Desde hace
ya dos temporadas, los fondos
que generan los parques y reservas
provinciales no van a parar
a las arcas generales de la
Dirección de Rentas,
sino que quedan en un Fondo
para la Naturaleza, destinado
a reinvertir el dinero en el
patrimonio natural. Este cambio
parece haber resultado positivo:
actualmente el Fondo tiene 1,3
millones de pesos, que se destinan
a mantener las 12 áreas
naturales protegidas de Mendoza.
En poco tiempo,
el dinero servirá también
para poner en valor el Puente
del Inca, un monumento natural
que a pesar de ser toda una
rareza ha sido librado a su
suerte por años. La Dirección
de Recursos Naturales Renovables
está completando los
trámites para declarar
área protegida al puente,
que cruza el Río Mendoza
unos kilómetros antes
de la frontera con Chile. Los
planes incluyen regular el uso
público -hoy bastante
anárquico-, generar un
plan de manejo e incluso instalar
un sistema de iluminación.
Esta y otras
iniciativas son parte de una
batería de novedades
en el terreno de la conservación,
que por su proyección
se pueden considerar verdaderas
inversiones -con más
rendimiento a largo plazo que
una colocación financiera-,
antes que gasto ambiental.
El proyecto
de Puente del Inca es un ejemplo.
El eje de la nueva área
protegida es, según define
el director de Recursos Naturales,
José Leopoldo León,
su significado social.
Es decir una temática
que tiene que ver con el turismo
y la puesta en valor como sitio
de referencia.
La ubicación
del puente como paso obligado
de quienes ingresan a Mendoza
desde Chile y su cercanía
con el punto de ingreso al Aconcagua
fueron elementos tenidos en
cuenta.
En realidad
la idea que quiere desarrollar
León es construir un
puesto de interpretación,
con distintos servicios para
turistas, en el acceso al Aconcagua,
más cerca de la ruta
que el actual puesto de guardaparques.
Este parador se manejaría
en forma conjunta con Puente
del Inca.
Así
la Dirección de Recursos
busca capitalizar la estrella
de los parques naturales provinciales,
el Aconcagua, que le deja en
permisos de ingreso más
de 700.000 pesos por temporada
(la segunda reserva más
rendidora es la
Caverna de las Brujas, en Malargüe,
que aporta una décima
parte del total).
Todo por
trueque
León
y Aníbal Mansur, el jefe
de las áreas protegidas,
practican una filosofía
argentina para lograr
cosas en un contexto en el que
el dinero público tiene
otras urgencias. Tras una gestión,
el municipio de Santa Rosa se
hará cargo de la vieja
estación de trenes de
Ñacuñán,
y la transferirá a la
Dirección de Recursos
para que vivan allí los
guardaparques de la reserva.
También
cerraron un convenio con el
Cricyt, por el cual varias líneas
de investigación de la
institución científica
se desarrollarán en las
reservas de Mendoza.
Tradicionalmente
la relación entre los
investigadores y los guardaparques
(y funcionarios ambientales)
ha sido al menos distante. Según
León, lo que negociaron
en este acuerdo fue que la Dirección
aporte el transporte, la logística
y la alimentación, y
a cambio pueda acceder a los
resultados de los trabajos científicos.
Laguna
tarifada
La Dirección
de Recursos tampoco se priva
de acudir a los bolsillos de
los usuarios de las reservas.
A partir de esta temporada,
para ingresar a la Laguna del
Diamante habrá que pagar
tres pesos por persona. La idea
es que el desembolso no supere
los 10 pesos por vehículo
y que los niños no paguen,
dicen los funcionarios para
matizar el impacto. El ingreso
se pagaría en Alvarado,
unos 40 kilómetros antes
de la laguna.
Con el dinero,
explican, se mejorarán
las instalaciones existentes
y se colocará un nuevo
refugio en la Laguna.
El área
protegida de San Carlos, una
reservorio de ambiente de montaña
de gran belleza, además
podría ampliarse e incorporar
las Vegas del Yaucha, si prosperan
las gestiones oficiales.
El paisaje
extraterrestre de La Payunia,
suerte de cuña patagónica
en territorio cuyano pero con
aires de Puna, es otro de los
lugares que se busca potenciar.
Entre el 11
y el 13 de este mes se reunirán
allí vulcanólogos
de todo el país, para
estudiar la propuesta de Mendoza:
que la Argentina incluya a la
reserva entre los lugares que
presente a la Unesco para declarar
patrimonio de la humanidad.
En ese sentido existe un proyecto
en el Congreso de la Nación,
presentado por el ex legislador
Aldo Ostropolski (UCR).
Otra iniciativa
en ciernes puede generar una
salida laboral. A partir del
año que viene, se abrirá
a todos los interesados la tecnicatura
en conservación de la
naturaleza, una carrera
que actualmente está
limitada a guardaparques o personas
vinculadas al tema.
Esta especialización
se ofrecerá en forma
abierta solamente durante dos
promociones.
Otra reserva
que está en la agenda
del Gobierno en estos días
es Llancanelo, en Malargüe.
Distintas dependencias oficiales
dan forma a la declaración
de impacto ambiental que definirá
la suerte de una explotación
petrolera vecina al humedal,
que cuenta con protección
internacional por su fauna de
aves.
Estas iniciativas
no son sólo conservacionistas.
Se complementan con la política
provincial de promocionar la
marca Mendoza con
una fuerte impronta de naturaleza.
3 de noviembre
de 2002
Fuente:
|