El Reino Unido
promete rebajar en un 60% las emisiones
de dióxido de carbono en 50
años y aumentar el uso de energías
renovables.
Londres. - El Gobierno británico
se ha comprometido a rebajar en un
60 por ciento las emisiones de dióxido
de carbono en 50 años y a una
progresiva independencia respecto
a la energía nuclear, en una
nueva propuesta energética
que lo distancia de su aliado Estadios
Unidos. El plan, que va más
allá del protocolo de Kyoto
rechazado por Washington, fue anunciado
por el primer ministro, Tony Blair,
en un discurso en el que afirmó
que "el cambio climático
sigue siendo el reto medioambiental
más urgente" que tiene
el mundo.
El Gobierno británico ha presentado
su esperado Libro Blanco de la Energía
con el que pretende ponerse a la cabeza
de los países industrializados
en el uso de energías renovables
como la solar, la eólica o
la hidráulica, y en la mejora
de la eficiencia energética.
Los objetivos son la reducción
para 2050 del 60 por ciento de las
actuales emisiones de dióxido
de carbono a la atmósfera,
considerados culpables del calentamiento
de la tierra, y el aumento del uso
de las energías renovables,
preferiblemente hasta el 20 por ciento
en 2020. "Hemos marcado esta
meta extraordinariamente importante
de reducir las emisiones de carbono
en un 60 por ciento", dijo la
ministra de Comercio e Industria,
Patricia Hewitt.
El protocolo de Kyoto obliga a los
países industrializados a reducir
sus emisiones de dióxido de
carbono hasta lograr un recorte medio
mundial del 5 por ciento en 2012 con
respecto a los niveles de 1990. "El
Protocolo de Kyoto es controvertido,
sobre todo para Estados Unidos, porque
se considera una amenaza para el crecimiento
económico, pero pienso que
eso no es así", apuntó
Blair, quien indicó que el
mundo todavía no ha cumplido
los retos medioambientales fijados
por la comunidad internacional.
El otro pilar del proyecto de Tony
Blair es una progresiva independencia
con respecto a la energía nuclear,
pues de momento no se dedicarán
ayudas a la construcción de
nuevas centrales. La energía
nuclear supone el 15 por ciento del
total del Reino Unido, pero gran parte
de las 16 centrales del país
dejarán de funcionar en 2020
debido a que su duración media
es de unos 30 años.
La ministra Hewitt señaló
que una apuesta por la energía
nuclear hubiera minado la iniciativa
a favor del uso de los medios renovables,
aunque especificó que "no
estamos descartando por completo y
para siempre la construcción
de centrales nucleares".
La decisión de apartarse del
uso de la energía nuclear fue
aplaudida por varios grupos ecologistas,
aunque los más críticos
hicieron hincapié en que no
fija metas concretas.
La apuesta del Gobierno británico
obligará previsiblemente a
una subida de precios de la electricidad
y del gas para los consumidores británicos
de entre el 15 y el 30 por ciento
en 2020.
Este ambicioso plan energético
sitúa al Reino Unido en las
antípodas de su aliado Estados
Unidos en cuanto a sus propuestas
energéticas. Muy ligado a la
industria petrolera, el Gobierno de
George W. Bush ha auspiciado una importante
ley de energía que pone el
énfasis en la producción
de fuentes energéticas tradicionales
y en la construcción de refinerías
de crudo.
Su decisión de no ratificar
el protocolo de Kyoto le valió
además fuertes críticas
de los países europeos y de
las naciones en desarrollo. Rechazado
en 2001 por Bush, ese acuerdo fija
con un calendario la reducción
de las emisiones de gases del efecto
invernadero y, para entrar en práctica,
debe ser suscrito por 55 países
25 de febrero de 2003
Fuente:
|