Una denuncia penal,
radicada en la Tercera Fiscalía
de Instrucción por el director
de Saneamiento Ambiental, Gonzalo Dávila,
confirmó la sospecha del derrame
de agua contaminada con hidrocarburos
en el cauce de un arroyo, en Tupungato.
El mismo funcionario afirmó
que la demanda la concretó
el 14 de julio. Antes, Dávila
firmó una resolución
contra las posibles maniobras irregulares,
detectadas en distintas inspecciones
en la zona del yacimiento Piedras
Coloradas, Tupungato. En los operativos
participó la subsecrataria
de Medio Ambiente, Laura Fagot.
La región se ubica al sudoeste
de la zona de Ugarteche y El Carrizal,
donde sus pobladores reclaman insistentemente
que el acuífero subterráneo
y sus campos han sido afectados por
la explotación hidrocarburífera.
En el caso denunciado por Dávila,
la presunta contaminación corresponde
a la petrolera Vintage Oil.
El relieve escarpado del lugar produce
un fuerte declive hacia el dique El
Carrizal.
El líquido que se vertía
por el cauce de un arroyo seco es
el llamado agua de purga:
producto de la separación del
agua el petróleo, que se extrae
mezclado de las perforaciones del
yacimiento.
Según la reglamentación,
ese agua con residuo petrolero y con
fuerte contenido de sales y metales
pesados como cadmio, litio o estroncio,
debe ser reincorporada a la napa petrolera
para que no cause daño superficial
o subterráneo.
En este caso, dos pozos de inyección
de agua de purga también
conocida como agua de producción,
fueron encontrados en funcionamiento
irregular. Las distintas inspecciones
que se realizaron entre el 24 de junio
y el 1 de julio corroboraron las denuncias
de los regantes de la zona.
Técnicos del Departamento
General de Irrigación y funcionarios
de Medio Ambiente advirtieron en esas
incursiones que los pozos PC67 y PC15,
operados por Vintage Oil, producían
surgientes de líquidos que
se deslizaban por las paredes de los
barrancos hasta llegar al lecho del
cauce seco.
Cauto en sus manifestaciones Dávila
recordó que la empresa presentó
el miércoles su descargo a
la resolución gubernamental.
De todos modos no descartó
la posibilidad de aplicar una multa
económica a la petrolera e
imponerle un programa de remediación
del daño ocasionado.
Este último aspecto se podría
lograr, según las estimaciones
del funcionario ambiental, removiendo
el suelo afectado. La tarea más
difícil sería sanear
el subsuelo. La permeabilidad del
terreno hace presumir una fuerte transferencia
de los líquidos a las corrientes
de agua subterráneas.
Un monitoreo del pozo PC 67 realizado
por Irrigación el 29 de junio
pasado señala presencia de
litio, estroncio, uranio natural y
cadmio en cantidades que superan ampliamente
los límites establecidos por
el organismo de control.
Actualmente los dos pozos están
inutilizados por orden de Medio Ambiente.
Sin embargo, sostienen los lugareños
que otras perforaciones del mismo
tipo, que se encuentran en funcionamiento,
estarían en condiciones irregulares.
Por eso en las últimas horas
un nuevo contingente de inspectores
de Irrigación exploraba la
zona, para confirmar o desechar estas
denuncias.
22 de agosto de 2003
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