Entrar en
la nueva exposición de
Nicolás García
Uriburu es como entrar en la
mueblería del terror:
sonido ambiente de árboles
que respiran pidiendo revancha
por haber sido derribados y
una treintena de sillas, mesas,
armarios y tocadores de madera
fluorescente atravesados por
hachas y motosierras.
"Víctimas
y victimarios" es -no podía
ser de otra manera- el título
de la muestra que mañana,
a las 19, se inaugurará
en la galería Maman (Avenida
del Libertador 2475).
Se trata de
una serie de obras nunca vistas
del ecoartista argentino, entre
objetos, óleos y piezas
de arte digital, realizadas
después de su retrospectiva
en el Museo Nacional de Bellas
Artes de 1996 y, en particular,
en los últimos meses
de la convulsionada vida política
del país.
Por eso, a
su tradicional interés
por "lo verde" -claro
eje de la carrera de García
Uriburu-, esta vez se suma lo
que el artista describe como
"un llamado a la ecología
política". Y su
protesta toma la forma metafórica
de obras como la "Silla
para el juez corrupto",
llena de espinas y cuyo respaldo
es una tabla de lavar "para
que limpie su acción
y porque, invertida, parece
las Tablas de la Ley",
según explicó.
"Aquellos
que utilizan el poder en beneficio
propio dando la espalda a la
sociedad son tan depredadores
como los que acaban con los
recursos naturales", dijo,
indignado, el hombre que en
la década del setenta
coloreó de verde las
aguas contaminadas de Venecia,
Nueva York, París y Buenos
Aires
"Pero
al mismo tiempo hay un mensaje
positivo -agregó-. Las
obras son verdes, es una protesta
esperanzadora; estamos a tiempo
de rectificar nuestros errores
y ser más dignos de vivir
en este planeta."
En la introducción
al catálogo, Joaquín
Molina asegura que "en
su planteo ético-estético,
la muestra nos invita a reflexionar
sobre la relación que
tenemos con los objetos de nuestro
uso cotidiano.
Así,
después del boom del
sushi en Buenos Aires, nos encontramos
con una instalación hecha
de los palitos descartables
que se usan en la comida oriental.
Cientos de éstos, sumergidos
en resina de poliéster,
vuelven a tomar la forma de
un tronco, igual a la del árbol
que fue destruido para su fabricación.
Se trata del
único objeto que ya fue
expuesto (en el Museo Hara de
Tokio), pero junto a él
se levanta el gigantesco óleo
de una planta amazónica,
que García Uriburu acaba
de terminar y que renueva esa
ilusión del artista de
que no todo está perdido.
La muestra
estará abierta al público
en general desde pasado mañana
hasta el 18 de mayo, de lunes
a viernes, de 11 a 20, y los
sábados, de 11 a 19.
2 de abril de
2002
Fuente:
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