Una organización
tan poderosa como los narcos traficó
30 mil toneladas de la madera a países
ricos.
Una investigación
sobre el destino de 30 mil metros
cúbicos de caoba proveniente
de árboles talados ilegalmente
ha puesto sobre el tapete en Brasil
la existencia de una mafia tan poderosa
como la del narcotráfico, que
desafía al propio Estado y
no vacila en amenazar a la policía.
El Instituto Brasileño del
Medio Ambiente y Recursos Naturales
Renovables (Ibama) estima que la mafia
de la caoba ocasiona al país
pérdidas estimadas en el equivalente
de más de mil millones de dólares
anuales.
Aparentemente, las
30 mil toneladas métricas cuyo
paradero se investiga habrían
sido distribuidas en varios estados
brasileños, pero el principal
destino de la caoba extraída
ilegalmente de la Amazonia es el mercado
internacional, donde cada metro cúbico
de preciosa madera llega a costar
mil dólares.
En un informe, Greenpeace
afirma que grandes madereros brasileños
están implicados en la explotación
ilegal de madera de la Amazonia y
acusa a tiendas europeas famosas,
como la londinense Harrods y a importadores
como la DLH Nordisk, Aljoma Lumber,
J. Gibson McIlvan Co. Ltd. e International
Hardwoods de comprar la caoba ilegal.
En Europa y los
Estados Unidos, la caoba de la Amazonia
se destina a la producción
de artículos de lujo tales
como yates, muebles de alta calidad,
instrumentos musicales y hasta féretros
funerarios.
Uno de los principales
acusados por las denuncias es el conocido
maderero Osmar Ferreira, sindicado
como uno de los "reyes de la
caoba", verdaderos especialistas
en falsificar autorizaciones del Ibama
para legalizar la caoba extraída
de las áreas prohibidas a fin
de exportar el producto hacia los
grandes centros de consumo del mundo.
El presidente del
Ibama, Hamilton Casara, aseguró
que no teme las amenazas de muerte
a que está expuesto, aunque
la Policía Federal brasileña
afirmó en un informe que existen
indicios de que el funcionario gubernamental
fue objeto de tentativas de sabotaje
en los aviones que lo transportan.
Casara se vio obligado
a llevar a su familia, que vivía
en Brasilia, a vivir en un lugar que
es mantenido en secreto, después
de una serie de "hechos sospechosos"
e incluso diversas tentativas de sobornarlo.
En sus investigaciones,
el Ibama descubrió que la mafia
de los madereros funciona como las
bandas de narcotraficantes, con un
verdadero ejército que impone
el terror a los habitantes de la selva
amazónica y con flotas de camiones,
tractores y balsas.
La actividad de
esta mafia "perjudica a los buenos
empresarios, estimula la violencia
en el campo y afecta directamente
a los indios", observa Casara.
El centro de actividades
de la mafia de la caoba en el Brasil
está situado en la selvática
región sur del estado norteño
de Pará, pero se extiende a
los puertos de la región costera,
incluso en el sur del país.
Revisan permisos
Las actividades
de los madereros clandestinos se han
visto entorpecidas por la reciente
decisión de diciembre pasado
del gobierno brasileño de rever
todos los planes de manejo de la caoba,
para evitar que la mafia pudiera recurrir
al expediente de falsificar autorizaciones
de tala normalmente expedidas por
el Ibama.
Las cuadrillas de
la caoba son las principales sospechosas
no sólo de los atentados contra
el presidente del Ibama como también
por la caída de un avión
en Pará, en el que murieron
el piloto, un policía y un
alguacil que iban a detener a un maderero
acusado de pertenecer a la mafia.
Policías,
no se atrevan
En el estado de
Mato Grosso, la policía se
vio desafiada por los delincuentes.
Unos agentes que habían cruzado
un río en una operación
al volver encontraron un cartel en
la balsa que los transportaba, con
la leyenda: "Policías,
no se atrevan".
24 de marzo de 2002
Fuente:
|