Es en la playa
El Doradillo, donde la ballena Franca
Austral se acerca hasta unos 50 metros
de la costa. En otros lugares patagónicos
se paga por el avistaje en lancha
de esta especie en extinción.
Las ballenas y sus crías saltan
en el agua quieta de El Doradillo,
una playa ubicada a 13 kilómetros
de Puerto Madryn. Desde la costa y
sin pagar una moneda, allí
se puede observar un espectáculo
único en el mundo: la ballena
Franca Austral, un mamífero
marino que pesa 40 toneladas, haciendo
piruetas y generando el asombro ajeno.
A diferencia de otros lugares, en
esta playa el avistaje es gratuito,
porque no hace falta embarcarse para
ver los animales de cerca.
Este lugar especial, rodeado de acantilados,
fue elegido por los cetáceos
para parir. Es profundo, con aguas
cristalinas. Cuando la marea está
alta, las ballenas deambulan a unos
50 metros de la costa.
Ya hubo al menos 5 nacimientos y
por eso es común ver a un ballenato
de 9 mil kilos saltando junto a su
madre: aprende los primeros movimientos
en el agua.
Las vacaciones de invierno son una
prueba para los prestadores que esperan
la mejor temporada de ballenas de
los últimos 10 años.
La gente llegó en gran número
a El Doradillo y también a
Puerto Pirámide, desde donde
salen las lanchas que realizan el
avistaje. De todas maneras, el aluvión
se espera para después de setiembre,
con el turismo internacional.
Este año hubo ballenas desde
fines de abril. Y en las últimas
semanas la cantidad de ejemplares
aumentó considerablemente.
Se espera que lleguen unas 600. En
estas playas cercanas a Madryn, los
enormes cetáceos se han convertido
en la sensación de la temporada.
El Doradillo es de fácil acceso
(el camino de ripio está en
buen estado) y las ballenas se encuentran
al alcance de la mano. Encima, el
tiempo ayuda: ayer en Madryn y en
la zona del valle inferior del Río
Chubut la temperatura máxima
llegó a los 19 grados, lo que
no se daba desde hace 25 años
en esta época.
Aunque este año se adelantó,
la ballena Franca llega a las costas
de Chubut generalmente a fines de
mayo y permanece hasta mediados de
diciembre. Llegan para aparearse y
parir. Se producen alrededor de 60
nacimientos por temporada. La especie
tuvo un crecimiento anual del 7% en
los últimos diez años,
aunque todavía se la considera
en peligro de extinción.
Una ballena adulta mide 16 metros
y pesa 40 mil kilos. En época
de amamantamientos, los ballenatos
se alimentan con 200 litros diarios
de leche y permanecen al lado de su
madre durante dos temporadas.
El avistaje de la ballena Franca
Austral es el principal recurso turístico
de Chubut. Esta temporada se esperan
100 mil turistas que pagarán
promedio 40 pesos cada uno por un
espectáculo de una hora y media.
También deberán pagar
el ingreso a Península Valdés
que, como otros lugares turísticos
del país, tiene tarifa diferenciada:
10 pesos los extranjeros, 5 quienes
no residen en Chubut y 3 los residentes
en la provincia.
En El Doradillo todas estas cuentas
están de más. Nadie
paga por ver a las ballenas, aunque
el espectáculo es diferente.
En el lugar, rodeado de altos acantilados,
se construyeron miradores. Pero la
mejor vista está desde la costa
y al atardecer, cuando el mar cobra
su mayor altura y decenas de ballenas
regalan un espectáculo difícil
de olvidar.
30 de julio de 2003
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