Está en
Bolivia, enclavada en la montaña
Chacaltaya, a más de cinco
mil metros de altitud. Un raro privilegio.
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Los
glaciares intertropicales
andinos la afectan. |
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La pista de esquí más
alta del mundo, enclavada en Chacaltaya,
una montaña andina de 5.375
metros de altitud, tiene los días
contados. Le restan no más
de cinco años de vida, como
consecuencia del acelerado retroceso
de los glaciares intertropicales de
la cordillera de Los Andes en América
del Sur.
Los deportistas del mundo que aspiran
al raro privilegio de esquiar a casi
5.400 metros de altura sobre el nivel
del mar tienen que apresurarse, dijo
uno de varios científicos franceses
que sigue de cerca la agonía
del glaciar distante a escasos 15
kilómetros de La Paz, principal
urbe y sede gubernamental de Bolivia.
"Chacaltaya se muere",
afirmó el hidrólogo
Robert Gallaire. El científico
participa desde hace cinco años
en estudios que el Instituto de Investigación
para el Desarrollo, un organismo público
de Francia, realiza desde 1991 sobre
la regresión de glaciares andinos
en Bolivia, Ecuador y Perú.
El instituto concentró sus
investigaciones en Chacaltaya y Antizana
(Ecuador), dos glaciares que por su
altitud y tamaño -inferior
a un kilómetro cuadrado- son
considerados representativos de los
que se esparcen por la denominada
Cordillera Real u Oriental de Los
Andes.
Gallaire explicó que el retroceso
de los pequeños glaciares obedece,
con gran probabilidad, al recalentamiento
atmosférico a escala mundial
y a las bruscas oscilaciones climáticas
y secuencias del fenómeno El
Niño.
"Es muy probable que, dentro
de 10 a 15 años, hayan desaparecido
los pequeños glaciares andinos
que conforman el 80 por ciento de
las masas de hielo de los Andes Intertropicales,"
sostuvo el organismo.
Se ha establecido un proceso aún
más acelerado y dramático
para Chacaltaya, cuyo espesor se redujo
entre 1992 y 1998 en 40 por ciento
y su volumen en 66 por ciento, en
tanto que su superficie representa
actualmente tan sólo el 10
por ciento de lo que era en 1940.
Otros datos ofrecidos por Gallaire
demostraron que la superficie de ese
glaciar boliviano se redujo en 84,4
por ciento, de 5,2 kilómetros
cuadrados en 1850, cuando predominaba
en el planeta una llamada "pequeña
edad del hielo", a su actual
área, de apenas 800 metros
cuadrados.
Dramática reducción
Los volúmenes de Chacaltaya,
en tanto, cayeron durante el mismo
período, es decir en poco más
de un siglo y medio, en 96,1 por ciento,
desde casi 18,5 millones de metros
cúbicos a actuales 703.000.
Virtualmente "descubierta"
al comenzar la década de 1930
por un puñado de profesionales
con estudios universitarios en Europa,
la montaña de Chacaltaya se
convirtió en atracción
para aficionados al esquí.
Pero el ascenso hasta su deslumbrante
pista de casi un kilómetro
de largo constituyó proeza
de tres días de caminata hasta
que en 1941 concluyera la construcción
de una estrecha carretera, cuyos sinuosos
36 kilómetros desde La Paz
rematan a 5.200 metros de altitud
sobre el mar.
"En Chacaltaya esquías
a una altura que en Europa está
prohibida a los aviones", "un
resbalón y te sales del planeta".
Las dos frases forman parte de antiguos
folletos de creativa promoción
turística que conservan miembros
del Club Andino Boliviano, surgido
en 1939 como pionero para la práctica
del esquí y el montañismo.
Su fundador, Raúl Posnansky,
un militar e ingeniero hidráulico
de origen británico, había
culminado poco antes la hazaña
de construir en La Paz una cabaña
rústica de estilo alpino y
trasladarla pieza por pieza y a lomo
de mulas para levantarla a un costado
de la pista de Chacaltaya.
La atracción turística
de Chacaltaya languidece: sólo
siete esquiadores se deslizaron durante
el 2002 por su cada vez más
pequeña pista, según
el actual administrador de la cabaña,
Samuel Mendoza.
Para Martínez y otros miembros
del Club Andino, la anunciada muerte
de Chacaltaya será una suerte
de tributo póstumo a Posnansky.
Curiosamente, el tenaz impulsor del
deporte y el turismo en el glaciar
que agoniza se convirtió en
1943 en su única víctima:
pereció sepultado por una avalancha
mientras esquiaba.
Indígenas aymarás,
habitantes del gélido altiplano
andino, divulgaron entonces su creencia
de que el intrépido Posnansky
fue castigado por los "achachilas"
(dioses de las montañas) por
perturbar "su morada de Chacaltaya".
20 de julio de 2003
Fuente:
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