Entre las razones
para apostar por la energía solar,
existen algunas realmente importantes,
como por ejemplo su respecto con el
Medio Ambiente, la ausencia de emisiones
de CO2, SO2 y NO a la atmósfera,
la concienciación social en el
cumplimiento de los compromisos internacionales
adquiridos, y el ahorro y eficiencia
energética que se consigue.
Existen muchos usos de la energía
solar en la vida cotidiana del mundo
rural. El primero de ellos es el secado
al sol de vegetales, para su conservación
o bien para su transformación,
ya sean los cereales o el tabaco por
poner dos ejemplos cercanos.
El segundo y principal es la aplicación
de las placas y colectores solares,
cuya invención supuso una nueva
revolución en el sector agrícola,
ya que es posible dotar de sistemas
ultramodernos a zonas deprimidas y
con pocos recursos, redundando en
un mayor confort y calidad de vida.
Algunos de los múltiples usos
que tiene esta tecnología aplicada
al mundo rural son los siguientes:
En el caso de disponer de pozos profundos
de agua, se pueden utilizar las placas
solares junto con un motor impulsor
para crear abrevaderos para animales
de pastoreo, estando dichos animales
en el interior de un perímetro
mediante cercas eléctricas
que impedirían que escapasen.
A su vez se podrían realizar
cultivos intensivos, utilizando riego
por goteo impulsado por pequeños
motores eléctricos que moverían
un caudal de agua determinado para
irrigación.
En el caso de tener un agua de baja
calidad se podría purificar
con energía fotovoltaica. En
una granja de animales, se podría
utilizar la energía para alimentar
a autómatas, ordenadores, ventiladores
y sensores, así como también
iluminación para los animales
de corral o ganado, automatizando
de esta manera la explotación.
La combinación de la energía
solar fotovoltáica, eólica
y térmica con las nuevas prácticas
agrarias, en la búsqueda de
alternativas a los sistemas tradicionales
de explotación, suponen una
alianza de nuevas tecnologías,
aplicadas en la consecución
de una mayor y mejor producción,
con un fundamental ahorro del elemento
más vital para el agricultor
que es el agua. A la hora de decantarnos
por la instalación de energía
solar en explotaciones agrícolas
o ganaderas, se deben tener en cuenta
criterios de rentabilidad, tanto económica,
en base a los presupuestos y subvenciones
como en primas a la producción,
así como también el
ahorro de energía derivado
y la contribución medioambiental
que el proyecto nos pueda aportar.
Como conclusión destacar que
la energía solar aplicada a
la agricultura es una idea muy limpia,
ya que por ejemplo, poner una bomba
diesel en la zona de un pozo de agua
potable es siempre peligroso, ya que
existe el riesgo de una contaminación
del pozo a causa de los combustibles.
Semejantes problemas no existen con
la utilización de generadores
fotovoltaicos o eólicos.
6 de abril de 2003
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