Se encuentran
en peligro, según una
denuncia, unas 30.000 aves migratorias
que anidan en la bahía
San Sebastián, al norte
de Tierra del Fuego. Una empresa
petrolera estaría programando,
para marzo próximo, la
realización de 3500 explosiones,
a razón de unas 130 detonaciones
diarias, con objeto de medir
las reservas de un yacimiento
que se encuentra en la zona.
La Asociación
de Aves Playeras del Atlántico
Oeste, que estudia estas aves
desde 1995, alerta a las autoridades
de Tierra del Fuego acerca de
los riesgos que corren, a raíz
de estas pruebas, las colonias
de becadas, aves que anidan
entre octubre y fines de marzo
de cada año, antes de
migrar hacia sus hábitats
reproductivos en el Artico.
Los voceros
de esta entidad afirman que
cada explosión puede
ser lo suficientemente potente
como para destruir los organismos
nutritivos que requieren las
aves, situación agravada
por el hecho de que los puntos
previstos para hacer explotar
las cargas están separados
solamente por distancias de
60 metros.
Las explosiones,
según la entidad, podrían
alejar a los ejemplares de sus
lugares de aprovisionamiento,
lo que sería un factor
negativo en las reservas energéticas
que necesitan para poder migrar.
Todo esto se encuentra en los
fundamentos de las recomendaciones
elevadas al Consejo Provincial
del Medio Ambiente de la provincia,
reclamando un estudio ambiental
profundo antes de que se inicie
cualquier acción potencialmente
contraria al equilibrio del
medio ambiente. El problema
comentado tiene su contrapartida
positiva en otro punto del país.
La Dirección de Pesca
y Recursos Naturales de la provincia
de Entre Ríos ha criado
ejemplares de yacaré
ñato, una especie en
peligro que el organismo se
propone recuperar mediante la
reproducción controlada
en estanques. Las crías
fueron marcadas por los profesionales,
cosa que permitirá seguir
su ciclo evolutivo después
de ser devueltas a su hábitat
natural. Con el simple procedimiento
de retirar de sus colas una
pequeña parte se dispondrá
de una marca orgánica
segura que permitirá
identificar a los animales dentro
de varios años y conocer
mejor cómo se han desarrollado
y movilizado durante ese lapso.
La acción
de los predadores y el avance
del hombre han conspirado contra
la supervivencia natural de
esta especie, que ha entrado
en peligro de desaparición.
Se debe elogiar, en este caso
-lo mismo que en otros muchas
veces comentados-, la intervención
sistemática de los organismos,
oficiales y privados, que luchan
contra una sombra que se agiganta
día tras día.
La vida en
general, incluyendo la del hombre,
está en peligro seguro
si colapsan los sistemas biológicos
que la naturaleza ha conseguido
poner en acción, a lo
largo de millones de años,
para sustentarla y defenderla.
Esto, que es muy grave, no siempre
se constituye en motivo suficiente
para movilizar a quienes tienen
responsabilidades, por comisión
u omisión, en el proceso
destructor del medio.
28 de enero
de 2002
Fuente:
|