El agua, elemento
líquido indispensable para la
vida, esta en rebeldía contra
el hombre. Desde el inicio de la revolución
industrial, este no ha cesado en el
empeño de contaminar los ríos,
mares y acuíferos, destruyendo
las reservas de consumo y aniquilando
los bosques, fieles guardianes protectores
del agua, que retienen con sus raíces
el tan preciado líquido.
Como consecuencia de ello y habiendo
creído desde siempre que el
agua era un bien inagotable, comienza
a presentarnos facturas muy caras
y de difícil solución
si no se cambia de forma radical nuestra
actual forma de consumo derrochador.
Todos los seres vivos, tanto animales
como vegetales, por muy sólido
y seco que sea su aspecto, estamos
constituidos, en gran parte, por un
componente común: el agua.
De ahí su importancia para
la vida y en consecuencia, la urgente
necesidad de protegerla y tomar las
medidas necesarias para canalizar
de una forma sostenible las reservas
existentes. Nos va en ello nuestro
actual nivel de vida y el futuro de
nuestro país, el de todos los
países de la Tierra.
Al igual que ocurre en otras partes
del mundo, un recurso tan limitado
como el agua, es motivo de conflictos
que cada día se acentúan
de forma vertiginosa. Agricultores,
industriales, empresarios turísticos
e incluso países enteros, se
enfrentan por poseerla.
En España, donde las sequías
son cada vez más frecuentes
y virulentas, las polémicas
se agudizan. Nadie afronta con seriedad
factores tan vitales en esta escasez
de agua como son: El cambio climático;
la falta e bosques (España
ha perdido mas de 4 millones de hectáreas
en las últimas décadas
y la suma continua); la contaminación
de las aguas (unos 33.000 Hectómetros
cúbicos de aguas son de calidad
regular, deficiente o baja y no pueden
- o no deben - ser utilizadas); las
pérdidas en el suministro y
canalizaciones (entre un 25% y un
50% del agua canalizada se pierde
en fugas); los sistemas de riego derrochadores
(la instalación de sistemas
de micro riego podrían reducir
en más de un 40% - unos 10.000
hectómetros cúbicos
- el consumo de agua en la agricultura);
el consumo excesivo de cada uno de
nosotros (tras EE.UU., Rusia y Canadá
somos el cuarto país mayor
consumidor de agua del mundo, con
1.174 metros cúbicos por habitante
y año).
¿Existen soluciones?. Numerosos
informes científicos advierten
sobre el derroche y plantean que una
buena gestión del líquido
que nos mantiene vivos, puede solucionar
este grave problema.
Usos del agua
Con la actual tecnología,
el potencial de ahorro de agua en
el mundo puede ser entre un 40 - 50%
en agricultura, un 35 % en las ciudades
y hasta un 90% en la industria.
Agricultura:
Este sector consume el 80% de agua
potable disponible en España
(alrededor de 24.200 hectómetros
cúbicos al año). Si
a esto le añadimos que el mencionado
porcentaje es subvencionado, obtenemos
un derroche de agua, que bien podría
ser infinitamente menor si en lugar
de encharcar la tierra, se empleara
otros métodos que están
al alcance de la industria agrícola
como podría ser el goteo. En
Israel se ha conseguido logros muy
importantes con el riego a goteo.
Los agricultores de todo el mundo
gastan fuertes sumas en abonos químicos
para aportar a sus cultivos el nitrógeno,
fosfato y potasio que las aguas residuales
de las viviendas contienen en grandes
cantidades. Utilizando dos veces el
agua de la red de suministro municipal
"una para el consumo doméstico
y otra para el riego" las sustancias
contaminantes en potencia se convierten
en valiosos abonos, protegiendo a
su vez a los ríos y lagos de
la contaminación, mientras
que los terrenos regados incrementan
la productividad agrícola y
el agua reutilizada se transforma
en un suministro local fijo. Con una
precaución mínima al
objeto de que no se incorporen metales
pesados, sería una solución
efectiva y de menor coste comparado
con las pérdidas económicas
que están ocasionando la sequía
en España.
Industria
La fabricación de las decenas
de miles de productos que utilizamos
en nuestra vida cotidiana (desde prendas
de vestir y objetos de metal, papel
y plástico hasta ordenadores
y televisores) exige ingente cantidades
de agua. La producción de un
kilogramo de papel puede consumir
hasta 700 litros de agua y la fabricación
de una tonelada de acero, puede requerir
280.000 litros.
Si bien los datos oficiales de consumo
de agua en la industria son del 6%,
la realidad es que la utilización
de agua en este sector es mucho mayor,
si tenemos en cuenta la enorme cantidad
utilizada en producción hidroeléctrica
y en la refrigeración de otras
plantas, especialmente las de energía.
Los sectores industriales de mayor
consumo de agua son el papelero, químico,
petrolero y metalúrgico. Estos
sectores son, al mismo tiempo, los
más contaminantes.
