Las centrales térmicas
que producen energía eléctrica
consumiendo carbón, y otras instalaciones
industriales, emiten grandes cantidades
de mercurio a la atmósfera. Los
ingenieros trabajan para eliminar este
metal tan peligroso, utilizando técnicas
desarrolladas originalmente para el
programa espacial.
La técnica más reciente,
aplicada por expertos de la University
of Florida, emplea luz ultravioleta
y sílice. Fue ideada para tratar
y reutilizar el agua que se encuentra
a bordo de la estación espacial
internacional (ISS), con el objetivo
de sustituir el antiguo método
basado en carbón activado.
El sistema funciona bien en la ISS,
de modo que David Mazyck y sus colegas
de la UF empezaron a buscarle nuevas
aplicaciones. La eliminación
de mercurio es una de ellas.
La contaminación por mercurio
es un problema creciente que causa
cada vez más preocupación.
Este metal es liberado a la atmósfera
por los volcanes, los incendios forestales,
la combustión del carbón,
etc. Puede depositarse en lagos y
ríos, donde se acumulará
en los tejidos de los peces. De este
modo, ciertas especies de pescado
han dejado de ser comestibles y otras
lo son sólo de forma limitada.
Sólo en los Estados Unidos
se hallan en servicio 1.140 centrales
térmicas de carbón.
Hacia 2010 estarán liberando
60 toneladas anuales de mercurio a
la atmósfera, a menos que se
apliquen medidas de restricción.
Algunas propuestas sugieren recortar
las emisiones hasta las 28 toneladas
en 2008. Sin embargo, hay que encontrar
el modo de conseguirlo.
Todo el carbón contiene pequeñas
cantidades de mercurio, que es liberado
cuando se quema. La mejor tecnología
actual para retirar este metal supone
inyectar diminutas partículas
de carbón activado, un material
absorbente que se emplea en muchos
sistemas de filtración, directamente
en las chimeneas.
El proceso, sin embargo, tiene sus
problemas. Se requieren 3 kg de carbón
activado para capturar un solo gramo
de mercurio. Ello implica miles de
toneladas, con un precio de 2.000
a 5.000 millones de dólares
al año si se quiere eliminar
todo el mercurio producido. Por otro
lado, el proceso contamina un subproducto
de la combustión, la ceniza
que a menudo se vende comercialmente
para hacer hormigón, lo que
impediría su venta.
Mazyck y su ayudante Chang-Yu Wu
desarrollaron un método alternativo
que emplea partículas de sílice,
implantadas con un fotocatalizador,
una sustancia que reacciona con la
luz ultravioleta. Cuando la luz ilumina
el catalizador, causa una reacción
química que produce moléculas
llamadas radicales hidroxilos. Estas
moléculas "limpian"
el agua y regeneran el sílice.
Esto permite reutilizarlo para eliminar
más toxinas.
El sistema también parece
funcionar cuando se trata de retirar
el mercurio de las emisiones a la
atmósfera. El sílice
absorbe 10 veces más mercurio
que el carbón activado, y se
espera que esta capacidad aún
pueda mejorarse.
El sílice cuesta más
que el carbón activado, pero
se necesita una menor cantidad de
él para hacer el mismo trabajo.
Además, puede ser reutilizado,
reduciendo aún más su
coste. El mercurio capturado por el
sílice puede ser asimismo reciclado
para producir nuevos productos, como
lámparas fluorescentes.
24 de agosto de 2003
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