El gobierno de Alemania
el país donde empezó
ayer una nueva cumbre sobre cambio
climático de la ONU afirmó
que todavía hay chances de
convencer al gobierno de Japón
para que ratifique sin demoras el
protocolo que obligará a los
países industrializados a bajar
sus niveles de emisión de los
gases que producen el efecto invernadero
y, como consecuencia, el calentamiento
global del planeta.
El gobierno japónes
había anunciado el domingo
que no estaba en condiciones de ratificar
el Protocolo de Kyoto hasta octubre
próximo. Por lo cual, el cumplimiento
efectivo del acuerdo pende de un hilo.
Ese protocolo, que
fue acordado en 1997, debería
ser puesto en vigencia el próximo
año. Pero sólo podrá
entrar en vigor si lo ratifican 55
países cuyas emisiones representaban
en 1990 el 55 por ciento del total
mundial, requisito que sólo
es alcanzable si tres de los cuatro
grandes contaminantes Estados
Unidos, Rusia, la Unión Europea
y Japón lo hacen. Hasta
la fecha, considerando a los grandes
contaminantes, sólo la Unión
Europea y Rusia han manifestado que
ratificarán el Protocolo, aunque
aún no lo han hecho.
En marzo pasado,
George Bush, el actual presidente
de los Estados Unidos, anunció
que no lo ratificará, porque
considera que las informaciones científicas
dudosas y exime de cumplirlo a grandes
naciones en desarrollo, como China
e India.
El Protocolo de
Kyoto compromete a los países
industrializados a reducir sus emisiones
hasta alcanzar un recorte medio mundial
del 5,2 por ciento en el período
2008-2012, respecto de 1990.
Ahora, se ha sumado
la negativa temporaria de Japón,
cuyo primer ministro, Junichiro Koizumi,
informó el domingo que esperará
hasta octubre para definirse, cuando
se produzca otro encuentro importante
de la ONU sobre el problema del calentamiento,
en Marruecos.
El Gobierno alemán
no quiere perder la esperanza de sacar
un resultado positivo de la Cumbre
del Clima que se abrió ayer
en la ciudad de Bonn, pues afirma
que la postura negativa de Japón
no es definitiva. Por lo tanto, consideró
que aún hay posibilidades de
convencer a los japoneses. Un portavoz
del Ministro alemán de Medioambiente
consideró ayer en Berlín
que "la posición de Japón
aún no es firme", que
todo está "abierto"
y que todavía hay "oportunidad"
de lograr un acuerdo.
Como Estados Unidos
(el productor de más de la
cuarta parte de las emisiones mundiales
de gases de invernadero) ya ha anunciado
que no ratificará Kyoto, se
necesita que la Unión Europea,
Japón y Rusia, las otras tres
grandes potencias industriales, lo
hagan para que el Protocolo se ponga
en marcha.
Tanta urgencia
tiene su explicación. "Se
están produciendo en la actualidad
cambios climáticos. Sus consecuencias
se harán sentir en todo el
planeta. El tiempo apremia y la comunidad
internacional no puede permitirse
aplazar las medidas necesarias que
se han de tomar", afirma el texto
publicado ayer por la presidencia
belga de la Unión Europea.
Este encuentro
que empezó ayer en Bonn es
la continuación de otro que
se produjo en La Haya, Holanda, en
noviembre de 2000. Tenía como
objetivo precisar los mecanismos de
aplicación del Protocolo de
Kyoto pero se suspendió sin
acuerdo, por las diferencias insuperables
entre los principales negociadores,
la Unión Europea y Estados
Unidos. Los sumideros de carbono (los
proyectos de forestar para aumentar
la absorción de los excedentes
de dióxido de carbono), el
comercio de los derechos de emisión,
la financiación del mecanismo
de desarrollo limpio y la conveniencia
o no de introducir sanciones en caso
de incumplimiento del Protocolo fueron
los principales puntos sobre los que
no hubo acuerdos específicos.
Por su parte, los
grupos ambientalistas han buscado
que la comunidad internacional presione
a Japón. "El Protocolo
cuelga claramente de un hilo y ese
hilo es apenas tan fuerte como el
gobierno japonés", dijo,
Bill Hare, experto en clima del grupo
ambientalista Greenpeace, durante
una conferencia de prensa. "La
indecisión japonesa proyecta
una enorme nube sobre las negociaciones",
agregó.
El presidente de
esta sexta Cumbre del Clima (llamada
COP6), el ministro holandés
de Medioambiente, Jan Pronk, aprovechó
la primera sesión plenaria
para hacer un sentido llamamiento
a los presentes y rogarles "que
hagan todos los esfuerzos posibles
para acercar posiciones de aquí
al jueves". "Hemos venido
a negociar y el tiempo apremia",
alertó Pronk a su auditorio,
formado por diplomáticos y
técnicos enviados.
Mientras, un grupo
de estudiantes estadounidenses hicieron
una manifestación en las afueras
del edificio donde se hace la cumbre
para pedirle a los negociadores que
no sigan el ejemplo del Gobierno de
su país y que frenen el cambio
climático. Mostraban pancartas
que decían "Bush no, Kyoto
sí". Dijeron que no estaban
de acuerdo con "las políticas
medioambientales destructivas"
de Bush.
13 de julio de 2001
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