Día Mundial
de la Lucha contra la Desertificación:
en nuestro país, el fenómeno
se asocia directamente con el hambre
y la pobreza. Según datos oficiales
y de una agencia de cooperación
alemana, las zonas áridas y
subhúmedas secas son las más
dañadas. La disminución
de la cubierta vegetal y la pérdida
de fertilidad son las consecuencias
evidentes del deterioro Las técnicas
de labranza y riego no siempre son
adecuadas.
La paradoja del
hambre en el país se explica,
entre otras causas, por la creciente
desertificación. "El 75%
de la Argentina está afectado
por un proceso de degradación.
En La Rioja y Catamarca hay zonas
que parecen Africa, no sólo
por el avance del desierto, sino por
el nivel de pobreza", explica
Georg Wessling, de la agencia de cooperación
alemana GTZ, que extendió por
tres años su cooperación
técnica con el Programa Nacional
de Lucha contra la Desertificación.
El técnico
describe las consecuencias sociales
y económicas del agotamiento
del suelo por la tala indiscriminada
de bosques, el sobrepastoreo y las
técnicas inadecuadas de labranza
y de riego. "Si no se logra que
las familias se mantengan radicadas
en el interior, a mediano y largo
plazo el costo social será
más alto", señala.
Las pequeñas
explotaciones agropecuarias no pueden
romper por sus propias fuerzas el
círculo vicioso que las empobrece;
por eso, la cooperación técnica
no apunta a imponer una transformación,
sino a impulsar el cambio junto con
los pobladores, dice Wessling. El
trabajo con las comunidades asentadas
en áreas desertificadas tiene
por objetivo que dejen de ser receptoras
de subvenciones y ayuda alimentaria
y se conviertan en zonas productoras,
capaces de autoabastecerse.
A gran escala
La Patagonia es
la región más afectada
por el mal manejo de los recursos
naturales: el 90% de su superficie
muestra disminución de la producción
forrajera, aumento de arbustos, erosión
del suelo (con la consecuente expansión
de médanos y cárcavas)
y alteración de la hidrología
de las cuencas.
El sobrepastoreo
es una de las principales causas del
fenómeno. La producción
ovina, que impulsó la colonización
de la región desde fines del
siglo XIX, provocó un desgaste
intenso de la cobertura vegetal por
exceso de carga animal en los campos.
El empobrecimiento
del ambiente fue en contra de la actividad
misma: en los últimos diez
años, el rodeo ovino cayó
por debajo de los 8 millones de cabezas
(cuando por décadas superó
los 20 millones).
"Los productores
han perdido su capital de trabajo,
no han podido mantener las mejoras
e instalaciones en sus predios y hoy
procuran vivir a expensas del ambiente",
denuncia el último informe
sobre la desertificación de
la Patagonia, de marzo de 1999.
¿Cuánto
cuesta al país la pérdida
del potencial productivo de las tierras?
Tomás Schlichter, técnico
del INTA Bariloche, explica que las
metodologías desarrolladas
para valorar en términos económicos
el deterioro ambiental permiten llegar
a dos tipos de estimación.
Por un lado, es posible calcular cuánto
dejó de producir la región;
por otro, se apunta a medir el costo
de restauración de los ecosistemas
(algo así como volver a poner
en pie un edificio derrumbado).
Las cifras son siderales
e indican la responsabilidad actual
de técnicos y empresarios en
la aplicación de sistemas productivos
que respeten el delicado equilibrio
de la región. "El valor
económico de la restauración
de la vegetación, degradada
por el pastoreo ovino, se ubica entre
$ 4500 millones y $ 49912,5 millones.
Sin embargo, las estimaciones superan
muchas veces el valor económico
de la producción ovina y petrolera.
Esto indicaría que la utilización
de los recursos naturales deberá
hacerse sostenible cuidando el ambiente,
porque la prevención cuesta
menos que la restauración",
dijo Schlichter en el citado informe.
El impacto de la
extracción petrolera también
fue estudiado: el valor económico
de la vegetación afectada por
esa actividad oscilaría entre
$ 832,4 millones y $ 1542,8 millones.
"A estas cifras deberían
sumarse el costo de oportunidad de
la productividad vegetal perdida,
el impacto sobre la fauna silvestre,
el deterioro en stock y calidad de
los acuíferos, el valor del
CO2 eliminado de la vegetación
y del suelo y los efectos sobre la
salud humana", agregó
Schlichter.
Camino de regreso
Pablo Borelli, director
ejecutivo del régimen de la
Ley de Recuperación de la Ganadería
Ovina (N° 25.422), indica que
es posible frenar la desertificación
mediante una planificación
del pastoreo basada la evaluación
de los pastizales. En los noventa
-relata-, el 3% de los productores
patagónicos aplicó ese
tipo de manejo y logró excelentes
resultados. La estrategia (que incluye
adecuada carga animal, su mejor distribución,
separación de ambientes distintos
y descansos al pastizal) ahora forma
parte de los protocolos de certificación
orgánica en la región.
"La desertificación
se decide año a año,
potrero a potrero, en el momento en
que cada uno de los 13.000 productores
patagónicos decide cuántos
animales poner en él, en qué
época y durante cuánto
tiempo", dice Borelli.
La ley, a punto
de instrumentarse, prevé ayuda
económica (unos $ 11 millones
anuales durante 10 años) para
promover una mejora de los aspectos
comerciales y productivos que limitan
el negocio ovino en la Patagonia.
Para Borelli, esta norma "abre
una oportunidad para controlar la
desertificación patagónica,
en un marco de participación
y compromiso institucional. El desarrollo
económico y el cuidado ambiental
no irán separados, sino como
condiciones mutuamente dependientes
y necesarias".
Para proteger las
áreas con degradación
severa, la Secretaría de Ambiente
y Desarrollo Sustentable espera convertirlas
en reservas ecológicas.
Tierras en peligro
Desertificación:
es la degradación de las tierras
de zonas áridas, semiáridas
y subhúmedas secas, resultante
de factores climáticos y/o
humanos.
En el país:
las zonas más afectadas son
la Puna, el Chaco, los valles áridos,
la región centro-oeste y la
Patagonia.
Acciones: gracias
a un convenio firmado por la Secretaría
de Ambiente y Desarrollo Sustentable
(Sayds), el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA)
y la Agencia Alemana de Cooperación
Técnica (GTZ) se está
desarrollando un programa de apoyo
a la lucha contra la desertificación.
17 de junio de 2002
Fuente:
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