La almeja,
un molusco emblemático
de la costa bonaerense, ha sido
un recurso económico
y un atractivo turístico.
Actualmente, sin embargo, está
en riesgo de desaparición.
La acción del turismo
conspiró contra su recuperación
luego de que se produjo una
gran mortandad en 1995, señala
un equipo de biólogos
de la Universidad de Buenos
Aires.
"En octubre
de 2001 encontramos un repunte
en la población, pero
cuando volvimos en diciembre
había desaparecido el
70 por ciento", relata
el doctor José Dadon,
profesor en la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales de la UBA.
El investigador
subraya que "resulta de
crucial importancia que la población
colabore para impedir la extracción
furtiva de almejas". La
remoción de arena y conchilla
de la playa, y la circulación
de vehículos por esa
zona, también conspiran
contra la recuperación
de este molusco.
Dadon dirige
un equipo de investigadores
que, en virtud de un convenio
de asistencia técnica
entre la mencionada facultad
y el Municipio de la Costa,
está realizando un control
permanente del estado de la
almeja amarilla (Mesodesma mactroides)
en las playas.
Un marisco
popular
El objetivo
es analizar los principales
factores que la afectan y proponer
soluciones a fin de preservarla.
"Si se la cuida durante
dos o tres años, después
se la puede volver a explotar
como recurso turístico,
ya que para la pesca comercial
haría falta una protección
y un plan de manejo a más
largo plazo", asegura el
investigador, que junto con
los biólogos María
Rodríguez, Graciela Chiappini
y Adrián Marozzi, y los
estudiantes Juan Manuel Cruces
y Mabel Salinas efectúan
campañas de recolección
de datos tres veces por año,
en primavera, verano y otoño.
Las almejas,
que viven en la parte más
baja de la playa, el sector
que cubren las mareas, son uno
de los mariscos más populares
y se consumen en todo el mundo.
Se denominan moluscos bivalvos
por las dos valvas que protegen
su cuerpo. Estas se mantienen
cerradas gracias a sus poderosos
músculos internos, lo
que les permite protegerse de
muchos depredadores. Los prominentes
anillos de crecimiento de la
valva son útiles para
determinar su edad.
Se conocen
más de 6 mil especies
de bivalvos. Las más
conocidas son las almejas, los
berberechos, los mejillones,
las ostras y las vieiras. Todos
son acuáticos y la mayoría,
marinos, pero hay también
algunos de agua dulce.
La almeja
amarilla ha constituido uno
de los recursos malacológicos
más importantes de la
Argentina. Se explotó
comercialmente en forma masiva
entre 1940 y 1958, año
en que la sobrepesca de este
molusco causó un colapso
que obligó a decretar
la veda total para su extracción
comercial. A partir de ese momento
se permitió sólo
la recolección turística.
En 1953 se
obtuvo el máximo valor
de extracción, cuando
se alcanzaron las mil toneladas.
Ese mismo año, la extracción
del mejillón, que es
el principal recurso malacológico
del país, llegó
a 1400 toneladas. Esto da una
idea de la importancia económica
de la almeja en aquel momento.
La sobreexplotación
y la urbanización de
las playas llevaron a una fragmentación
de los bancos almejeros. A fines
de los 50, sin embargo, todas
las playas entre Santa Teresita
y Mar Chiquita presentaban bancos
de gran riqueza en almejas.
En 1968 seguía
siendo muy abundante en las
playas, con una densidad media
superior a los 500 individuos
por metro cuadrado, y en Mar
del Tuyú superaba los
900.
Dado que
en el último año
los investigadores observaron
sólo almejas inmaduras,
de talla muy pequeña,
infirieron la presencia de individuos
reproductivos en el área,
aunque con una densidad por
debajo de la mínima detectable.
Hoy la densidad no alcanza a
los 60 individuos por metro
cuadrado.
La población
actual de almejas en la costa
bonaerense representa menos
del 10% de la existente antes
de la mortandad masiva del 95.
Las actividades
que impiden su recuperación
incluyen no sólo la extracción
furtiva, sino también
la involuntaria e indirecta;
por ejemplo, cuando se extrae
arena para ser utilizada para
la construcción, lo que
afecta a las almejas más
pequeñas. Y otro factor
perjudicial es la circulación
de vehículos.
Por todo
esto, Dadon y su equipo de investigación
insisten en la necesidad de
lograr la colaboración
de residentes y turistas en
la preservación de este
recurso.
La atracción
fatal de turistas y almejas
En 1995 se
registró un fenómeno
de mortandad masiva de la almeja
amarilla en toda la provincia
de Buenos Aires. En noviembre
de 1996, para facilitar la recuperación,
se estableció la veda
total, por una resolución
de la Dirección de Pesca
Provincial. Finalmente, en octubre
de 2001 las almejas adultas
se vieron en la playa. Pero
esto resultó fatal cuando
llegaron los turistas, que la
extraen por diversión
o para emplearla como carnada.
Hace sólo
dos años que los investigadores
de la Facultad de Ciencias Exactas
y Naturales de la Universidad
de Buenos Aires empezaron a
observar una lenta recuperación
de los bancos almejeros de la
costa bonaerense. Sin embargo,
según afirma el profesor
José Dadon, la estructura
de la población es diferente
de la encontrada hasta 1995.
Antes, las
poblaciones estaban constituidas
por adultas de distintas edades,
juveniles y las denominadas
reclutas, que son las más
pequeñas, de entre 1
y 2 milímetros de diámetro.
En la actualidad,
en cambio, la población
está formada por individuos
de la misma edad o tamaño,
y ya no se observan distintas
edades coexistiendo en forma
simultánea. La densidad,
tanto de los juveniles como
de las almejas de tallas comerciales
(mayores de 60 milímetros),
es baja.
De las 6
mil especies de bivalvos conocidas,
se sabe que los tamaños
varían desde uno hasta
diez centímetros de diámetro,
pero la almeja tropical gigante
alcanza casi un metro y medio,
y puede llegar a los 200 kilos
de peso.
En el caso
de las almejas amarillas, al
año de vida alcanzan
los cuatro centímetros
de diámetro, y en esa
época empiezan a reproducirse.
Viven hasta los ocho años,
con un tamaño máximo
aproximado de 8 a 9 centímetros.
Se reproducen
en primavera y otoño,
época en que ponen millones
de huevos, que se desarrollan
en larvas planctónicas
(que flotan en el agua).
15 de julio
de 2002
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