltanás, Miguel A., "Los Biocombustibles en perspectiva", en el El Paraninfo, noviembre de 2006, pág. 10, U.N.L.
(3) Revista del Sur, ob.cit.
(4) Baltanás, Miguel A., ob.cit.
(5) Ibidem.
(6) Atilio Pravisani. La Capital, 20 noviembre 2006.
(7) Diario El Ciudadano.
(8) Ramos, Eliana, "El campo, visto como fuente de energía", en
Infocampo, semana del 24 al 30 de noviembre de 2006, pág. 16 Negocios.
(9) Domínguez, Diego, Investigador del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, Argentina en EcoPortal.net
(10) Baltanás, Miguel A., ob.cit.
(11) Reportaje al Ing. Andrés Leone, portal Eco2site, Noviembre 2006.
(12) Biocombustibles en gran escala: buenos para el poder, malos para
la gente y el clima, Portal del medio Ambiente, World Rainforest
Movement, 30/11/2006.
Ricardo Luis Mascheroni
Docente e investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional del Litoral
Santa Fe, Argentina.
Fuente: peripecias
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