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HISTORIA.
Tienen un año
y medio de edad. Y
uno de los pichones
es "Che",
hijo de una pareja
de cóndores
que Salvador Allende
le regaló a
Fidel Castro en 1972.
(Foto: Sergio Goya) |
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Cuatro pichones
de cóndor andino nacidos
y criados en cautiverio ayer
emprendieron el viaje de sus
vidas. Muy temprano, abordaron
un vuelo hacia Chile, donde
comenzarán a adaptarse
a su hábitat natural
en un área protegida
de la cordillera de Los Andes.
Allí, el 22 de diciembre
serán liberados y, por
primera vez, podrán volar
sin límites y vivir con
sus congéneres silvestres.
Uno de los pichones es "Che",
hijo de una pareja de cóndores
que Salvador Allende le regaló
a Fidel Castro en 1972.
"Che",
Guazú, Huaca y Suyay,
la única hembra, esperaron
la partida acurrucados y con
las plumas mojadas por la lluvia
en un sector aislado del zoológico.
Tienen un
año y medio y excepto
Suyay que fue criada cuatro
meses por sus padres en el zoológico
de La Plata, fueron incubados
artificialmente en el Jardín
Zoológico de Buenos Aires.
Los cuatro
vivieron aislados de los seres
humanos y alimentados junto
a títeres de látex
con forma de cóndor.
"El
principal predador de los cóndores
es el hombre. Por eso se los
condicionó negativamente
hacia el hombre. Sólo
nos veían cuando íbamos
a sacarles sangre u otras cosas
traumáticas, para que
nos asociaran con cosas desagradables
y nos tuvieran miedo",
explicó Luis Jacomé,
jefe de biología del
Jardín Zoológico
porteño y director del
Proyecto de Liberación
de Cóndores en Chile.
Los condoritos
argentinos viajarán en
cajas especialmente acondicionadas.
En Santiago, se unirán
a cuatro ejemplares provenientes
del Centro para las Aves Rapaces
de Chile: Pillan, Lonco, Toqui
y Machi. Se los recibirá
con bailes, cantos y rezos aborígenes.
Después, viajarán
40 kilómetros hasta el
Santuario de la Naturaleza Yerba
Loca, al pie de Los Andes. Esa
será su casa hasta el
22 de diciembre. Tendrán
un espacio techado y otro abierto,
aunque alambrado para que no
se vayan. Ese período
servirá para que se adapten
a las montañas y al clima.
Los condoritos
tienen instalados en sus alas
un sistema de radiotransmisión
y otro de transmisión
satelital que brindarán
valiosa información a
los investigadores. "Estos
sistemas emiten señales
al satélite francés
Argos, que baja la información
a la NASA. A su vez, ésta
nos enviará los datos
por mail. Así sabremos
la ubicación exacta de
los cóndores, en qué
dirección vuelan, cómo
se mueven en su ámbito
y dónde tienen los dormideros",
dijo Jacomé.
Los cóndores
viven 70 años y son monógamos.
Llegan a medir 1,20 metro de
altura y, con las alas desplegadas,
miden 3 metros. Las hembras
ponen un huevo cada 3 años.
La incubación es de 60
días. Los investigadores
descubrieron que, en sólo
2 años, un cóndor
se mueve en un área de
60.000 kilómetros cuadrados.
El cóndor
andino es una especie en vías
de extinción. Argentina
y Chile son los países
que tienen más ejemplares,
pero están bajo continua
amenaza. "Hay gente que
los mata porque cree que se
comen los animales, cuando en
realidad sólo se alimentan
con carroña. Otros problemas
son la caza furtiva y los cables
de alta tensión",
cuenta Jacomé. Por eso,
se puso en marcha el Programa
Binacional de Conservación
del Cóndor Andino Chile-Argentina,
que busca devolver a la naturaleza
a ejemplares nacidos en cautiverio.
El Proyecto
de Liberación de Cóndores
cuenta con el apoyo del Zoológico
de Buenos Aires, la Fundación
Bioandina Argentina, la agrupación
Jornadas de Paz y Dignidad,
la Unión de Ornitólogos
de Chile y la fundación
Temaikén.
29
de octubre de 2001
Fuente:
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