Premio internacional
para el proyecto, por innovar en promoción
humana. La experiencia surgida hace
diez años en pueblos del sur
provincial se implementa en más
de 15 países.
A una década
de su creación en pequeñas
localidades del sur santafesino, los
ecoclubes ya se implementan en España
y en 16 países de América
latina. La novedosa estrategia, que
surgió para modificar conductas
sobre el medio ambiente, se convirtió
en una marca registrada que se exporta.
Además, fueron distinguidos
como uno de los 40 proyectos mundiales
innovadores en promoción humana.
Pero los Ecoclubes
no sólo promueven conciencia,
también son instrumentos apropiados
para que sus jóvenes participantes
aprendan a gestionar y a comprometerse.
El coordinador del movimiento, Ricardo
Bertolino, confirmó el proyecto
de expansión hacia distintos
países de Europa y de Africa,
en los que la estrategia nativa genera
altas expectativas. La cabeza de puente
será en España, donde
ya se está consolidando la
primera experiencia.
Los Ecoclubes nacieron
en 1992, cuando la Municipalidad de
Firmat y un grupo de comunas vecinas
se hicieron eco de un proyecto para
separar residuos en origen y reciclarlos
en un abono orgánico llamado
compost. En diez años la experiencia
no sólo se consolidó
en el país, donde hoy participan
3.500 jóvenes; también
se formó una red internacional
cuya sede está en la Fundación
del Sur, de Capital Federal.
La trascendencia
internacional brinda, más allá
de lo arduo de la tarea, satisfacciones:
como haber sido los únicos
elegidos en Argentina para integrar
los 40 proyectos innovadores que fueron
distinguidos a nivel mundial por la
Fundación Schwab de Suiza.
Con las distinciones la entidad helvética
apoya la generación de cambios
que "humanicen nuestro planeta",
relató Bertolino tras recibir
la distinción de manos del
ex presidente de ese país.
Bertolino explicó
que haber sido elegidos como innovadores
mundiales les dio la posibilidad de
exponer ante tres mil líderes
empresarios de todo el mundo reunidos
en Nueva York. El objetivo es que
los empresarios inviertan en estas
ideas y para concretarlo se propuso
la creación de una bolsa social
a nivel internacional, donde cotizarían
los proyectos innovadores. Así,
cada proyecto podría captar
inversiones para aplicar a su ejecución
y expansión.
Un largo camino
Los ecoclubes son
espacios que se construyen con la
participación de adolescentes
y jóvenes que a través
de distintas actividades promueven
cambios de conducta en la población.
"Pretendemos que la gente se
involucre para modificar aquellas
cuestiones que la están perjudicando
en su salud y en su calidad de vida",
aseguró Bertolino. Pero el
compromiso social tiene otro rédito
para los chicos: los capacita para
poder transformar las estructuras
en las que participen como adultos.
A través
de sus tres instancias de trabajo
(local, nacional e internacional)
los ecoclubes contabilizan unos seis
mil jóvenes en América
latina. La primera experiencia internacional
se realizó en Firmat, en 1999.
Se reunieron entonces representantes
de Brasil, Bolivia, Paraguay, Nicaragua,
El Salvador, Guatemala, Costa Rica,
Chile, Perú y Uruguay. "Allí
se produjo el gran impacto",
acotó Bertolino.
Para entonces los
ecoclubes ya habían logrado
atraer la mirada de la organizaciones
Mundial y Panamericana de la Salud,
el Banco Mundial y de los gobiernos
de los distintos países. Carlos
Cúneo, de la OPS, llevó
la iniciativa a Washington desde donde
se promovió a los distintos
países de Latinoamérica,
donde los ecoclubes desarrollan estrategias
acordes a los problemas locales.
En su origen, los
ecoclubes se ocuparon de la separación
de residuos en origen, pero hoy trabajan
en adicciones, arbolado público,
tabaquismo, agua potable y lucha contra
el enfermedad del dengue. Quince días
atrás, se abordó este
último tema en un encuentro
internacional realizado en República
Dominicana. La próxima reunión
se realizará en noviembre en
la ciudad peruana de Cuzco.
El primero en
suelo europeo
Jóvenes españoles
ya están trabajando en la concreción
del primer ecoclub en suelo europeo.
"Ellos tienen una especial dificultad
para involucrarse en proyectos comunitarios
por todo lo que les ofrece la sociedad
de bienestar en la que viven. Tienen
todo a su alcance y sienten que está
todo organizado y nada depende de
ellos", describió uno
de los mentores del movimiento, Ricardo
Bertolino. "Pero creemos -añadió-
que no es así, que los jóvenes
deben trabajar la potencialidad que
tienen para construir ese espacio".
Además los
ecoclubes rompieron el mito de que
"eran para los pueblitos"
y hoy están en grandes ciudades.
"Aunque las actividades sean
distintas, la estrategia de los ecoclubes
es igual en todos lados", dijeron
Martín Alessandretti, María
José Fernández Sturla
y Salvador Dulcich. Con 22 años,
desde la secretaría de la Red
Internacional de Ecoclubes, Alessandretti
recuerda sus comienzos hace diez en
el grupo Patrullambiental de Firmat:
"Nunca soñamos llegar
tan lejos pero somos conscientes de
lo que generamos". En Capital
Federal funcionan dos ecoclubes que
trabajan en canje de papel por plantines
de flores. En el conurbano bonaerense
están en Zárate, Quilmes,
Glew y Guernica.
5 de agosto de 2002
Fuente:
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