Abastecimiento Urbano
Tras el regadío, el segundo
sector en cuanto a consumo de agua
es el abastecimiento para las ciudades.
Aunque en el total del Estado sea
inferior al 14 %, el consumo de agua
para usos urbanos es muy importante
en algunos puntos de nuestras cuencas.
En la Comunidad de Madrid, por ejemplo,
dos tercios van dirigidos para uso
urbano e industrial, frente a un tercio
utilizado en agricultura. La escasez
de agua en grandes ciudades crea tales
problemas de índole social
, que la contención de la demanda
debiera ser una premisa básica
en la política de aguas.
El despilfarro de los ciudadanos
unido al consumo originado en el riego
de parques públicos, jardines
privados, campos de golf y limpieza
de las calles, realizado en su mayor
parte con agua potable, aumenta más
aún su escasez poniendo en
peligro las reservas destinadas al
consumo humano, y máxime, cuando
atravesamos un periodo de sequía
que cada año se pronuncia con
más intensidad debido al cambio
climático y al temido efecto
invernadero. No olvidemos que los
recientes informes elaborados por
las Naciones Unidas y numerosos científicos,
afirman que en España, cada
año aumenta la desertización
y que será uno de los primeros
países más afectados
por el cambio Climático reconocido
ya por todos los Gobiernos del mundo.
Aunque las consecuencias son evidentes,
existe un rechazo visible a la hora
de enfrentarse con la realidad. Se
esconde la cabeza en el agujero de
la ignorancia, queriendo olvidar el
peligro que cada vez se aproxima con
mayor riesgo para nuestra calidad
de vida.
Una joya a proteger
Como hemos visto, existen suficientes
medidas para afrontar la sequía
que arrasa nuestro país. Dentro
de las posibilidades que se ha citado
para combatir la falta de agua, debe
existir una especial vigilancia para
hacer cumplir la medidas que se adopten.
Todos en general, debemos ser conscientes
de este nuevo problema. El cambio
climático es evidente. No sólo
en los que gobiernan recae el peso
de un mal uso del agua. Nosotros también
somos responsables. El derroche de
agua en nuestros hogares y centros
de trabajo, es frecuente. Evitemos
en la medida de nuestras posibilidades
el consumo excesivo. No pensemos:
El vecino no ahorra ¿Porqué
he de hacerlo yo?. Sería como
pensar: El ladrón roba ¿Porqué
no he de hacerlo yo?.
La bomba de agua esta a punto de
explotar. Si no lo evitamos, nos ahogaremos
en nuestra propia trampa. La razón
y el sentido común tienen que
triunfar en el corazón humano.
El agua, es la nueva estrella de la
era moderna. Necesita protección,
ahora más que nunca.
¿Qué debemos hacer
de forma individual?
Todos estamos embarcados en la misma
nave y a todos nos corresponde proteger
el líquido de la vida, esa
agua que nos hace seguir viviendo.
Cierra el grifo mientras te
lavas los dientes o te afeitas, y
pon el tapón mientras friegas.
Dúchate en vez de bañarte.
Reduce el tiempo que el grifo permanece
abierto.
Repara los grifos o la cisterna
que gotean.
Coloca en cada grifo un filtro
(aireador) para ahorro de agua.
Si has de instalar nuevas griferías,
el sistema monomando es el más
eficiente.
Tira de la cadena del inodoro
cuando sea necesario. No la emplees
como cenicero o papelera. Desperdiciarás
mucha agua.
Exige al Ayuntamiento, que
se rieguen los Parques Públicos
y limpieza de las calles, con agua
reciclada.
No laves el coche por sistema.
Estas son algunas de las acciones
que podemos hacer nosotros como ciudadanos.
Los responsables políticos
tienen el deber de proteger el agua
de la forma más eficaz y ahorrativa
posible, y tomar las medidas necesarias
para desarrollar e implantar las alternativas
ante el despilfarro del agua potable
y que ésta sea, limpia y sana,
no contaminada y de baja calidad.
No olvidemos que más de mil
millones de personas no disponen de
agua potable limpia y que más
de 2.000 millones no poseen de saneamientos
garantizados. Lo cierto es que cada
ocho segundos, para vergüenza
de muchos, muere un niño por
beber agua contaminada.
El agua está en crisis en
China, en el sudeste de Asia, sudeste
de Estados Unidos, en buena parte
de Africa excepto en las cuencas del
Congo, el Níger y el Zambeze.
Existen problemas serios en Europa
y América del Sur.
Esta alarma mundial, aún no
lo suficientemente visible para abrir
los ojos a aquellos que niegan reconocer
la realidad, puede llegar a ser con
la superpoblación y la ausencia
de medidas correctoras y eficaces
para sanear la sangre que nos mantiene
vivos, una de las causas de graves
enfrentamientos bélicos y por
consiguiente, de una inestabilidad
planetaria.
31 de agosto de 2003
Fuente:
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