Una relevamiento
técnico realizado por
la Fundación Libertad
en los seis distritos de Rosario
reveló que la zona centro
registra el mayor índice
de contaminación sonora
del ejido urbano, superando
holgadamente los niveles permitidos
por ordenanza.
En el ranking
de las variables negativas,
el transporte -urbano
de pasajeros se lleva la pole
position en toda la ciudad,
seguida por el estado de las
calles y la falta de poda del
arbolado público.
La atención
de la salud en efectores públicos
registra las más altas
calificaciones, aunque se señala
una creciente demanda por un
sistema más descentralizado.
El trabajo
fue desarrollado por el Instituto
de Desarrollo Ambiental de la
Fundación Libertad, y
llevó unos cinco meses
de elaboración. En las
conclusiones se ponderaron 12
indicadores ambientales, entre
los que se destacan el agua
potable, cloacas, asentamientos
irregulares, higiene urbana
(recolección de residuos),
transporte público, pavimento,
bacheo, ruidos y espacios verdes.
A estos parámetros,
tanto ambientales como sociales,
les fue asignado un puntaje
entre 0 y 100, con el que se
se obtuvieron las radiografías
urbanas, distrito por distrito.
Mediciones
en las esquinas
Según
el informe de la Fundación
Libertad, el casco céntrico
se diferencia del resto de la
ciudad por la red de servicios
sanitarios, su calidad edilicia
y su infraestructura urbana.
Pero a contrapelo
de estos indicadores, es la
zona que posee la mayor contaminación
sonora. Y así lo demuestran
las mediciones que se practicaron
con el instrumental de la Facultad
Católica de Derecho.
Las muestras de contaminación
sonora se hicieron bajo la metodología
de "fuentes móviles",
vale decir en intersecciones
elegidas al azar y en distintos
momentos del día.
En toda la
ciudad, los ruidos superan los
60 decibeles máximos
permitidos por ordenanza (que
impone este tope entre las 8
y las 22), pero específicamente
el centro tiene las esquinas
más ruidosas. En todas
las intersecciones céntricas
donde se practicaron las mediciones
los niveles superan holgadamente
los 70 decibeles.
Las recientes
mediciones de la contaminación
sonora, según señalaron
fuentes de la Fundación
Libertad, presenta resultados
similares a los registros tomados
por la institución en
el año 94.
En el resto
de la ciudad, donde viven más
de 670 mil rosarinos, surge
un denominador común:
la mala frecuencia en la circulación
de ómnibus. Sobresale
en primer lugar la zona norte,
donde los inconvenientes en
el transporte urbano de pasajeros
ocupa por lejos el principal
factor negativo de la calidad
ambiental.
Ya en el
suroeste, al déficit
en el sistema de colectivos
se agregan otras deficiencias
como la falta de poda en el
arbolado público y la
escasez de desagües cloacales.
A la zona
oeste no le va bien
La zona oeste
ocupa el último lugar
en el ranking ambiental. La
cantidad de asentamientos irregulares
tiene gran incidencia en el
relevamiento y conlleva otros
déficits estructurales
como la escasez de agua potable,
y la presencia de basurales
a cielo abierto.
Los distritos
noroeste y sur comparten las
mismas variables negativas.
Primero los problemas en el
transporte urbano y luego, la
falta de bacheo y pavimentación
en las calles de ambas zonas.
El estudio
técnico contó
con la colaboración de
las 100 vecinales registradas
en Rosario, que también
evaluaron estos indicadores
ambientales en los distritos
donde cada una de ellas se desempeña.
Sobre este
particular, la Fundación
Libertad destaca varios aspectos.
La calificación de los
vecinos hacia las empresas recolectoras
de residuos fue en promedio
buena, pero surge el cirujeo
como un problema estructural
que aumenta en paralelo a la
crisis social.
Los vecinalistas
opinaron que el servicio brindado
por las actuales empresas de
transporte es regular o malo.
Y señalaron en particular
a la frecuencia de los viajes.
Estas respuestas negativas se
incrementan en los barrios más
alejados de la zona céntrica.
El mal mantenimiento
del arbolado público,
por la falta de poda, genera
consecuencias adicionales como
desperfectos en el alumbrado,
accidentes, rotura de cables
y veredas.
Por último,
el sondeo entre las vecinales
reconoce una buena atención
a la salud. La gente destaca
la calidad de los recursos humanos
que existen en los efectores
públicos, pero a su vez
demanda mayor descentralización
del sistema.
9 de julio de
2002
Fuente:
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