COLLEGE PARK,
Estados Unidos (CNN) -- Las
aves del paraíso hembra
de Australia y Nueva Guinea
mantienen una relación
bella pero bastante particular
con sus compañeros: ellos
tienen que combinar los sensuales
y ardientes movimientos de un
Ricky Martin con las habilidades
para la construcción
de un Bob Vila.
Ardientes,
pero no muy ardientes, de acuerdo
con la investigadora Gail Patricelli
de la Universidad de Maryland.
Una hembra de ave del paraíso
también debe tener un
poco de sensibilidad.
"Por
eso, los machos más atractivos
y exitosos son esos que dan
realmente gran intensidad y
exhibiciones de agresividad
que no lleven a la hembra a
sentirse amenazada. Ellos observan
las conductas de la hembra e
incrementan su intensidad mientras
que ésta demuestra que
se siente cómoda al evitar
ser intensa demasiado pronto",
dice Patricelli.
Los investigadores
dicen que las aves del paraíso
también sobresalen entre
el comportamiento animal y los
círculos de evolución
por sus extraños rituales
de apareamiento.
Los efectos
de un picotazo
Patricelli
y sus colegas usaron tres aves
robóticas hembras para
conocer mejor cómo los
machos ajustan sus movimientos
en el momento de cortejar a
la hembra.
El estudio,
descrito con más detalle
por la publicación Nature,
dice que los machos también
mejoran o suavizan el tono de
sus demostraciones basados en
las reacciones de la hembra.
"Nosotros
queremos saber acerca de como
estos animales se comunican,
y sabemos que con estos elaborados
cortejos, el macho simplemente
está diciendo "quiero
aparearme contigo". Sin
embargo, el macho también
necesita saber como responder
a la hembra, para así
poder interactuar", añadió
la investigadora.
A diferencia
de los pavoneos, los cuales
la mayoría de las veces,
y en gran número de especies,
son de mayor importancia la
hora de seleccionar pareja,
la hembra de ave del paraíso
buscan algo más: un alto
sentido de la simetría
y el estilo en la construcción
del hogar.
Un rasgo inusual
de estas aves es el algunas
veces bastante elaborado nido
que el macho construye. Este
es levantado meticulosamente
con pequeñas ramas y
estacas y luego decorado con
pequeños objetos que
van desde coloridas hojas hasta
plumas, conchas de caracol y
arañas muertas.
Como si fuera
un militar que pasa revista
de un pelotón, las hembras
vuelan por un área de
cerca de un kilómetro
cuadrado para luego detenerse
en el nido más atractivo.
Esa es la señal para
que el macho comience su danza
y sus cantos.
En las tres
temporadas de trabajo de campo
en Australia, según Patricelli
sólo un macho fue realmente
estudiado.
"El fue
extremadamente sexy, durante
las siete semanas de la temporada
de apareamiento estuvo con unas
25 ó 26 hembras. Básicamente
lo hizo todo bien, tenía
un buen nido, muy bien construido,
con gran cantidad de decorados
y fue excelente durante la danza
de cortejo y la respuesta a
las hembras", añadió
la investigadora.
4 de febrero
de 2002
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