¿Se siente
culpable por el calentamiento global
cada vez que se sienta al volante
de su auto? Si vuela seguido en avión,
empiece a sentirse más culpable
aún.
En un vuelo de ida y vuelta entre
Nueva York y Londres, un Boeing 747
arroja unas 440 toneladas de dióxido
de carbono, el principal gas invernadero.
Es más o menos lo mismo que
lo que emiten 80 camionetas 4x4 en
todo un año de manejo intenso.
Pero si uno no quiere nadar de Nueva
York a Londres o ir corriendo a Los
Angeles, ¿qué puede
hacer?
Preocupada por evitar la bancarrota,
la industria aeronaútica no
ofrece consejos sobre cómo
limitar el daño ambiental.
Sin embargo, algunas organizaciones
norteamericanas, como Better World
Club y American Forests, tomaron algunas
medidas para mitigar el impacto colectivo
del dióxido de carbono. A cambio
de una contribución, están
dispuestas a plantar árboles
en Siberia o Texas, entregar bombitas
de bajo consumo en Jamaica o tomar
otras medidas de conservación
destinadas a compensar el daño
de cada vuelo comercial.
Future Forests, una organización
con sede en Londres, le permite a
un viajero compensar esas emisiones
plantando dos árboles o instalando
dos bombitas de bajo consumo en un
país subdesarrollado por cada
viaje Nueva YorkLondres. Claro
que no sale nada barato: cada árbol
o cada lamparita cuesta 12 dólares,
no deducibles de impuestos. Su sitio
web (www.futureforests.com)
ofrece un gran caudal de información
sobre el impacto ambiental del estilo
de vida y de los viajes, y sobre las
medidas que se pueden tomar para suavizar
ese impacto. También ofrece
una importante base de datos con miles
de aeropuertos en todo el mundo. Future
Forests ofrece un menú de un
árbol o lamparita por cada
viaje corto, dos árboles o
lamparitas por cada viaje de media
distancia y cinco por cada odisea
de larga distancia. A cambio, le regala
a cada contribuyente una etiqueta
de cuero para el equipaje.
No es la única alternativa.
En The Better World Club (www.betterworldclub.com),
las donaciones sugeridas de 11 dólares
por cada viaje de cabotaje y 22 dólares
por cada vuelo internacional serán
invertidas en nuevos sistemas de calefacción
de bajo consumo de energía
para las escuelas. American Forests,
una organización sin fines
de lucro de Washington con una trayectoria
centenaria, ofrece la opción
más económica: planta
un árbol por cada dólar
donado. La donación mínima
que se puede hacer es de 15 dólares.
En su sitio web (www.americanforests.org),
uno puede calcular el dióxido
de carbono que produce en otras actividades
como conducir el auto o cortar el
pasto.
Hasta el momento, la cantidad de
norteamericanos que pagan para compensar
el daño que causan sus viajes
en avión es ínfima.
The Better World Club dice que maneja
entre 1.500 y 2.000 pedidos por año.
American Forests, más de 25.000
donaciones. Future Forests dice que
la mayoría de las 40.000 personas
que pagaron para tomar medidas beneficiosas
para el medio ambiente desde que fue
fundada en 1997 son europeas. En países
como Holanda, Gran Bretaña
y Alemania, la práctica es
mucho más común. Y no
se limita a la aviación. Avis
Europe, por ejemplo, le ofrece a los
clientes que alquilan un auto online
la oportunidad de pagar un honorario
adicional para que se planten árboles.
Hay motivos para preocuparse. Las
emisiones de dióxido de carbono
causadas por la aviación civil
se duplicarán entre 1999 y
2015, a 900 toneladas por año.
Puede pasar mucho tiempo antes que
las aerolíneas tomen algún
tipo de medidas. Estamos concentrados
en la supervivencia financiera,
dijo Tim Doke, vocero de American
Airlines. No tenemos tiempo
para ocuparnos de las emisiones de
dióxido de carbono.
25 de febrero de
2003
Fuente:
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